Ya sabemos que, durante los meses que faltan hasta las nuevas elecciones autonómicas y aquel que resta hasta las legislativas, los ciudadanos vamos a estar sufriendo, cada pocos días, el peso fastidioso pero inevitable de la propaganda de las izquierdas, la del PSOE que, a diferencia de lo que sucedía cuando este partido era calificado como de centro-izquierda ahora, simplemente por tácticas electorales, ha decidido ceder este lugar a Ciudadanos y él se ha situado, en manos de P. Sánchez, entre los que prefieren inclinarse a las izquierdas más extremistas, como se viene demostrando en su forma de actuar desde que se han hecho cargo del gobierno de la nación.

Es evidente que, como consecuencia de la moción de censura en contra del señor M.Rajoy, y de los datos favorables que se vienen observando como consecuencia de la inercia que todavía se conserva, en materia económica, industrial, financiera y de empleo, debida a la acción del gobierno anterior; existe una reacción favorable a favor del partido de Sánchez, completamente lógica si se tiene en cuenta la situación en la que se había colocado don Mariano, convertido en el centro de las críticas de toda la oposición, sin descartar la más enconada y fanática por parte de los partidos separatistas que veían en él el enemigo a batir si es que querían tener alguna posibilidad de sacar provecho de sus desafíos continuos al Estado español.

Las encuestas le son favorables y la demagogia, junto al favor de la mayor parte de los medios informativos, han contribuido de forma determinante a que, en esta primera etapa del mandato de los socialistas, parezca que los vientos soplan a su favor, a pesar de que, en realidad, no han hecho otra cosa que capear el temporal cediendo una y otra vez, con lo cual es evidente que han conseguido, como ha sido en el vergonzoso caso de los taxistas, apaciguar los ánimos con promesas vacuas, como son las de transferir las competencias en materia de transporte a las propias CC.AA. para que, cada una de ellas, pueda solucionar el problema de la manera que considere más conveniente. Lo que no se va a evitar es que, dentro de poco, en España el caos regulatorio de los taxis y las empresas de alquiler de coche con conductor, como consecuencia de la distinta regulación que se pueda hacer en cada comunidad respecto a este tema, llegue a ser un verdadero pandemónium; de modo que, cuando se quiera circular de una a otra autonomía pueda, si se quiere utilizar tales medios de transporte, pueda resultar más complicado de lo que sería lógico esperar dentro de una misma nación.

No perdamos de vista, sin embargo, que estamos en una primera etapa en la que la demagogia ha influido de una forma determinante en muchos ciudadanos que ( cuando se efectuó la encuesta que les es tan favorable a los socialistas, todavía no se habían producido la avalancha de inmigrantes que están poniendo en aprietos las fronteras del sur de España y los lugares de acogida incapaces de hacer frente a la acumulación de personas que la numerosas pateras que van desembarcando o siendo los migrantes que van siendo rescatados en alta mar por las embarcaciones de salvamento españolas) ni los catalanes hubieran encarecido el precio de haber ayudado a Sánchez a desalojar de su puesto al señor Rajoy; al tiempo que los taxistas hayan demostrado la incapacidad del nuevo gobierno para poner orden ante un chantaje como el que han planteado. La luna de miel empieza a desmoronarse, las exigencias de los nacionalistas se hacen más apremiantes y el efecto “llamada”, por mucho que los ministros y los que apoyan a Sánchez en el tema de la inmigración, se empeñen en mantener que lo tienen controlado, lo que sí es cierto que la acogida de menores en Cataluña (recuerden a la señora Colau y sus declaraciones de estar dispuesta a acoger a todo aquel que llegase a Barcelona), ya se está haciendo insoportable y los centros de acogida ya se declaran en situación de saturación. En el sur de España, ciudades como Tarifa padecen overbooking debido a que durante estos últimos días no han dejado de llegar pateras (un 17% más que en el año pasado) que han conseguido desbordar los centros de acogida, a la vez que se han tenido que habilitar nuevos locales para poner a los sobrantes. Se está dando la curiosa coincidencia que de estos nuevos locales en los que han sido alojados migrantes para esperar a ser revisados por los equipos encargados de ficharlos, vayan ustedes a saber por qué misteriosas causas, ya se han evadido unos cuantos cientos de los acogidos y, entre ellos, varios menores que, seguramente, andarán perdidos por los alrededores esperando encontrar un escondrijo o perderse en una capital grande en la que les sea más fácil camuflarse entre los cientos de miles que ya nos han venido invadiendo desde que la corriente migratoria se centró en nuestra península.

