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​España está a punto de perder su batalla contra los separatistas y los comunistas de Podemos, que intentan llevarnos de nuevo a la situación de finales del 2011

Sánchez, entregado al separatismo, permite insultos al Rey

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Mucho nos tememos que, incluso antes de lo que podíamos esperar de este nuevo gobierno, presidido por el señor P. Sánchez, ya se están produciendo hechos que nos adelantan lo que nos espera a lo largo de esta legislatura si, como se espera y se deduce de las propias palabras del líder socialista, resulta prolongarse hasta el final de la misma. Parece ser cierto que las facturas políticas que se comprometió a pagar a los catalanes y los vascos para conseguir el apoyo de los primeros y la deslealtad de los segundos, respecto a la financiación especial que lograron conseguir para la aprobación de los PGE, cuando no tuvieron el más mínimo escrúpulo en apuñalar al señor Rajoy por la espalda, una vez conseguido todo lo pedido del anterior presidente del gobierno.


El acercamiento, cercano a la pleitesía y al servilismo con el que el señor Sánchez pretende conseguir, a toda costa y sin preocuparle la factura que deberá pagar por ello, de los actuales dirigentes de la Generalitat catalana y del propio Parlament de Cataluña, nos hace prever que, si en la actualidad los que han sustituido a todos aquellos dirigentes que han ingresado en las cárceles del Estado, acusados de graves violaciones del CP y de la Constitución española, prometen superar con creces a sus antecesores en cuanto a mantener viva la llama de la rebelión y parecen dispuestos a reponer en sus puestos a todos aquellos a los que, la aplicación del Artº 155 desalojó de sus cargos públicos; restablecer todas aquellas falsas delegaciones comerciales en diversos países de la UE y en los EE.UU de América, a las que pronto se les dio el carácter de “embajadas catalanas”, desde las cuales se fue difundiendo propaganda sobre las aspiraciones independentistas de aquellos mismos que habían sido designados, de acuerdo con las leyes españolas, para presidir las instituciones catalanas de modo que, basándose en un concepto evidentemente deformado, erróneo, desleal y manipulado de la democracia, no tuvieron inconveniente en desobedecer a sus superiores, incumplir sus obligaciones y levantarse alevosamente contra del resto de España, infringieron las leyes estatales y desobedeciendo sin reparo alguno a la Constitución española; desafiando al Estado y al resto de españoles acusándoles de ladrones, enemigos, aprovechados y vagos, con lo que pretendían justificar una actitud levantisca que, finalmente, dio lugar a la aplicación del estado de excepción, de acuerdo con lo establecido en el mencionado artº 155 de la Constitución española.


La traición del propio líder del PSOE y el desdecirse de sus manifestaciones anteriores, en las que apoyaba al PP en sus acciones en contra de las pretensiones soberanistas catalanas, ha sido tan evidente, rápida, insospechada y, evidentemente, oportunista, que parece que ha cogido a contrapié a sus adversarios políticos. A todos menos al señor Pablo Iglesias de Podemos que, con toda seguridad, ya tenía previsto con Sánchez el llevar a cabo esta maniobra con la que, en realidad, en unos pocos días han demostrado que, todos los efectos del 155, salvo aquellos en los que la Justicia ha tomado parte y en los que, las competencias del Gobierno, no han tenido oportunidad de intervenir, como son los `procedimientos judiciales que se han abierto contra un número importante de los responsables de los actos revolucionarios subsiguientes al 1.O y a las consecuencias de todos ellos; resultaron fallidos y sin conseguir los efectos deseados, en orden a restablecer la normalidad institucional en Cataluña..


