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Hooligans sin respeto por las víctimas

Aquelarre monárquico en Barcelona

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Estoy releyendo a Vázquez Montalbán, siempre es un placer y siempre se aprende. Después del latín de Cicerón y sus “catilinarias”, que me han recordado que ya en la vieja Roma existía la corrupción, tomo de una de las estanterías de mi pequeña biblioteca casera el libro “Un polaco en la corte de Juan Carlos ”, toda una serie de entrevistas hechas en Madrid por Vázquez Montalbán a personajes, muchos hoy desparecidos o ya carne de juzgado, como Ruiz Gallardón. El escritor catalán acudió a la capital de las Españas imperiales cuando el PSOE se desmoronaba y asomaba por puertas y ventanas la pequeña figura de un Aznar, que venía de ser falangista en su juventud, contrario en 1978 a la Constitución, y al que, una trepadora esposa con ganas de tocar poder como Ana Botella empujaba hacia los mullidos sofás de Moncloa y el banco azul gubernamental de la Carrera de San Jerónimo. 


Vázquez Montalbán para ilustrar la llegada al poder del Partido Popular hablaba de la “invasión de los bárbaros”, y se quedó corto, los “barbaros” llegaron y se quedaron largo tiempo entre nosotros y, hoy, después de décadas todavía seguimos pagando las consecuencias. Por la mala gestión de Aznar, sus veleidades guerreras y sus ansias de poner sus zapatos con alzas encima de la mesa del rancho de Bush, y por intentar engañar a los españoles acusando a ETA del atentado de Atocha, que nunca cometió la organización etarra, llegó Zapatero, éste hizo lo que pudo y le dejaron, engañó a los catalanes con aquello de que aprobarían en Madrid el Estatut que enviara Catalunya, después llegó Rajoy, expulsado ahora del paraíso por Pedro Sánchez, Rajoy, otro gallego, como Franco, al frente de España, otro dirigente que ha dejado hundida en la miseria la economía española, Rajoy, ese misterioso “emepuntorajoy” que ni el CNI, ni la Guardia Civil, ni ninguna de las policías españolas que navegan por las cloacas del Estado ha conseguido identificar. Rajoy, nefasto político, cayó gracias a los votos del PSOE, PODEMOS y de los independentistas tanto vascos como catalanes, pero esto último parece que desde el PSOE se ha olvidado.

El pasado 17-A en la plaza de Catalunya de Barcelona tuvo lugar un acto institucional al que acudió el rey de los españoles, Felipe VI, otro Borbón más que, siguiendo la tradición, no ha respetado a los catalanes. En su discurso del 3-O, justo después que las fuerzas policiales a sus órdenes molieran a golpes en Catalunya a gente de paz que tan sólo quería votar, él se puso al lado de los que a las puertas de los cuartes gritaban “a por ellos”, legitimando los excesos policiales y dando vía libre indirectamente a los ataques indiscriminados que ahora se están produciendo en Catalunya contra periodistas, ancianos, jóvenes y cualquier persona que luzca un lazo amarillo en señal de protesta y solidaridad con nuestros presos políticos y exiliados. Naturalmente que el ciudadano Borbón, al que entre todos pagamos el alquiler de su pisito en Zarzuela, no era bienvenido a Barcelona, y así se lo hizo saber el movimiento independentista, además de otros catalanes, no acudiendo aquel día a la plaza de Catalunya.

