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Opinión
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Ser coherente con lo que hizo el anterior ejecutivo con respecto al problema catalán es, precisamente, lo que nunca debería hacer el señor Casado

El PP debe iniciar, sin prejuicios, una nueva singladura

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No nos extraña que el señor Sánchez pretenda ahora que el nuevo presidente del PP y su equipo incurra en los mismos errores en los que se dejó caer el anterior gobierno del señor Rajoy y su colaboradora especial, la señora Sáez de Santamaría. No debería olvidarse de que quién forzó a Rajoy a aplicar un 155 descafeinado y con graves carencias fue su partido el PSOE, cuando impidió que se pusiera coto a las actividades propagandísticas y de críticas constantes a las acciones del gobierno central llevadas a cabo, con absoluta indemnidad y sin que nadie les pusiera obstáculo de los medios de comunicación catalanes, entre los cuales y con especial virulencia se encontraba al TV y Cataluña Radio que tuvieron la desfachatez de, en plena puesta en práctica del 155, convocar tertulias de los principales adictos a la insurrección catalana, lanzar consignas a los que intervinieron en las algaradas del 1º, colaborar con los que abrieron los centros de votación de aquella consulta ilegal, y poner de chupa de dómine a las fuerzas de la policía que se vieron obligadas a intervenir en tan desagradables sucesos.


Una reunión protocolaria de la que nadie podía esperar otra cosa que unas frases corteses entre ambos dirigentes y un desacuerdo generalizado respeto a las líneas políticas del actual Gobierno. Quien puso en cuarentena las lealtades, los acuerdos sobre cuestiones de interés nacional y quien se dedicó a maquinar en la sombra alianzas encaminadas a hacer caer el gobierno del señor Rajoy no ha sido más que el señor P.Sánchez del PSOE cuando, mientras tanto simulaba apoyar las acciones del actual ejecutivo, se sacaba de la manga ofertas de federalismo a los separatistas para intentar, a través de medios anticonstitucionales, ir socavando la defensa a ultranza del PP de la unidad de la nación española, presentándose como un negociante más flexible y menos radical.


Que nadie ponga en duda que el camino que tiene trazado el señor Sánchez del PSOE, no contempla el respeto a las leyes, ni la fidelidad a la palabra dada, ni tan siquiera los preceptos constitucionales, cuando ya en varias ocasiones se ha venido refiriendo a lo que le fastidia que el PP tenga mayoría absoluta en el Senado y que, en determinadas cuestiones, esta mayoría puede ser un obstáculo importante para que pueda llevar a cabo sus intentos como, por ejemplo, el de cambiar la Constitución en cuando a las funciones del Senado para así, despojarlo de aquellas competencias que le impiden salirse con sus objetivos.


En efecto, el señor Sánchez, lejos de lo que los más inocentes pudieran pensar, no ha presentado la moción de censura contra el dirigente del PP señor Rajoy para gobernar mejor la nación española, mejorar las perspectivas económicas ( que, por cierto, se presentaban optimistas y con grandes esperanzas de conseguir una rápida recuperación para nuestro país) sociales, comerciales e, incluso, financieras y de excelentes relaciones con el resto de componentes de la UE, pese a que algunos de ellos no se han comportado como debieran cuando han dejado de poner en práctica con la diligencia debida su deber de cumplimentar las euro órdenes de detención y entrega a presuntos delincuentes a las naciones peticionarias. No, no señores, lo que la interesa sobre todo, incluso sobre los intereses de la nación española y de sus ciudadanos ha sido ocupar el mullido sillón de la Moncloa, toda la parafernalia que rodea a la persona del gobierno de España, el rodearse del resto de primeros ministros de la CE, y agarrarse, con uñas y dientes a la poltrona presidencial intentando resistir, pese a quien pese y caiga quien caiga, el resto de esta legislatura utilizando como armas la demagogia, el desacreditar a sus adversarios políticos, los acuerdos y las cesiones a quien fuere que creare problemas cediendo a cualquier petición por perjudicial y artera que fuere, hasta la finalización de la legislatura si es que, antes, gracias a un milagro, las circunstancias políticas se le pusieran tan favorables que convocando unas elecciones tuviera la certeza de conseguir la victoria en las urnas; algo que, desgraciadamente para él y sus acólitos, no han conseguido en todos los enfrentamientos en las urnas que han tenido lugar bajo su presidencia en el PSOE.