Contrariamente a lo que se pretendía conseguir, la aplicación dulcificada del 155 por el gobierno del PP ( aquí es donde seguramente se ve claramente la mano de la vicepresidenta Sáez de Santamaría, partidaria de la aplicación de paños calientes) no sólo no consiguió los efectos correctivos de unas actuaciones ilegales en contra de la unidad de la nación española, sino que la forma descafeinada y limitada con la que se llevó a cabo y la falta de coordinación con la que se tramitó, junto a la evidente traición de los mandos y de algunos de los miembros de los mossos de esquadra catalanes que, en lugar de cooperar con la policía nacional y la Guardia Civil, se situaron del lado de los revoltosos, impidiendo que las fuerzas policiales españolas pudieran actuar con eficacia y éxito. La consecuencia ha sido que, en estos momentos, Cataluña es una olla a presión en la que diversas fuerzas políticas intentan situarse en la posición más favorable para el asalto al poder que, seguramente, les va a ofrecer su mejor oportunidad de conseguirlo las cercanas elecciones municipales, que se celebrarán en toda España el próximo 26 de mayo de 2019, haciéndolas coincidir con las elecciones al Parlamento Europeo, que tendrán lugar en esa misma fecha, junto a las autonómicas que, en este caso, sólo afectarán a trece regiones de España (todas excepto Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia). Es obvio que la plataforma separatista va a poner todo su empeño y a utilizar todas sus conocidas martingalas para hacer de esta elecciones lo que ellos han intentado poner en marcha, hasta ahora sin éxito, es decir lo que han denominado como el “referendo para el derecho a decidir” que, en definitiva, no tiene otro objetivo que el de dar al pueblo catalán la posibilidad de poder decidir si se separa de España o no.


La encerrona que le han preparado al Jefe del Estado en Gerona, el permitir que su Ayuntamiento se negara a cederle un lugar para la entrega de los premios de la Princesa de Girona y los desaires que, una parte de la población y las autoridades catalanas, le hicieron el vacío a SM el Rey, convirtiendo el acto de entrega de premios en una especie de ceremonia fúnebre en la que, la figura de los reyes y la de este pobre hombre, el astronauta señor Luque, que todavía no sabemos cómo, siendo una persona inteligente y preparada, se ha dejado convencer para formar parte de un gobierno formado a salto de mata, algo que muchos hacemos extensivo al señor Borrell, un convencido antinacionalista que siempre ha estado de parte de la legalidad española y que, ahora, cuando ya parecía gozar de un cierto retiro, ha sido repescado por Sánchez, simplemente para poder presumir de un gobierno con figuras de relieve.


Dudamos mucho de que, estas dos personas, aguanten hasta finales de la legislatura, teniendo en cuenta lo que está sucediendo y el protagonismo que parece que se le va a dar a Podemos cuando, según la vox pópuli, se le va a conceder la presidencia de la cadena TV1 a un periodista afín a la formación de Iglesias. Se acabó la trasparencia y empezará el correspondiente lavado de cerebros propio de todos aquellos a los que asusta la verdad y utilizan los medios de comunicación para esparcir, a los cuatro puntos cardinales, aquellas consignas demagógicas que esperan que los van a favorecer.


Hemos visto en Gerona a un Rey cariacontecido, esforzándose en aparentar serenidad al que, por raro que pudiera parecer, se le ha dejado sólo ante grupos enfervorizados y convenientemente adoctrinados que han pedido que dimitiera, se marchara de Cataluña donde, como decretó el Ayuntamiento de dicha capital catalana, se le consideraba “persona non grata”. Y esto sucede sin que el Gobierno reaccione, acabe con semejante estado de cosas y decida volver a poner en marcha, cuanto antes y, en esta ocasión con todas sus consecuencias, el estado de excepción derivado del artº 155, con el objetivo de enviar a hacer compañía a los que los aguardan en la cárcel, a todos estos nuevos presuntos delincuentes que tienen la osadía de intentar acallar a la persona del Rey, no por pertenecer a la monarquía, sino por ser la máxima autoridad del Estado. Puede que las nuevas generaciones no quieran acordarse de los sucesos del 14 de Abril de 1931, cuando un rey, Alfonso XIII, engañado por sus propios asistentes y temeroso de la revolución de las calles, decidió embarcarse con toda su familia, medio de incógnito, con rumbo a la nación italiana.


