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Pronto han quedado evidenciadas las intenciones de Sánchez para sangrar a los españoles a impuestos y para mantener el apoyo de los independentistas a su gobierno

Sánchez: recaudar para dilapidar. Cataluña: más dinero para el independentismo

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Nadie podrá negar que, el actual presidente del Gobierno de España, no haya hablado claro. Es posible que muchos españoles hayamos quedado estupefactos ante tamaña batería de gasto y muchos se sigan preguntando de dónde van a salir los medios para poder atender, pero de lo que no hay duda alguna de que este nuevo presidente del gobierno sigue manteniendo el rencor hacia el anterior gobierno, especialmente, ante el señor Rajoy del que no pasa momento sin que lo aluda ni declaración sin que le cite en un par de ocasiones y, precisamente, refiriéndose a temas en los que el señor Rajoy tuvo éxito, como es el de la buena situación económica de España que nada tiene que ver, ni de lejos, con aquella a punto de caer en la quiebra soberana, que dejaron los socialistas del señor Rodríguez Zapatero, cuando abandonaron el gobierno a fines del año 2011.


Si algún iluso hubiera pensado que la llegada de este resentido socialista al poder, aparte de inclinar a su partido más a la izquierda y de depender del resto de la oposición de izquierdas para intentar sobrevivir en unas Cortes, en las que está situado en franca minoría, iba a salir de gratis al pueblo español; hoy, en las declaraciones que ha hecho en el Parlamento de la nación, habrá tenido ocasión de rectificar y tomar conciencia de que, lo que se nos viene encima a los españoles con un gobierno socialista que tiene la intención (después de haber mentido a los españoles cuando presentó la moción de censura en contra del señor Mariano Rajoy, afirmando que en unos pocos meses convocaría nuevas elecciones para que “ el pueblo español”, de dar el cambiazo y utilizar una jugada sucia, maquinada con el sólo objeto de expulsar del poder a un señor, don Mariano Rajoy que, con todos sus fallos y contradicciones, todavía intentaba que España no cayera en manos de los filocomunistas de Podemos, al tiempo que intentaba que las mejoras económicas que habían conseguido llevar a cabo durante su gobierno, se mantuvieran el mayor tiempo posible) de implantar un régimen de acoso recaudatorio que, pese a las afirmaciones hechas por los secuaces del PSOE de que no afectarán a los ciudadanos, es evidente de que, finalmente, como ha venido ocurriendo siempre que se implantan nuevas tasas o impuestos, van a acabar cayendo sobre los ciudadanos y, si quisiéramos precisar más, sobre la castigada clase media española.


No piensen que lo que intentan conseguir, el señor Sánchez y su equipo, aparte de algunos fracasos en las votaciones del Parlamento (en el Senado no tiene posibilidad alguna de salir triunfante) que demuestran la precariedad del PSOE en la cámara baja a causa de la minoría con la que se desenvuelve en el mismo que lo condiciona a que, o todos los mismos que votaron a favor de la moción de censura, voten en apoyo de sus propuestas o, basta que haya alguno enfermo o que vote distraídamente, para que se produzca lo que acaba de suceder con la convalidación del decreto en el que se nombraba en nuevo Consejo de la RTV1 que acabe derrotada su propuesta. En realidad, la valoración que se ha venido haciendo del conjunto de medidas para conseguir financiación para sus proyectos de subvenciones, mejoras de colectivos, aumento de las pensiones, restablecimiento de la sanidad universal, eliminación del copago farmacéutico, la nacionalización de las autopistas de peaje y el resto de proyectos de gastos que sería prolijo enumerar, va a suponer una carga financiera que difícilmente va a poder ser absorbida por el sistema.


Ya comentamos, en otras ocasiones, que cualquier subida de impuestos y, en este caso hablamos de unas recaudaciones conjuntas que pueden rondar los 40.000 millones de euros, suponen menos dinero en poder de los ciudadanos y, en consecuencia menor capacidad de gasto y, en ocasiones, cuando existe incertidumbre respecto a los resultados de determinadas opciones estales, un retraimiento de la confianza de los inversores en el futuro del país. Si, como es fácil de deducir de lo dicho por el señor P.Sánchez, se hablan de medidas sociales que, sin duda, van a representar un mayor coste para las empresas (más días de permiso para los futuros padres, elevación del Salario Mínimo interprofesional, mayores cotizaciones derivadas de la supresión del límite existente en la actualidad y que afectarían a salarios de más de 45 mil euros anuales lo que supondría un pago medio de 2.2000 euros anuales por trabajador. Todo ello acompañado de una mayor intervención de los Sindicatos cuando se les van a dar prioridad a los convenios sectoriales respecto a los de empresa, un tema que no es mínimo cuando se trata de evitar huelgas sobredimensionadas.


