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Mosaicos enigmáticos

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Nos dejamos tratar como simples paquetes, gestionados por quienes no se preocupan del verdadero contenido, mirando a lo sumo la etiqueta, los formatos o su peso. Desinterés evidente, si exceptuamos la actitud dominante para sacarle el máximo PROVECHO sin miramientos hacia sus características completas; las consecuencias derivadas no importan. El hecho de tratarse de personas, no modifica las tendencias displicentes tan generalizadas. La frivolidad de semejantes comportamientos origina secuelas tremendas para los afectados. Queda abierto de inmediato el frente lamentable entre los empoderamientos y los individuos con menor capaciadad reactiva.


No somos de piedra, las emociones nos remueven las entrañas, y con ellas somos capaces de logros relevantes. Sin embargo, darles el rango principal para dirigirnos, parece excesivo. Si bien, es un error frecuente dar ese valor a las apreciaciones SUBJETIVAS, tan ligadas a los factores emotivos. Nos quieren adiestrar en esas tendencias, fijando nosotros el valor de las cosas, las personas, en suma de las realidades; sin exigirnos en esos procedimientos el empleo razonado del intelecto. El mero ejercicio subjetivo o la suma de ellos, nos lanza a comunidades enteras por el tobogán de las barbaridades, incluso contra los Derechos Humanos, en una serie de actuaciones reiterativas.


Los tropiezos enturbian las versiones subjetivas, habían obstáculos foráneos no valorados, pero reales; a la fuerza quedan admitidos. Constreñidos por las dificultades, podemos caer en el estancamiento. Ni la sensibilidad ni la inteligencia son suficientes para hacernos clarividentes o autónomos; como lo demuestran los hallazgos OBJETIVOS desplegados frente a las personas. Siendo cada persona un nuevo hallazgo, como lo serán los resultados de sus actos. Enseguida comprobaremos que las pretendidas confirmaciones sin tacha tienen características poliédricas y son de alcances limitados, con múltiples conexiones intrincadas o desconocidas. Constituyen una objetiva extensión del enigma.


Cuando observamos a la gente desde las pantallas o los ventanales, vemos abundantes detalles, escenas sucesivas, no damos abasto; la saturación acucia a quienes observan. Olvidamos la escasa consistencia de los conocimientos aportados por las imágenes RECORTADAS, apenas algunos rasgos llamativos, muy distantes del verdadero ser de sus protagonistas, no alcanzamos las perspectivas manejadas por ellos. Los equívocos introducen también su cuña. Sacamos conclusiones desde los prejuicios, elucubraciones y circunstancias ajenas a la imagen transmitida. Mientras quedaran en simples divagaciones, nos veríamos liberados de las conclusiones precipitadas, pero el mosaico se enriquece a base de esas frivolidades.


Si además de visiones parciales, por un deseo inútil de evitar quebraderos de cabeza, recurrimos al método de las FIJACIONES, las sombras extenderán su influjo por los sectores involucrados. En primer lugar, esa plasmación en un exclusivo concepto o imagen, es antinatural, no deja de ser un espejismo. Pero además, refleja el empecinamiento en las posturas propias. Se trata de ideas, normas o conductas carentes del rasgo evolutivo insoslayable. Las argumentaciones se les agotan por su inmovilismo. Sin embargo, esas parálisis mentales no les resultan operativas, ni les liberan de la terquedad de sus actuaciones; por el contrario, las exacerban a modo de justificación.


Entre el mosaico de actuaciones cuesta encontrar las explicaciones convincentes y completas. Las numerosas incógnitas pueden ser intrascendentes, sin maniobras ocultas; o bien, estar plegadas a intenciones aviesas. En ambos supuestos hay otra circunstancia diversificadora, la ESCALA bajo la cual tenían lugar los hechos considerados. El significado de las valoraciones no será idéntico si una conducta se ciñe al ámbito personal, faniliar, profesional; o sus influencias se extienden a los procedimientos públicos. Añadiendo el complejo papel desempeñado por las conexiones, con la mezcla de efectos e intensidades, ampliando la expresión de beneficios, complicaciones, secuelas y responsabilidades.


Vivimos una sucesión de instantes ensamblados en una continuidad ambigua plagada de incertidumbres. En lo más concreto, nos sacuden las emociones, las servidumbres de la economía doméstica, enfermedades, obligaciones y las opciones elegidas; constituyen el peso cotidiano que nos adsorbe. Por eso, no dejamos de asombrarnos ante la fantasiosa PANORÁMICA envolvente. Nos cuesta sentirnos partícipes de ella, por sus alejadas disposiciones, poco consideradas con las penurias concretas del ciudadano. Los oropeles de los grandes eventos, movidas electoreras, contubernios económicos. Montajes pseudointelectuales; acumulan señales explícitas de su escaso sentido humanitario.