Es evidente que, desaparecido Rajoy del mapa político, los separatistas tenían que encontrar a la persona que representase al Estado español contra la cual enfocar su odio y, la más a mano y la que los enfureció con el gran discurso que pronunció, Felipe VI, fue la escogida para trasladar el odio que le tenían al señor Rajoy a la figura del Rey al que, desde su insensatez separatista, van a pretender descabalgar del trono.


Los paralelismos existentes entre la España actual y la situación de aquella España de los años treinta, son difíciles de negar y, máxime, cuando muchos de nosotros todavía tenemos recuerdos de aquellos lejanos años que, aunque siendo niños de corta edad, pudimos escuchar a nuestros padres y familiares comentar los nefastos acontecimientos que tuvieron lugar en las calles de nuestras principales capitales aunque, ahora, los vendidos al comunismo de la Memoria Histórica, nada más se empeñen en cargar las tintas en la llamada represalia del franquismo, sin acordarse de las matanzas que tuvieron lugar por parte de los republicanos y anarquistas, en la retaguardia durante los primeros meses que siguieron al levantamiento del 18 de Julio de 1936. Palabras como chekas, comisarios políticos o quemas de iglesias, todavía son capaces de estremecer a muchas personas cuando las escuchan.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la desagradable sensación de que estamos en una situación ya vivida; que los recuerdos de aquella infancia de penurias y hambrunas parecer querer materializarse de nuevo cuando, generaciones que nunca han pasado por aquellas situaciones de miseria, se empeñan en estirar la cuerda, pensando que nunca habrá nadie que decida romperla y contestar al desafío. Así sucedió en 1936 y nadie puede garantizar que, algo parecido, no pudiera volver a suceder si las cosas de España empeoran.

Sánchez, entregado al separatismo, permite insultos al Rey

​España está a punto de perder su batalla contra los separatistas y los comunistas de Podemos, que intentan llevarnos de nuevo a la situación de finales del 2011
Miguel Massanet
sábado, 30 de junio de 2018, 00:46 h (CET)

Mucho nos tememos que, incluso antes de lo que podíamos esperar de este nuevo gobierno, presidido por el señor P. Sánchez, ya se están produciendo hechos que nos adelantan lo que nos espera a lo largo de esta legislatura si, como se espera y se deduce de las propias palabras del líder socialista, resulta prolongarse hasta el final de la misma. Parece ser cierto que las facturas políticas que se comprometió a pagar a los catalanes y los vascos para conseguir el apoyo de los primeros y la deslealtad de los segundos, respecto a la financiación especial que lograron conseguir para la aprobación de los PGE, cuando no tuvieron el más mínimo escrúpulo en apuñalar al señor Rajoy por la espalda, una vez conseguido todo lo pedido del anterior presidente del gobierno.


El acercamiento, cercano a la pleitesía y al servilismo con el que el señor Sánchez pretende conseguir, a toda costa y sin preocuparle la factura que deberá pagar por ello, de los actuales dirigentes de la Generalitat catalana y del propio Parlament de Cataluña, nos hace prever que, si en la actualidad los que han sustituido a todos aquellos dirigentes que han ingresado en las cárceles del Estado, acusados de graves violaciones del CP y de la Constitución española, prometen superar con creces a sus antecesores en cuanto a mantener viva la llama de la rebelión y parecen dispuestos a reponer en sus puestos a todos aquellos a los que, la aplicación del Artº 155 desalojó de sus cargos públicos; restablecer todas aquellas falsas delegaciones comerciales en diversos países de la UE y en los EE.UU de América, a las que pronto se les dio el carácter de “embajadas catalanas”, desde las cuales se fue difundiendo propaganda sobre las aspiraciones independentistas de aquellos mismos que habían sido designados, de acuerdo con las leyes españolas, para presidir las instituciones catalanas de modo que, basándose en un concepto evidentemente deformado, erróneo, desleal y manipulado de la democracia, no tuvieron inconveniente en desobedecer a sus superiores, incumplir sus obligaciones y levantarse alevosamente contra del resto de España, infringieron las leyes estatales y desobedeciendo sin reparo alguno a la Constitución española; desafiando al Estado y al resto de españoles acusándoles de ladrones, enemigos, aprovechados y vagos, con lo que pretendían justificar una actitud levantisca que, finalmente, dio lugar a la aplicación del estado de excepción, de acuerdo con lo establecido en el mencionado artº 155 de la Constitución española.