No se ha quedado corto nuestro nuevo presidente del Gobierno en cuanto a poner, en la primera línea de sus propuestas, por haberla citado en primer lugar, la intención prioritaria de exhumar los restos del anterior Jefe de Estado, don Francisco Franco, de su sepultura en el Valle de los Caídos, una medida absolutamente inoportuna, de carácter vengativo, capaz de abrir viejas heridas y rencores, aparte de las posibles dificultades de orden administrativo y legal que puedan interferir en semejante decisión. Puede que hayan pasado ya muchos años del fin de aquella Guerra Civil y, es evidente que, las últimas generaciones, aparte de lo que les hayan trasmitidos de aquella guerra sus abuelos o bisabuelos, poco van a saber de lo que verdaderamente sucedió entre los españoles que se enfrentaron en aquella contienda, salvo el virus de la inquina en contra a lo que supone orden, el respeto por los muertos o la Justicia.


En cualquier caso, hablar en estos momentos de franquistas y republicanos refiriéndose a aquellos años, no tiene más objetivo que hacer que se reproduzcan viejos antagonismos, enfrentamientos o rencillas sobre temas de hace 80 años, con el único deseo de los comunistas y republicanos de revivir odios, resentimientos y desencuentro forzosamente deformados por el transcurso del tiempo y ridículos cuando, en otros países como los que se enfrentaron en las dos Guerras Europeas que tuvieron lugar el siglo pasado, los ciudadanos de todos ellos hace años que ya firmaron la reconciliación, de modo que, en la actualidad, ya no se mantienen aquellos rencores generados durante el tiempo de hostilidades entre ellos.


Y, volviendo al tema de los impuestos, de la oportunidad de aumentarlos cuando todavía no hemos acabado de recuperarnos de la crisis, precisamente cuando algunos de ellos van a repercutir en las empresas y las industrias con la modificación de algunos puntos de la Ley de Sociedades y en las mismas condiciones laborales de sus empleados, en el sentido de aumentar el coste de personal y, en consecuencia, va a quedar afectada la futura contratación de nuevos trabajadores, lo mismo que su competitividad respecto al resto de la competencia de fuera de España. Todo ello es la consecuencia de aplicar políticas a corto plazo, de buscar el efecto propagandístico de hacer promesas que, a largo plazo se harán insostenibles, así como de anteponer la demagogia del engaño y el fraude al pueblo a la futura estabilidad del país que, estando dentro de la CE, se va a ver precisado a atenerse a las normas comunitarias si es que queremos permanecer en ella algo que, en el caso de Podemos, es evidente que no entra en sus planes futuros.


Pero hay algo que todavía nos debería preocupar más. El señor Sánchez no ocultó que está dispuesto a negociar de varios temas con los separatistas catalanes ( que en realidad van a repercutir en el caso del nacionalismo vasco) entre los cuales es evidente que estará el tema de la financiación autonómica y otras posibles ayudas que se pudieran acordar bajo mano para evitar que, el resto de las comunidades de España, se pudieran considerar discriminadas ( algo que viene sucediendo desde hace tiempo, precisamente por todos los partidos de derechas e izquierdas que han estado e los gobiernos de la democracia para conseguir que, los catalanistas, los apoyaran cuando no han dispuesto, rara avis, de mayorías absolutas). Diferimos totalmente de que, los temas económicos que no sean fiscalizados directamente desde el Gobierno Central, después de que una de las primeras medidas del ejecutivo del PSOE, fuera la de quitar la vigilancia que, en virtud del 155, estaba establecida sobre los gastos de la comunidad catalana y la Generalitat; puedan formar parte de las conversaciones (diálogos) entre el Estado y los separatistas; debido a que cualquier cantidad extra que se pudiera acordar incrementar a la Generalitat, es obvio que, conocidas las intenciones abiertamente declaradas por el señor Torra y su camarilla del Parlament Catalá, de seguir luchando para conseguir el referéndum sobre el derecho a decidir, seguir ayudando y pagando sus salarios a los prófugos de la justicia en el extranjero y mantener todas las embajadas y resto de instituciones del gobierno paralelo, que han ido creando para estar preparados para el momento, que ellos esperan que llegará, en el que puedan declarar la ansiada República Catalana, a la que sigue aspirando el señor Puigdemont; nadie, en su sano juicio, puede pensar que no se desvíe parte de ellas a tales fines.