Es evidente que no somos quienes puedan aconsejar al nuevo presidente del PP y, lejos de nuestro ánimo constituirnos en censores de lo que le convenga hacer al señor Pablo Casado, una persona que nos merece el mayor respeto y, aún más, cuando sus primeras declaraciones hacen referencia a materias olvidadas por el gobierno del señor Rajoy y que, para muchos de los votantes del PP, se consideraban como esenciales y básicas para cualquiera que quisiera dirigir el partido de la derecha española. No obstante existen algunas cosas que, desde el punto de vista de meros simpatizantes del partido, creemos que el nuevo presidente debiera mantener a rajatabla. Una de ellas no fiarse en absoluto del señor Sánchez y toda su camarilla siempre dispuestos a clavar el puñal en la espalda de sus adversarios. En segundo lugar, y nos alegra ver que va por ese camino, no ceder un milímetro en cuanto al desafío catalán ni invertir ni un solo euro en seguir facilitándoles medios para que vayan invirtiéndolos en su causa y en mantener en el extranjero a todos aquellos prófugos de la justicia que, para vergüenza de naciones como Alemania, Suiza y Bélgica se están paseando por sus ciudades cuando si lo que ellos han intentado hacer con Cataluña con sus intentos separatistas lo hubieran probado en alguna de aquellas naciones, es evidente que estarían todos en las cárceles de cada uno de los respectivos países.


También, aunque lo vemos suficientemente avispado para que no olvide el peligro del fuego amigo; le recomendaríamos que vigilase de cerca a este grupo de correligionarios comandados por la señora Soraya, no sea que intenten formar una corriente opositora que, en un momento determinado le pudiera llegar a causar problemas, aunque primero se hubiera mostrado decidida a cooperar con el actual presidente. No debe dudar el señor Casado en seguir el camino que ha venido anunciando y en mantener firmes los postulados con los que el PP siempre ha conseguido sus mejores apoyos de los españoles aunque, evidentemente, no sean del gusto de sus rivales, le reporten grandes críticas y los intenten volver en su contra; porque si el PP ha perdido 5 millones de votantes no ha sido precisamente porque hayan estado de acuerdo con las políticas mojigatas, dubitativas, tolerantes y en algunos casos, contrarias a las que siempre se consideraron como irrenunciables para un partido de derechas y de firmes principios éticos y morales.


España, aparte del peligro de secesión que representan los separatistas catalanes, está enfrentada a otras graves amenazas que las izquierdas, por propia conveniencia, están intentando camuflar envolviéndolas en sensiblerías, rencores de antaño (Valle de los Caídos y exhumación de los restos del general Franco); leyes de intoxicación sobre la pasada Guerra Civil, como ha resultado ser este engendro de la Ley de la Memoria Histórica; hipocresías de tipo sentimentales y de apariencia caritativa que, si bien se analizan, no hacen sino encubrir un oscuro cálculo político como es el gran apoyo que las izquierdas hacen de las invasiones de emigrantes que entran en España a través de todas nuestras fronteras, desbordando los servicios de vigilancia, de acogida, de control y de seguridad que ya han denunciado en repetidas ocasiones que no son capaces de hacerse cargo de tan desorbitado número de personas, de todas las clases y condiciones, que están entrando en nuestro país, sin que seamos capaces de evitar que muchas de ellas huyan de los lugares de concentración para distribuirse por todo el territorio nacional. ¿Qué posibilidades existen de que algunos de ellos, los más preparados o mejor instruidos en cuestiones de terrorismo, aprovechándose de estas facilidades vayan entrando en España para, con toda tranquilidad y fuera del control de nuestra policía puedan perpetrar alguna clase de atentado que luego nos haga que nos arrepintamos de haber sido tan cándidos recibiendo a aquellos que otros países, más avispados, se van negando a aceptar?


Algunos, quizás más mal intencionados o escarmentados por muchos años de ver que puede suceder lo peor, vemos en estas facilidades para que vayan invadiendo España aquellos que los dictadores africanos nos envían para que los aceptemos entre nosotros, un cálculo político a cargo de los comunistas y las izquierdas sabiendo que la mayoría de estas personas sin recursos son de escasa preparación y menor cultura, es una verdadera fuente de votos para los partidos de extrema izquierda y ocasionalmente para el anarquismo más extremo.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, cada día que pasa, estamos sintiendo como, si no hay una reacción inmediata, si las instituciones que debieran velar por la democracia y el cumplimiento de las leyes no se rebelan contra estos intentos de las izquierdas de acabar con el respeto a las leyes y reaccionan de una forma contundente contra el caos que ya parece que se ha convertido en moneda de cambios para todos aquellos grupos de antisistema que han decidido apoderarse de las calles como un medio ilegal de intentar conseguir lo que, a través de los medios legales no consiguen. El peligro se cierne sobre nuestras cabezas y no parece que nadie hay decidido tomar la bandera para luchar en su contra.