Entre semejante dispersión de las actitudes, pasan desapercibidas demasiadas cosas, y la comprensión integradora adolece de vetas enigmáticas en el encaje con los ambientes. Los descubrimientos esclarecedores suenan a unos hallazgos sorprendentes, asociados a la belleza natural, , actitudes altruistas, actuaciones responsables. Entresacados de ese maremágnum agobiante, surgen esa especie de DUENDECILLOS benefactores, artífices del mantenimiento esperanzado de las ilusiones. Surgirán a base de las imágenes de elementos naturales o actuaciones espléndidas de ciertas personas. Sobre todo, cargadas por los polos positivos de la existencia en común.


Decía de la ausencia de implicación en el mosaico. Sin duda, son múltiples los factores de la modernidad contribuyentes a ese desapego de las partes con respecto al conjunto. No sólo es la potencia física, elemento crucial; la multitud abruma. Son también los encubrimientos de maniobras intempestivas, la transmisión de incongruencias, la excesiva fragmentación de los mensajes, con los engaños como expectativa predominante. El desplazamiento apunta a peores separaciones. Los mencionados agentes benefactores son importantes ante la vorágine desarada. Deduciendo de todo esto la ALIENACIÓN de estar en el gibujo del mosaico, pero sintiéndonos apartados de su engranaje.


Es una mezcla de diversidad y conocimiento, de inteligencia y estulticia. Sabemos, pero no aplicamos las cualidades aprendidas. Estamos, pero con la pasividad de los aplastados de antemano. Pensamos, pero no osamos manifestarnos con la coherencia de nuestra personalidad. Caemos, serviles, ante las dominaciones globales; aunque estas sean de corta extensión, un grupo, una comarca, sobre bases injuntificadas, con frecuencia desconocidas. Acaba siendo lógica la TONALIDAD del mosaico, de un colorido artificioso, con abundantes sombras a lo largo de su amplitud, son reflejos idetificativos de sus individuos. El enigma subsiste, porque las variantes mencionadas suceden con notables intelectos en activo. A nadie se le escapa, el mosaico con sus divergencias, es natural, pero influimos en su tonalidad.

Mosaicos enigmáticos

Rafael Pérez Ortolá
viernes, 31 de agosto de 2018, 09:04 h (CET)

Nos dejamos tratar como simples paquetes, gestionados por quienes no se preocupan del verdadero contenido, mirando a lo sumo la etiqueta, los formatos o su peso. Desinterés evidente, si exceptuamos la actitud dominante para sacarle el máximo PROVECHO sin miramientos hacia sus características completas; las consecuencias derivadas no importan. El hecho de tratarse de personas, no modifica las tendencias displicentes tan generalizadas. La frivolidad de semejantes comportamientos origina secuelas tremendas para los afectados. Queda abierto de inmediato el frente lamentable entre los empoderamientos y los individuos con menor capaciadad reactiva.


No somos de piedra, las emociones nos remueven las entrañas, y con ellas somos capaces de logros relevantes. Sin embargo, darles el rango principal para dirigirnos, parece excesivo. Si bien, es un error frecuente dar ese valor a las apreciaciones SUBJETIVAS, tan ligadas a los factores emotivos. Nos quieren adiestrar en esas tendencias, fijando nosotros el valor de las cosas, las personas, en suma de las realidades; sin exigirnos en esos procedimientos el empleo razonado del intelecto. El mero ejercicio subjetivo o la suma de ellos, nos lanza a comunidades enteras por el tobogán de las barbaridades, incluso contra los Derechos Humanos, en una serie de actuaciones reiterativas.


Los tropiezos enturbian las versiones subjetivas, habían obstáculos foráneos no valorados, pero reales; a la fuerza quedan admitidos. Constreñidos por las dificultades, podemos caer en el estancamiento. Ni la sensibilidad ni la inteligencia son suficientes para hacernos clarividentes o autónomos; como lo demuestran los hallazgos OBJETIVOS desplegados frente a las personas. Siendo cada persona un nuevo hallazgo, como lo serán los resultados de sus actos. Enseguida comprobaremos que las pretendidas confirmaciones sin tacha tienen características poliédricas y son de alcances limitados, con múltiples conexiones intrincadas o desconocidas. Constituyen una objetiva extensión del enigma.


