Goza de buena salud la radiodifusión española y eso que la revolución tecnológico–audiovisual podría haberle restado más oyentes de los que en realidad le ha sustraído.
Y es que uno prefiere sinceramente acostarse, afeitarse, ducharse con la radio, sinceramente; un medio que te permite hacer más de una cosa a la vez. La televisión en cambio, no.
Pero, al grano, mi columna de hoy va sobre algunos de los profesionales que pueblan nuestras ondas en la actualidad y por los que uno siente admiración en unos casos, indiferencia en otros y, los menos, pena. Vamos a escoger un programa por cada franja horaria:
Las mañanas de Federico Jiménez Losantos en la COPE son ciertamente incendiarias; más de una vez me ha despertado desasosegado, echando la bronca al personal por seguir en la cama a las 7.30, repartiendo estopa de la fina al Gobierno, ya sea ZP, Montilla o Montesinos, cuando no a los ‘filoterroristas’ del PNV o a los ‘separatistas’ catalanes de ‘Roviretxe’ y secuaces... me divierte, ciertamente. Pero al de un rato hay que quitarle... me imagino que con unos cuantos así a izquierda y derecha, Segunda Guerra Civil al canto.
Luego, de camino al trabajo en el coche, a uno le cautiva esa frescura y gracia andaluzo-catalana de Carlos Herrera en Onda Cero, donde disecciona con fina ironía y muchos recursos la actualidad sociopolítica del país; sólo que a Carlos se le escora la tertulia pelín a la derecha; Nicolás Redondo y Amparo Rubiales no son contrapeso suficiente. La hora de los ‘fósforos’ (en honor a una célebre oyente que se declaró muy fósfora del programa) sobre sucedidos curiosos de la audiencia en torno al tema del día es habitualmente muy ocurrente, donde se ve que la realidad en no pocas ocasiones supera a la ficción.
La sobremesa es para el relax y oír las noticias deportivas locales o si a uno no le va mucho el deporte sintonizar ‘Clásicos populares’ en Radio Nacional donde F.Argenta y Araceli siguen proporcionado a la audiencia lo mejor de la música clásica con clase y serenidad.
Y a última hora de la noche, el programa líder de la radio deportiva hispana, ‘El larguero’ de la SER, con De la Morena y un buen equipo de profesionales como Paco González o Segurola, entre otros, y la interesante tertulia merengue-culé de los domingos por la noche, que suplen las carencias del presentador; un tipo poco recomendable y sin rigor, que quiere ir de colega campechano de cualquiera que pase, aun sin conocerle, y que no duda en tergiversar y manipular cuando le interesa para imponer su criterio, aun a costa de la verdad.
En fin, acabando la noche, a uno le atrapa el sueño ‘La rosa de los vientos’ de Juan Luis Cebrián y sus historias y mitos del pasado.
Variadito y bueno donde elegir, sí señor.