¿Cómo se puede hablar, en un estado tan evidente de rebeldía como sigue siendo el de la comunidad catalana, en un momento en el que las muestras de apoyo a los presos separatistas está a la orden del día o en el que se declara la persona del Jefe del Estado como “non grata” en determinadas regiones de Cataluña, de seguir incrementando la deuda que la autonomía catalana tiene con España?, ¿Qué clase de locura se ha apoderado de este PSOE, un partido constitucionalista que apoyó la aplicación del 155 en Cataluña y las actuaciones del Gobierno para intentar impedir el 1.O para que ahora quiera hablar con ellos? No podemos entender cómo, estos socialistas, parecen haberse olvidado de lo ocurrido y se muestran tan insensatamente dispuestos a irles cediendo gabelas al soberanismo sin importarles en lo que se las van a gastar, cuando la más probable es que lo dediquen a seguir alimentando su voluntad separatista.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, pueda darse la sinrazón de que, por meras cuestiones electorales, de revanchismo y de ansias de poder, los señores del PSOE hayan permitido que, el señor P.Sánchez, haya continuado en su empecinamiento de acabar con el PP, cuando debiera de ser consciente de que si la derecha se queda sin un partido que la represente, pudiera ser que en un momento determinado escorara hacia la extrema derecha, en cuyo momento, todo lo que ha quedado contenido dentro del pecho de los patriotas no se conforme en seguir enclaustrado en el corazón y decidieran que España, debiera recobrar sus libertades democráticas. Hay muchos españoles que temen que, nuestra vieja y amada España, acabe convertida en un país como Venezuela o Nicaragua. Esto no puede suceder otra vez.

Sánchez: recaudar para dilapidar. Cataluña: más dinero para el independentismo

Pronto han quedado evidenciadas las intenciones de Sánchez para sangrar a los españoles a impuestos y para mantener el apoyo de los independentistas a su gobierno
Miguel Massanet
miércoles, 18 de julio de 2018, 06:53 h (CET)

Nadie podrá negar que, el actual presidente del Gobierno de España, no haya hablado claro. Es posible que muchos españoles hayamos quedado estupefactos ante tamaña batería de gasto y muchos se sigan preguntando de dónde van a salir los medios para poder atender, pero de lo que no hay duda alguna de que este nuevo presidente del gobierno sigue manteniendo el rencor hacia el anterior gobierno, especialmente, ante el señor Rajoy del que no pasa momento sin que lo aluda ni declaración sin que le cite en un par de ocasiones y, precisamente, refiriéndose a temas en los que el señor Rajoy tuvo éxito, como es el de la buena situación económica de España que nada tiene que ver, ni de lejos, con aquella a punto de caer en la quiebra soberana, que dejaron los socialistas del señor Rodríguez Zapatero, cuando abandonaron el gobierno a fines del año 2011.


Si algún iluso hubiera pensado que la llegada de este resentido socialista al poder, aparte de inclinar a su partido más a la izquierda y de depender del resto de la oposición de izquierdas para intentar sobrevivir en unas Cortes, en las que está situado en franca minoría, iba a salir de gratis al pueblo español; hoy, en las declaraciones que ha hecho en el Parlamento de la nación, habrá tenido ocasión de rectificar y tomar conciencia de que, lo que se nos viene encima a los españoles con un gobierno socialista que tiene la intención (después de haber mentido a los españoles cuando presentó la moción de censura en contra del señor Mariano Rajoy, afirmando que en unos pocos meses convocaría nuevas elecciones para que “ el pueblo español”, de dar el cambiazo y utilizar una jugada sucia, maquinada con el sólo objeto de expulsar del poder a un señor, don Mariano Rajoy que, con todos sus fallos y contradicciones, todavía intentaba que España no cayera en manos de los filocomunistas de Podemos, al tiempo que intentaba que las mejoras económicas que habían conseguido llevar a cabo durante su gobierno, se mantuvieran el mayor tiempo posible) de implantar un régimen de acoso recaudatorio que, pese a las afirmaciones hechas por los secuaces del PSOE de que no afectarán a los ciudadanos, es evidente de que, finalmente, como ha venido ocurriendo siempre que se implantan nuevas tasas o impuestos, van a acabar cayendo sobre los ciudadanos y, si quisiéramos precisar más, sobre la castigada clase media española.