Cuando observamos a la gente desde las pantallas o los ventanales, vemos abundantes detalles, escenas sucesivas, no damos abasto; la saturación acucia a quienes observan. Olvidamos la escasa consistencia de los conocimientos aportados por las imágenes RECORTADAS, apenas algunos rasgos llamativos, muy distantes del verdadero ser de sus protagonistas, no alcanzamos las perspectivas manejadas por ellos. Los equívocos introducen también su cuña. Sacamos conclusiones desde los prejuicios, elucubraciones y circunstancias ajenas a la imagen transmitida. Mientras quedaran en simples divagaciones, nos veríamos liberados de las conclusiones precipitadas, pero el mosaico se enriquece a base de esas frivolidades.


Si además de visiones parciales, por un deseo inútil de evitar quebraderos de cabeza, recurrimos al método de las FIJACIONES, las sombras extenderán su influjo por los sectores involucrados. En primer lugar, esa plasmación en un exclusivo concepto o imagen, es antinatural, no deja de ser un espejismo. Pero además, refleja el empecinamiento en las posturas propias. Se trata de ideas, normas o conductas carentes del rasgo evolutivo insoslayable. Las argumentaciones se les agotan por su inmovilismo. Sin embargo, esas parálisis mentales no les resultan operativas, ni les liberan de la terquedad de sus actuaciones; por el contrario, las exacerban a modo de justificación.


Entre el mosaico de actuaciones cuesta encontrar las explicaciones convincentes y completas. Las numerosas incógnitas pueden ser intrascendentes, sin maniobras ocultas; o bien, estar plegadas a intenciones aviesas. En ambos supuestos hay otra circunstancia diversificadora, la ESCALA bajo la cual tenían lugar los hechos considerados. El significado de las valoraciones no será idéntico si una conducta se ciñe al ámbito personal, faniliar, profesional; o sus influencias se extienden a los procedimientos públicos. Añadiendo el complejo papel desempeñado por las conexiones, con la mezcla de efectos e intensidades, ampliando la expresión de beneficios, complicaciones, secuelas y responsabilidades.


Vivimos una sucesión de instantes ensamblados en una continuidad ambigua plagada de incertidumbres. En lo más concreto, nos sacuden las emociones, las servidumbres de la economía doméstica, enfermedades, obligaciones y las opciones elegidas; constituyen el peso cotidiano que nos adsorbe. Por eso, no dejamos de asombrarnos ante la fantasiosa PANORÁMICA envolvente. Nos cuesta sentirnos partícipes de ella, por sus alejadas disposiciones, poco consideradas con las penurias concretas del ciudadano. Los oropeles de los grandes eventos, movidas electoreras, contubernios económicos. Montajes pseudointelectuales; acumulan señales explícitas de su escaso sentido humanitario.


Entre semejante dispersión de las actitudes, pasan desapercibidas demasiadas cosas, y la comprensión integradora adolece de vetas enigmáticas en el encaje con los ambientes. Los descubrimientos esclarecedores suenan a unos hallazgos sorprendentes, asociados a la belleza natural, , actitudes altruistas, actuaciones responsables. Entresacados de ese maremágnum agobiante, surgen esa especie de DUENDECILLOS benefactores, artífices del mantenimiento esperanzado de las ilusiones. Surgirán a base de las imágenes de elementos naturales o actuaciones espléndidas de ciertas personas. Sobre todo, cargadas por los polos positivos de la existencia en común.


Decía de la ausencia de implicación en el mosaico. Sin duda, son múltiples los factores de la modernidad contribuyentes a ese desapego de las partes con respecto al conjunto. No sólo es la potencia física, elemento crucial; la multitud abruma. Son también los encubrimientos de maniobras intempestivas, la transmisión de incongruencias, la excesiva fragmentación de los mensajes, con los engaños como expectativa predominante. El desplazamiento apunta a peores separaciones. Los mencionados agentes benefactores son importantes ante la vorágine desarada. Deduciendo de todo esto la ALIENACIÓN de estar en el gibujo del mosaico, pero sintiéndonos apartados de su engranaje.


Es una mezcla de diversidad y conocimiento, de inteligencia y estulticia. Sabemos, pero no aplicamos las cualidades aprendidas. Estamos, pero con la pasividad de los aplastados de antemano. Pensamos, pero no osamos manifestarnos con la coherencia de nuestra personalidad. Caemos, serviles, ante las dominaciones globales; aunque estas sean de corta extensión, un grupo, una comarca, sobre bases injuntificadas, con frecuencia desconocidas. Acaba siendo lógica la TONALIDAD del mosaico, de un colorido artificioso, con abundantes sombras a lo largo de su amplitud, son reflejos idetificativos de sus individuos. El enigma subsiste, porque las variantes mencionadas suceden con notables intelectos en activo. A nadie se le escapa, el mosaico con sus divergencias, es natural, pero influimos en su tonalidad.

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