El PP debe iniciar, sin prejuicios, una nueva singladura

Ser coherente con lo que hizo el anterior ejecutivo con respecto al problema catalán es, precisamente, lo que nunca debería hacer el señor Casado
Miguel Massanet
sábado, 4 de agosto de 2018, 01:46 h (CET)

No nos extraña que el señor Sánchez pretenda ahora que el nuevo presidente del PP y su equipo incurra en los mismos errores en los que se dejó caer el anterior gobierno del señor Rajoy y su colaboradora especial, la señora Sáez de Santamaría. No debería olvidarse de que quién forzó a Rajoy a aplicar un 155 descafeinado y con graves carencias fue su partido el PSOE, cuando impidió que se pusiera coto a las actividades propagandísticas y de críticas constantes a las acciones del gobierno central llevadas a cabo, con absoluta indemnidad y sin que nadie les pusiera obstáculo de los medios de comunicación catalanes, entre los cuales y con especial virulencia se encontraba al TV y Cataluña Radio que tuvieron la desfachatez de, en plena puesta en práctica del 155, convocar tertulias de los principales adictos a la insurrección catalana, lanzar consignas a los que intervinieron en las algaradas del 1º, colaborar con los que abrieron los centros de votación de aquella consulta ilegal, y poner de chupa de dómine a las fuerzas de la policía que se vieron obligadas a intervenir en tan desagradables sucesos.


Una reunión protocolaria de la que nadie podía esperar otra cosa que unas frases corteses entre ambos dirigentes y un desacuerdo generalizado respeto a las líneas políticas del actual Gobierno. Quien puso en cuarentena las lealtades, los acuerdos sobre cuestiones de interés nacional y quien se dedicó a maquinar en la sombra alianzas encaminadas a hacer caer el gobierno del señor Rajoy no ha sido más que el señor P.Sánchez del PSOE cuando, mientras tanto simulaba apoyar las acciones del actual ejecutivo, se sacaba de la manga ofertas de federalismo a los separatistas para intentar, a través de medios anticonstitucionales, ir socavando la defensa a ultranza del PP de la unidad de la nación española, presentándose como un negociante más flexible y menos radical.


Que nadie ponga en duda que el camino que tiene trazado el señor Sánchez del PSOE, no contempla el respeto a las leyes, ni la fidelidad a la palabra dada, ni tan siquiera los preceptos constitucionales, cuando ya en varias ocasiones se ha venido refiriendo a lo que le fastidia que el PP tenga mayoría absoluta en el Senado y que, en determinadas cuestiones, esta mayoría puede ser un obstáculo importante para que pueda llevar a cabo sus intentos como, por ejemplo, el de cambiar la Constitución en cuando a las funciones del Senado para así, despojarlo de aquellas competencias que le impiden salirse con sus objetivos.


En efecto, el señor Sánchez, lejos de lo que los más inocentes pudieran pensar, no ha presentado la moción de censura contra el dirigente del PP señor Rajoy para gobernar mejor la nación española, mejorar las perspectivas económicas ( que, por cierto, se presentaban optimistas y con grandes esperanzas de conseguir una rápida recuperación para nuestro país) sociales, comerciales e, incluso, financieras y de excelentes relaciones con el resto de componentes de la UE, pese a que algunos de ellos no se han comportado como debieran cuando han dejado de poner en práctica con la diligencia debida su deber de cumplimentar las euro órdenes de detención y entrega a presuntos delincuentes a las naciones peticionarias. No, no señores, lo que la interesa sobre todo, incluso sobre los intereses de la nación española y de sus ciudadanos ha sido ocupar el mullido sillón de la Moncloa, toda la parafernalia que rodea a la persona del gobierno de España, el rodearse del resto de primeros ministros de la CE, y agarrarse, con uñas y dientes a la poltrona presidencial intentando resistir, pese a quien pese y caiga quien caiga, el resto de esta legislatura utilizando como armas la demagogia, el desacreditar a sus adversarios políticos, los acuerdos y las cesiones a quien fuere que creare problemas cediendo a cualquier petición por perjudicial y artera que fuere, hasta la finalización de la legislatura si es que, antes, gracias a un milagro, las circunstancias políticas se le pusieran tan favorables que convocando unas elecciones tuviera la certeza de conseguir la victoria en las urnas; algo que, desgraciadamente para él y sus acólitos, no han conseguido en todos los enfrentamientos en las urnas que han tenido lugar bajo su presidencia en el PSOE.