No piensen que lo que intentan conseguir, el señor Sánchez y su equipo, aparte de algunos fracasos en las votaciones del Parlamento (en el Senado no tiene posibilidad alguna de salir triunfante) que demuestran la precariedad del PSOE en la cámara baja a causa de la minoría con la que se desenvuelve en el mismo que lo condiciona a que, o todos los mismos que votaron a favor de la moción de censura, voten en apoyo de sus propuestas o, basta que haya alguno enfermo o que vote distraídamente, para que se produzca lo que acaba de suceder con la convalidación del decreto en el que se nombraba en nuevo Consejo de la RTV1 que acabe derrotada su propuesta. En realidad, la valoración que se ha venido haciendo del conjunto de medidas para conseguir financiación para sus proyectos de subvenciones, mejoras de colectivos, aumento de las pensiones, restablecimiento de la sanidad universal, eliminación del copago farmacéutico, la nacionalización de las autopistas de peaje y el resto de proyectos de gastos que sería prolijo enumerar, va a suponer una carga financiera que difícilmente va a poder ser absorbida por el sistema.


Ya comentamos, en otras ocasiones, que cualquier subida de impuestos y, en este caso hablamos de unas recaudaciones conjuntas que pueden rondar los 40.000 millones de euros, suponen menos dinero en poder de los ciudadanos y, en consecuencia menor capacidad de gasto y, en ocasiones, cuando existe incertidumbre respecto a los resultados de determinadas opciones estales, un retraimiento de la confianza de los inversores en el futuro del país. Si, como es fácil de deducir de lo dicho por el señor P.Sánchez, se hablan de medidas sociales que, sin duda, van a representar un mayor coste para las empresas (más días de permiso para los futuros padres, elevación del Salario Mínimo interprofesional, mayores cotizaciones derivadas de la supresión del límite existente en la actualidad y que afectarían a salarios de más de 45 mil euros anuales lo que supondría un pago medio de 2.2000 euros anuales por trabajador. Todo ello acompañado de una mayor intervención de los Sindicatos cuando se les van a dar prioridad a los convenios sectoriales respecto a los de empresa, un tema que no es mínimo cuando se trata de evitar huelgas sobredimensionadas.


No se ha quedado corto nuestro nuevo presidente del Gobierno en cuanto a poner, en la primera línea de sus propuestas, por haberla citado en primer lugar, la intención prioritaria de exhumar los restos del anterior Jefe de Estado, don Francisco Franco, de su sepultura en el Valle de los Caídos, una medida absolutamente inoportuna, de carácter vengativo, capaz de abrir viejas heridas y rencores, aparte de las posibles dificultades de orden administrativo y legal que puedan interferir en semejante decisión. Puede que hayan pasado ya muchos años del fin de aquella Guerra Civil y, es evidente que, las últimas generaciones, aparte de lo que les hayan trasmitidos de aquella guerra sus abuelos o bisabuelos, poco van a saber de lo que verdaderamente sucedió entre los españoles que se enfrentaron en aquella contienda, salvo el virus de la inquina en contra a lo que supone orden, el respeto por los muertos o la Justicia.


En cualquier caso, hablar en estos momentos de franquistas y republicanos refiriéndose a aquellos años, no tiene más objetivo que hacer que se reproduzcan viejos antagonismos, enfrentamientos o rencillas sobre temas de hace 80 años, con el único deseo de los comunistas y republicanos de revivir odios, resentimientos y desencuentro forzosamente deformados por el transcurso del tiempo y ridículos cuando, en otros países como los que se enfrentaron en las dos Guerras Europeas que tuvieron lugar el siglo pasado, los ciudadanos de todos ellos hace años que ya firmaron la reconciliación, de modo que, en la actualidad, ya no se mantienen aquellos rencores generados durante el tiempo de hostilidades entre ellos.


Y, volviendo al tema de los impuestos, de la oportunidad de aumentarlos cuando todavía no hemos acabado de recuperarnos de la crisis, precisamente cuando algunos de ellos van a repercutir en las empresas y las industrias con la modificación de algunos puntos de la Ley de Sociedades y en las mismas condiciones laborales de sus empleados, en el sentido de aumentar el coste de personal y, en consecuencia, va a quedar afectada la futura contratación de nuevos trabajadores, lo mismo que su competitividad respecto al resto de la competencia de fuera de España. Todo ello es la consecuencia de aplicar políticas a corto plazo, de buscar el efecto propagandístico de hacer promesas que, a largo plazo se harán insostenibles, así como de anteponer la demagogia del engaño y el fraude al pueblo a la futura estabilidad del país que, estando dentro de la CE, se va a ver precisado a atenerse a las normas comunitarias si es que queremos permanecer en ella algo que, en el caso de Podemos, es evidente que no entra en sus planes futuros.