Sin embargo, todo lo que se viene escondiendo al pueblo, poco a poco, irá saliendo a la luz para que se vaya sabiendo lo que se oculta detrás de este montón de demagogia con la que nos han venido intentando engañar a los españoles desde que se hicieron con el poder. No vamos a tardar en descubrir las realidades que se esconden detrás de tanto buenismo y tolerancia, cuando las carencias, los errores del cálculo, la falta de financiación, los impuestos que van a ser necesarios establecer para poder pagar los intereses de la financiación que se va a precisar para llevar a cabo semejantes despilfarros o cuando Europa intervenga para decirnos que hagamos más reformas laborales, o que reduzcamos la deuda pública o que nuestro déficit público vuelva a ser un motivo de preocupación para Bruselas y, entonces, se presente al Gobierno socialista la ruda alternativa, como les sucedió a los griegos, de tener que escoger entre cambiar a una política de austeridad, recortes, reducción de las pensiones y control del gasto público o bien, decidir prescindir de los europeos y escoger el camino de volver a la peseta, a las inflaciones incontrolables; enfrentarnos por nuestros propios medios a los aranceles y a la exclusión; eso sí, bajo el mando de un gobierno que va a mostrarse dispuesto a llegar a acuerdos de tipo federal con los separatistas catalanes y vascos y aquellos que se les puedan añadir después.

Conversaciones de “estado” a “estado” entre el gobierno de España y los separatistas de “la nación catalana” ¿Cómo se puede caer en semejantes aberraciones de lenguaje? Pedro Sánchez por medio de la ministra Batet da bazas al separqatismo ¿En realidad existen dos partes en estas reuniones bilaterales, cuando la presidenta de la comisión enviada por el Gobierno ha sido un miembro del PSC, que siempre se destacó por sus tendencias nacionalistas? Si ya se anuncia que la nueva comisión bilateral sellará acuerdos en traspasos e inversiones ¿qué es lo que se va a discutir entre tanto? ¿Se va a tomar en cuenta al resto de autonomías cuando se decida darle la parte del león a una autonomía cuyos méritos han sido enfrentarse a toda España, insultar y calumniar al resto de españoles y, por si fuera poco, intentar separarse de España y soportar que el señor Torra destrone por su cuenta al rey Felipe VI, al decir que no lo considera rey de Cataluña. ¡Y nadie mueve un dedo, como si fuese lo más natural del mundo que, en virtud de un sobredimensionado y, evidentemente, supervalorado derecho de expresión, que se ha convertido en el talismán contra los delitos de ofensas, injurias o calumnias cuando, en España, apenas hay algo que quede fuera de este omnímodo derecho de decir lo que a cualquiera le dé la gana, aunque con ello se carguen la fama o el derecho a la intimidad de cualquier persona, por importante que sea, como es el caso de SM el Rey. ¿Pedir que el Rey pida perdón por un discurso en el que defendía la unidad de España, qué locura es esta?

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no podemos dar crédito a que, el señor Sánchez, siga hablando de concesiones de tipo federalista cuando sabe perfectamente que esto no cabe en nuestra Constitución y que, el cambiarla, supone tener una fuerza en el Congreso y en el Senado de la que ni tienen ni tampoco hay posibilidades, al menos en estos momentos, de tenerlas; al menos con la premura que le vienen exigiendo los separatistas catalanes. Ya advertimos que la llegada del señor Casado va a significar un salto cualitativo en cuanto a la política que, a partir de ahora va a llevar a cabo al PP. Puede que no les guste a los más mojigatos, a aquellos acomodaticios que, con tal de que no les molesten a ellos, están dispuestos a transigir con todo, pero lo que de verdad venía necesitando el partido era una dosis de energía, decisión y valor para defender sus tradicionales valores, sin que ni los cálculos electorales ni las pamplinas de algunos intelectuales puedan torcer el camino que ha emprendido el señor Pablo Casado que, al menos, ha servido para devolver la ilusión a muchos de los viejos votantes del PP. ¡Y esto, señores, ya vale la pena!