Quienes sí acudieron fueron un grupo, minoritario pero muy escandaloso, de hooligans de la Monarquía que, en lugar de estar con el recogimiento debido a los familiares de las víctimas, se dedicaron a vitorear al Borbón gritando “no estás solo”, “Viva Felipe VI” y abucheando a la periodista Gemma Nierga, presentadora del acto, por hablar en catalán. Este turismo provisional de bus pagado y bocata de mortadela, con sobreritos de cutre charanga customizados con la banderita “tu eres roja tu eres gualda”, selfis y sonrisas, tal y como si en lugar de estar en un homenaje en recuerdo a las víctimas de un acto terrorista estuvieran de excursión celebrando la victoria, pocas por ahora, de “la roja”, este turismo chabacano, de rubias oxigenadas con “osito tous” al cuello, y un servicio de orden, más bien de desorden, que se dedicaba, sin saber quien les había dado la autorización, a retirar signos identitarios que no entraban en sus cortos esquemas mentales. Este turismo, que se citó en la fuente de Canaletas, sin conocer la mínima geografía de la ciudad, ya que la situaron en la Rambla de Cataluña en lugar de en las Ramblas. Este turismo es el caldo de cultivo de los nuevos barbaros que quieren invadirnos, que quieren colonizar Catalunya haciendo de ella lo que siempre han aspirado, una simple colonia del Reino de España.

El nacionalismo español está preocupado, los signos externos así lo demuestran. El inquilino de Zarzuela acude a Barcelona con una “clac” fiel, gritona, faltona y agresiva. Pablo Casado, entre master y master , cada mañana se levanta pensando la frase que dirá contra catalanes, negros, emigrantes en general y contra Pedro Sánchez , al que las mesnadas popular i “ciudadanas” llaman “ocupa de la Moncloa”, todo muy normal y democrático. Albert Rivera se despierta queriendo cada día parecerse más al antiguo Primo de Rivera, fundador del partido fascista conocido como Falange, mientras Inés Arrimadas, la “Emperatriz del Paralelo”, se despierta de un mal sueño en el que se ve rodeada de lazos amarillos, y comienza el día, como cada día, mintiendo sobre lo que pasa en Catalunya y azuzando a los “comando de la porra” a quitar lazos amarillos y esteladas, si es necesario con el uso de la violencia que ya vienen aplicando estos matones de tres al cuarto provenientes, generalmente, del lumpen de la sociedad y muchos de ellos carne de presidio y delincuentes habituales que no tienen el valor de actuar a pecho descubierto y se cubren con pasamontañas, algunos de ellos ocultándose para que nadie sepa que se trata de un guardia civil o un policía nacional haciendo horas extras contra el nacionalismo. Es cierto aquello de “de día uniformados por la noche incontrolados.

¿Y el PSOE? ¿Qué hacen los socialistas? Sus cuadros y seguidores nos dirán que hacen lo que pueden, negando siempre la mayor, como han negado durante estos últimos días que estuvieran estudiando pagar la defensa de Llarena en Bélgica, no tienen porqué hacerlo y si lo hacen estarán, seguramente, prevaricando y cometiendo un delito de malversación de fondos. La verdad es que Pedro Sánchez lo tiene difícil, una cosa es prometer cosas desde la oposición y otra cumplirlas. Ahora mismo tiene diversos frentes abiertos, entre ellos la derogación de la reforma laboral ( algunos de los que le hicieron presidente, entre ellos tal vez el PDCAT y el PNV no estén por la labor), derogar la llamada ley mordaza, aquí sí que es posible que haya quórum para hacerlo, enviar a Franco a dormir el sueño eterno en el panteón familiar, y si la familia no lo quiere que lo dejen en una cuneta desconocida como él hizo con miles de españoles, comenzar una reforma fiscal, también lo tiene difícil pero hay que intentarlo, para que las sociedades del IBEX no paguen menos que los trabajadores y para que cada cual aporte según sus ganancias y cada cual reciba según sus necesidades. Y en Cataluña, aquí lo tiene más difícil por el odio sembrado durante años, incluso por algunos de los barones del PSOE, sentarse a hablar, olvidar que es un problema judicial y retomar el diálogo político. Es la única solución posible.

Y regreso a las páginas de “Un polaco en la Corte del Rey Juan Carlos”, yo soy polaco, y leo a Valdano, por aquel entonces entrenador del Real Madrid, diciendo “El talento es sospechoso en el futbol”. No sólo en el fútbol, también en la vida.