La traición del propio líder del PSOE y el desdecirse de sus manifestaciones anteriores, en las que apoyaba al PP en sus acciones en contra de las pretensiones soberanistas catalanas, ha sido tan evidente, rápida, insospechada y, evidentemente, oportunista, que parece que ha cogido a contrapié a sus adversarios políticos. A todos menos al señor Pablo Iglesias de Podemos que, con toda seguridad, ya tenía previsto con Sánchez el llevar a cabo esta maniobra con la que, en realidad, en unos pocos días han demostrado que, todos los efectos del 155, salvo aquellos en los que la Justicia ha tomado parte y en los que, las competencias del Gobierno, no han tenido oportunidad de intervenir, como son los `procedimientos judiciales que se han abierto contra un número importante de los responsables de los actos revolucionarios subsiguientes al 1.O y a las consecuencias de todos ellos; resultaron fallidos y sin conseguir los efectos deseados, en orden a restablecer la normalidad institucional en Cataluña..


Contrariamente a lo que se pretendía conseguir, la aplicación dulcificada del 155 por el gobierno del PP ( aquí es donde seguramente se ve claramente la mano de la vicepresidenta Sáez de Santamaría, partidaria de la aplicación de paños calientes) no sólo no consiguió los efectos correctivos de unas actuaciones ilegales en contra de la unidad de la nación española, sino que la forma descafeinada y limitada con la que se llevó a cabo y la falta de coordinación con la que se tramitó, junto a la evidente traición de los mandos y de algunos de los miembros de los mossos de esquadra catalanes que, en lugar de cooperar con la policía nacional y la Guardia Civil, se situaron del lado de los revoltosos, impidiendo que las fuerzas policiales españolas pudieran actuar con eficacia y éxito. La consecuencia ha sido que, en estos momentos, Cataluña es una olla a presión en la que diversas fuerzas políticas intentan situarse en la posición más favorable para el asalto al poder que, seguramente, les va a ofrecer su mejor oportunidad de conseguirlo las cercanas elecciones municipales, que se celebrarán en toda España el próximo 26 de mayo de 2019, haciéndolas coincidir con las elecciones al Parlamento Europeo, que tendrán lugar en esa misma fecha, junto a las autonómicas que, en este caso, sólo afectarán a trece regiones de España (todas excepto Andalucía, Cataluña, País Vasco y Galicia). Es obvio que la plataforma separatista va a poner todo su empeño y a utilizar todas sus conocidas martingalas para hacer de esta elecciones lo que ellos han intentado poner en marcha, hasta ahora sin éxito, es decir lo que han denominado como el “referendo para el derecho a decidir” que, en definitiva, no tiene otro objetivo que el de dar al pueblo catalán la posibilidad de poder decidir si se separa de España o no.


La encerrona que le han preparado al Jefe del Estado en Gerona, el permitir que su Ayuntamiento se negara a cederle un lugar para la entrega de los premios de la Princesa de Girona y los desaires que, una parte de la población y las autoridades catalanas, le hicieron el vacío a SM el Rey, convirtiendo el acto de entrega de premios en una especie de ceremonia fúnebre en la que, la figura de los reyes y la de este pobre hombre, el astronauta señor Luque, que todavía no sabemos cómo, siendo una persona inteligente y preparada, se ha dejado convencer para formar parte de un gobierno formado a salto de mata, algo que muchos hacemos extensivo al señor Borrell, un convencido antinacionalista que siempre ha estado de parte de la legalidad española y que, ahora, cuando ya parecía gozar de un cierto retiro, ha sido repescado por Sánchez, simplemente para poder presumir de un gobierno con figuras de relieve.