Es evidente que no somos quienes puedan aconsejar al nuevo presidente del PP y, lejos de nuestro ánimo constituirnos en censores de lo que le convenga hacer al señor Pablo Casado, una persona que nos merece el mayor respeto y, aún más, cuando sus primeras declaraciones hacen referencia a materias olvidadas por el gobierno del señor Rajoy y que, para muchos de los votantes del PP, se consideraban como esenciales y básicas para cualquiera que quisiera dirigir el partido de la derecha española. No obstante existen algunas cosas que, desde el punto de vista de meros simpatizantes del partido, creemos que el nuevo presidente debiera mantener a rajatabla. Una de ellas no fiarse en absoluto del señor Sánchez y toda su camarilla siempre dispuestos a clavar el puñal en la espalda de sus adversarios. En segundo lugar, y nos alegra ver que va por ese camino, no ceder un milímetro en cuanto al desafío catalán ni invertir ni un solo euro en seguir facilitándoles medios para que vayan invirtiéndolos en su causa y en mantener en el extranjero a todos aquellos prófugos de la justicia que, para vergüenza de naciones como Alemania, Suiza y Bélgica se están paseando por sus ciudades cuando si lo que ellos han intentado hacer con Cataluña con sus intentos separatistas lo hubieran probado en alguna de aquellas naciones, es evidente que estarían todos en las cárceles de cada uno de los respectivos países.


También, aunque lo vemos suficientemente avispado para que no olvide el peligro del fuego amigo; le recomendaríamos que vigilase de cerca a este grupo de correligionarios comandados por la señora Soraya, no sea que intenten formar una corriente opositora que, en un momento determinado le pudiera llegar a causar problemas, aunque primero se hubiera mostrado decidida a cooperar con el actual presidente. No debe dudar el señor Casado en seguir el camino que ha venido anunciando y en mantener firmes los postulados con los que el PP siempre ha conseguido sus mejores apoyos de los españoles aunque, evidentemente, no sean del gusto de sus rivales, le reporten grandes críticas y los intenten volver en su contra; porque si el PP ha perdido 5 millones de votantes no ha sido precisamente porque hayan estado de acuerdo con las políticas mojigatas, dubitativas, tolerantes y en algunos casos, contrarias a las que siempre se consideraron como irrenunciables para un partido de derechas y de firmes principios éticos y morales.


España, aparte del peligro de secesión que representan los separatistas catalanes, está enfrentada a otras graves amenazas que las izquierdas, por propia conveniencia, están intentando camuflar envolviéndolas en sensiblerías, rencores de antaño (Valle de los Caídos y exhumación de los restos del general Franco); leyes de intoxicación sobre la pasada Guerra Civil, como ha resultado ser este engendro de la Ley de la Memoria Histórica; hipocresías de tipo sentimentales y de apariencia caritativa que, si bien se analizan, no hacen sino encubrir un oscuro cálculo político como es el gran apoyo que las izquierdas hacen de las invasiones de emigrantes que entran en España a través de todas nuestras fronteras, desbordando los servicios de vigilancia, de acogida, de control y de seguridad que ya han denunciado en repetidas ocasiones que no son capaces de hacerse cargo de tan desorbitado número de personas, de todas las clases y condiciones, que están entrando en nuestro país, sin que seamos capaces de evitar que muchas de ellas huyan de los lugares de concentración para distribuirse por todo el territorio nacional. ¿Qué posibilidades existen de que algunos de ellos, los más preparados o mejor instruidos en cuestiones de terrorismo, aprovechándose de estas facilidades vayan entrando en España para, con toda tranquilidad y fuera del control de nuestra policía puedan perpetrar alguna clase de atentado que luego nos haga que nos arrepintamos de haber sido tan cándidos recibiendo a aquellos que otros países, más avispados, se van negando a aceptar?


Algunos, quizás más mal intencionados o escarmentados por muchos años de ver que puede suceder lo peor, vemos en estas facilidades para que vayan invadiendo España aquellos que los dictadores africanos nos envían para que los aceptemos entre nosotros, un cálculo político a cargo de los comunistas y las izquierdas sabiendo que la mayoría de estas personas sin recursos son de escasa preparación y menor cultura, es una verdadera fuente de votos para los partidos de extrema izquierda y ocasionalmente para el anarquismo más extremo.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, cada día que pasa, estamos sintiendo como, si no hay una reacción inmediata, si las instituciones que debieran velar por la democracia y el cumplimiento de las leyes no se rebelan contra estos intentos de las izquierdas de acabar con el respeto a las leyes y reaccionan de una forma contundente contra el caos que ya parece que se ha convertido en moneda de cambios para todos aquellos grupos de antisistema que han decidido apoderarse de las calles como un medio ilegal de intentar conseguir lo que, a través de los medios legales no consiguen. El peligro se cierne sobre nuestras cabezas y no parece que nadie hay decidido tomar la bandera para luchar en su contra.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

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Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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