Aquelarre monárquico en Barcelona

Hooligans sin respeto por las víctimas
Rafa Esteve-Casanova
martes, 21 de agosto de 2018, 10:15 h (CET)

Estoy releyendo a Vázquez Montalbán, siempre es un placer y siempre se aprende. Después del latín de Cicerón y sus “catilinarias”, que me han recordado que ya en la vieja Roma existía la corrupción, tomo de una de las estanterías de mi pequeña biblioteca casera el libro “Un polaco en la corte de Juan Carlos ”, toda una serie de entrevistas hechas en Madrid por Vázquez Montalbán a personajes, muchos hoy desparecidos o ya carne de juzgado, como Ruiz Gallardón. El escritor catalán acudió a la capital de las Españas imperiales cuando el PSOE se desmoronaba y asomaba por puertas y ventanas la pequeña figura de un Aznar, que venía de ser falangista en su juventud, contrario en 1978 a la Constitución, y al que, una trepadora esposa con ganas de tocar poder como Ana Botella empujaba hacia los mullidos sofás de Moncloa y el banco azul gubernamental de la Carrera de San Jerónimo. 


Vázquez Montalbán para ilustrar la llegada al poder del Partido Popular hablaba de la “invasión de los bárbaros”, y se quedó corto, los “barbaros” llegaron y se quedaron largo tiempo entre nosotros y, hoy, después de décadas todavía seguimos pagando las consecuencias. Por la mala gestión de Aznar, sus veleidades guerreras y sus ansias de poner sus zapatos con alzas encima de la mesa del rancho de Bush, y por intentar engañar a los españoles acusando a ETA del atentado de Atocha, que nunca cometió la organización etarra, llegó Zapatero, éste hizo lo que pudo y le dejaron, engañó a los catalanes con aquello de que aprobarían en Madrid el Estatut que enviara Catalunya, después llegó Rajoy, expulsado ahora del paraíso por Pedro Sánchez, Rajoy, otro gallego, como Franco, al frente de España, otro dirigente que ha dejado hundida en la miseria la economía española, Rajoy, ese misterioso “emepuntorajoy” que ni el CNI, ni la Guardia Civil, ni ninguna de las policías españolas que navegan por las cloacas del Estado ha conseguido identificar. Rajoy, nefasto político, cayó gracias a los votos del PSOE, PODEMOS y de los independentistas tanto vascos como catalanes, pero esto último parece que desde el PSOE se ha olvidado.

El pasado 17-A en la plaza de Catalunya de Barcelona tuvo lugar un acto institucional al que acudió el rey de los españoles, Felipe VI, otro Borbón más que, siguiendo la tradición, no ha respetado a los catalanes. En su discurso del 3-O, justo después que las fuerzas policiales a sus órdenes molieran a golpes en Catalunya a gente de paz que tan sólo quería votar, él se puso al lado de los que a las puertas de los cuartes gritaban “a por ellos”, legitimando los excesos policiales y dando vía libre indirectamente a los ataques indiscriminados que ahora se están produciendo en Catalunya contra periodistas, ancianos, jóvenes y cualquier persona que luzca un lazo amarillo en señal de protesta y solidaridad con nuestros presos políticos y exiliados. Naturalmente que el ciudadano Borbón, al que entre todos pagamos el alquiler de su pisito en Zarzuela, no era bienvenido a Barcelona, y así se lo hizo saber el movimiento independentista, además de otros catalanes, no acudiendo aquel día a la plaza de Catalunya.