Dudamos mucho de que, estas dos personas, aguanten hasta finales de la legislatura, teniendo en cuenta lo que está sucediendo y el protagonismo que parece que se le va a dar a Podemos cuando, según la vox pópuli, se le va a conceder la presidencia de la cadena TV1 a un periodista afín a la formación de Iglesias. Se acabó la trasparencia y empezará el correspondiente lavado de cerebros propio de todos aquellos a los que asusta la verdad y utilizan los medios de comunicación para esparcir, a los cuatro puntos cardinales, aquellas consignas demagógicas que esperan que los van a favorecer.


Hemos visto en Gerona a un Rey cariacontecido, esforzándose en aparentar serenidad al que, por raro que pudiera parecer, se le ha dejado sólo ante grupos enfervorizados y convenientemente adoctrinados que han pedido que dimitiera, se marchara de Cataluña donde, como decretó el Ayuntamiento de dicha capital catalana, se le consideraba “persona non grata”. Y esto sucede sin que el Gobierno reaccione, acabe con semejante estado de cosas y decida volver a poner en marcha, cuanto antes y, en esta ocasión con todas sus consecuencias, el estado de excepción derivado del artº 155, con el objetivo de enviar a hacer compañía a los que los aguardan en la cárcel, a todos estos nuevos presuntos delincuentes que tienen la osadía de intentar acallar a la persona del Rey, no por pertenecer a la monarquía, sino por ser la máxima autoridad del Estado. Puede que las nuevas generaciones no quieran acordarse de los sucesos del 14 de Abril de 1931, cuando un rey, Alfonso XIII, engañado por sus propios asistentes y temeroso de la revolución de las calles, decidió embarcarse con toda su familia, medio de incógnito, con rumbo a la nación italiana.


Es evidente que, desaparecido Rajoy del mapa político, los separatistas tenían que encontrar a la persona que representase al Estado español contra la cual enfocar su odio y, la más a mano y la que los enfureció con el gran discurso que pronunció, Felipe VI, fue la escogida para trasladar el odio que le tenían al señor Rajoy a la figura del Rey al que, desde su insensatez separatista, van a pretender descabalgar del trono.


Los paralelismos existentes entre la España actual y la situación de aquella España de los años treinta, son difíciles de negar y, máxime, cuando muchos de nosotros todavía tenemos recuerdos de aquellos lejanos años que, aunque siendo niños de corta edad, pudimos escuchar a nuestros padres y familiares comentar los nefastos acontecimientos que tuvieron lugar en las calles de nuestras principales capitales aunque, ahora, los vendidos al comunismo de la Memoria Histórica, nada más se empeñen en cargar las tintas en la llamada represalia del franquismo, sin acordarse de las matanzas que tuvieron lugar por parte de los republicanos y anarquistas, en la retaguardia durante los primeros meses que siguieron al levantamiento del 18 de Julio de 1936. Palabras como chekas, comisarios políticos o quemas de iglesias, todavía son capaces de estremecer a muchas personas cuando las escuchan.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, tenemos la desagradable sensación de que estamos en una situación ya vivida; que los recuerdos de aquella infancia de penurias y hambrunas parecer querer materializarse de nuevo cuando, generaciones que nunca han pasado por aquellas situaciones de miseria, se empeñan en estirar la cuerda, pensando que nunca habrá nadie que decida romperla y contestar al desafío. Así sucedió en 1936 y nadie puede garantizar que, algo parecido, no pudiera volver a suceder si las cosas de España empeoran.

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