Pero hay algo que todavía nos debería preocupar más. El señor Sánchez no ocultó que está dispuesto a negociar de varios temas con los separatistas catalanes ( que en realidad van a repercutir en el caso del nacionalismo vasco) entre los cuales es evidente que estará el tema de la financiación autonómica y otras posibles ayudas que se pudieran acordar bajo mano para evitar que, el resto de las comunidades de España, se pudieran considerar discriminadas ( algo que viene sucediendo desde hace tiempo, precisamente por todos los partidos de derechas e izquierdas que han estado e los gobiernos de la democracia para conseguir que, los catalanistas, los apoyaran cuando no han dispuesto, rara avis, de mayorías absolutas). Diferimos totalmente de que, los temas económicos que no sean fiscalizados directamente desde el Gobierno Central, después de que una de las primeras medidas del ejecutivo del PSOE, fuera la de quitar la vigilancia que, en virtud del 155, estaba establecida sobre los gastos de la comunidad catalana y la Generalitat; puedan formar parte de las conversaciones (diálogos) entre el Estado y los separatistas; debido a que cualquier cantidad extra que se pudiera acordar incrementar a la Generalitat, es obvio que, conocidas las intenciones abiertamente declaradas por el señor Torra y su camarilla del Parlament Catalá, de seguir luchando para conseguir el referéndum sobre el derecho a decidir, seguir ayudando y pagando sus salarios a los prófugos de la justicia en el extranjero y mantener todas las embajadas y resto de instituciones del gobierno paralelo, que han ido creando para estar preparados para el momento, que ellos esperan que llegará, en el que puedan declarar la ansiada República Catalana, a la que sigue aspirando el señor Puigdemont; nadie, en su sano juicio, puede pensar que no se desvíe parte de ellas a tales fines.


¿Cómo se puede hablar, en un estado tan evidente de rebeldía como sigue siendo el de la comunidad catalana, en un momento en el que las muestras de apoyo a los presos separatistas está a la orden del día o en el que se declara la persona del Jefe del Estado como “non grata” en determinadas regiones de Cataluña, de seguir incrementando la deuda que la autonomía catalana tiene con España?, ¿Qué clase de locura se ha apoderado de este PSOE, un partido constitucionalista que apoyó la aplicación del 155 en Cataluña y las actuaciones del Gobierno para intentar impedir el 1.O para que ahora quiera hablar con ellos? No podemos entender cómo, estos socialistas, parecen haberse olvidado de lo ocurrido y se muestran tan insensatamente dispuestos a irles cediendo gabelas al soberanismo sin importarles en lo que se las van a gastar, cuando la más probable es que lo dediquen a seguir alimentando su voluntad separatista.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, pueda darse la sinrazón de que, por meras cuestiones electorales, de revanchismo y de ansias de poder, los señores del PSOE hayan permitido que, el señor P.Sánchez, haya continuado en su empecinamiento de acabar con el PP, cuando debiera de ser consciente de que si la derecha se queda sin un partido que la represente, pudiera ser que en un momento determinado escorara hacia la extrema derecha, en cuyo momento, todo lo que ha quedado contenido dentro del pecho de los patriotas no se conforme en seguir enclaustrado en el corazón y decidieran que España, debiera recobrar sus libertades democráticas. Hay muchos españoles que temen que, nuestra vieja y amada España, acabe convertida en un país como Venezuela o Nicaragua. Esto no puede suceder otra vez.

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Pienso, y esto no deja de ser una opinión exclusivamente personal, que la literatura debe estar escrita siempre desde el foco de la ilusión y la esperanza. Son los esenciales avituallamientos para la creatividad. No digo ya que las novelas deban tener un matiz rosa y de amores platónicos que nos alejan de la realidad. Porque ante todo hay que tener presente el punto de unión entre la ficción y la realidad.

Estoy arrepintiéndome de votar, arrepintiéndome de leer páginas de opinión política en la prensa, arrepintiéndome de acudir a manifestaciones manipuladas, arrepintiéndome de ver noticiarios de televisión y, mucho más, tertulias generalistas con tertulianos mediocres.

El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, en su obra "El Crimen de la Guerra"(1870), afirma: "No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal del juicio". Asimismo, añade que "las guerras serán mas raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las invitan".

 
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