Quienes sí acudieron fueron un grupo, minoritario pero muy escandaloso, de hooligans de la Monarquía que, en lugar de estar con el recogimiento debido a los familiares de las víctimas, se dedicaron a vitorear al Borbón gritando “no estás solo”, “Viva Felipe VI” y abucheando a la periodista Gemma Nierga, presentadora del acto, por hablar en catalán. Este turismo provisional de bus pagado y bocata de mortadela, con sobreritos de cutre charanga customizados con la banderita “tu eres roja tu eres gualda”, selfis y sonrisas, tal y como si en lugar de estar en un homenaje en recuerdo a las víctimas de un acto terrorista estuvieran de excursión celebrando la victoria, pocas por ahora, de “la roja”, este turismo chabacano, de rubias oxigenadas con “osito tous” al cuello, y un servicio de orden, más bien de desorden, que se dedicaba, sin saber quien les había dado la autorización, a retirar signos identitarios que no entraban en sus cortos esquemas mentales. Este turismo, que se citó en la fuente de Canaletas, sin conocer la mínima geografía de la ciudad, ya que la situaron en la Rambla de Cataluña en lugar de en las Ramblas. Este turismo es el caldo de cultivo de los nuevos barbaros que quieren invadirnos, que quieren colonizar Catalunya haciendo de ella lo que siempre han aspirado, una simple colonia del Reino de España.

El nacionalismo español está preocupado, los signos externos así lo demuestran. El inquilino de Zarzuela acude a Barcelona con una “clac” fiel, gritona, faltona y agresiva. Pablo Casado, entre master y master , cada mañana se levanta pensando la frase que dirá contra catalanes, negros, emigrantes en general y contra Pedro Sánchez , al que las mesnadas popular i “ciudadanas” llaman “ocupa de la Moncloa”, todo muy normal y democrático. Albert Rivera se despierta queriendo cada día parecerse más al antiguo Primo de Rivera, fundador del partido fascista conocido como Falange, mientras Inés Arrimadas, la “Emperatriz del Paralelo”, se despierta de un mal sueño en el que se ve rodeada de lazos amarillos, y comienza el día, como cada día, mintiendo sobre lo que pasa en Catalunya y azuzando a los “comando de la porra” a quitar lazos amarillos y esteladas, si es necesario con el uso de la violencia que ya vienen aplicando estos matones de tres al cuarto provenientes, generalmente, del lumpen de la sociedad y muchos de ellos carne de presidio y delincuentes habituales que no tienen el valor de actuar a pecho descubierto y se cubren con pasamontañas, algunos de ellos ocultándose para que nadie sepa que se trata de un guardia civil o un policía nacional haciendo horas extras contra el nacionalismo. Es cierto aquello de “de día uniformados por la noche incontrolados.

¿Y el PSOE? ¿Qué hacen los socialistas? Sus cuadros y seguidores nos dirán que hacen lo que pueden, negando siempre la mayor, como han negado durante estos últimos días que estuvieran estudiando pagar la defensa de Llarena en Bélgica, no tienen porqué hacerlo y si lo hacen estarán, seguramente, prevaricando y cometiendo un delito de malversación de fondos. La verdad es que Pedro Sánchez lo tiene difícil, una cosa es prometer cosas desde la oposición y otra cumplirlas. Ahora mismo tiene diversos frentes abiertos, entre ellos la derogación de la reforma laboral ( algunos de los que le hicieron presidente, entre ellos tal vez el PDCAT y el PNV no estén por la labor), derogar la llamada ley mordaza, aquí sí que es posible que haya quórum para hacerlo, enviar a Franco a dormir el sueño eterno en el panteón familiar, y si la familia no lo quiere que lo dejen en una cuneta desconocida como él hizo con miles de españoles, comenzar una reforma fiscal, también lo tiene difícil pero hay que intentarlo, para que las sociedades del IBEX no paguen menos que los trabajadores y para que cada cual aporte según sus ganancias y cada cual reciba según sus necesidades. Y en Cataluña, aquí lo tiene más difícil por el odio sembrado durante años, incluso por algunos de los barones del PSOE, sentarse a hablar, olvidar que es un problema judicial y retomar el diálogo político. Es la única solución posible.

Y regreso a las páginas de “Un polaco en la Corte del Rey Juan Carlos”, yo soy polaco, y leo a Valdano, por aquel entonces entrenador del Real Madrid, diciendo “El talento es sospechoso en el futbol”. No sólo en el fútbol, también en la vida.

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