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Etiquetas | Hablemos sin tapujos | Separatismo | Feminismo
“Resulta que no sirve de nada que se cierren las heridas si se cierran con la mierda dentro” Nerea Delgado

Amenazas para España: separatismo, feminismo combativo y Justica populachera

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El que no acepte que estamos ante uno de los momentos más inciertos de nuestra democracia de cuarenta años, seguramente es que vive una vida contemplativa alejado del mundo civilizado o que ha perdido sus facultades mentales y permanece encerrado dentro de la peor cárcel que se conoce: la soledad interior. En otro caso, aquellos que tenemos la costumbre de contemplar con curiosidad todo lo que tiene lugar a nuestro alrededor, no podemos dejar de pensar que España, después de la moción de censura que descabalgó inopinadamente a Mariano Rajoy y a su partido, el PP, del poder para dejar paso a la peor pesadilla que cualquier persona de orden, sensata, medianamente conocedora de los peligros de una demagogia, con pretensiones de camuflar la verdad para vender a los ciudadanos aquello con lo que se los quiere convencer de que perdiendo sus libertades, entregándose al relativismo o convencerlos de que, por el mero hecho de ser pobre, desocupado, estar enfermo, pertenecer al lumpen ciudadano o ser esclavo de las drogas, el Estado gran hermano, va a ser capaz de sacarlo de la situación de desamparo, pobreza o enfermedad en la que se halle para elevarte a la posición de los que han triunfado en la vida y, todo ello, por el simple procedimiento de votar a las izquierdas en lugar de hacerlo por la derecha, es que no tiene ni idea del mundo en el que nos encontramos, de la dependencia de una nación respecto a todas las que la rodean; de la fuerza de formar parte de un club, el europeo, en el que no se permiten aventuras que puedan ir en contra de las normas comunes que rigen para quienes decidieron optar por unir sus fuerzas con el objetivo de conseguir estar en mejores condiciones, para afrontar el desafío del resto de grupos poderosos con los que, inevitablemente, se debe competir.


Estos días hemos tenido ocasión de contemplar cómo, los enemigos de España, se van confabulando para intentar crear una situación de caos de la que parece que están convencidos de que van a conseguir tajada. Evidentemente, han escogido este momento conocedores de la debilidad del nuevo gobierno del PSOE, que pretende gobernar con sólo 84 escaños y los apoyos “puntuales” que piensan que van a conseguir, el señor Sánchez y su grupo político, de aquellos que sí se unieron para ir en contra de Rajoy pero que, es obvio, que no estarán dispuestos a volver a hacerlo simplemente para favorecer la política que le interese al grupo socialista, en el que muchos ven a un enemigo a batir cuando llegue la hora de acudir a las urnas para disputarse el poder. Estamos asistiendo a un resurgimiento insospechado del soberanismo catalán, al que el 155 más que haber logrado debilitarlos parece que ha actuado de refuerzo, si tenemos en cuenta la pujanza con la que han vuelto a tomar las riendas del separatismo los delfines de aquellos que siguen en las cárceles o, como le ha sucedido al señor Puigdemont, a la señora Rovira y a aquellos otros que decidieron huir de España para conseguir instalarse cómodamente, bien atendidos, mejor comidos y con todas las comodidades imaginables a costa del dinero de los impuestos de los ciudadanos españoles, sin que parezca que las autoridades españolas consigan evitar semejante despilfarro.


Cuando escuchamos, asombrados, como el nuevo presidente del Gobierno español, habla de restituir a los catalanes aquellos artículos del Estatuto catalán que fueron declarados inconstitucionales por el TC, no sabemos si es que estamos soñando o que el nuevo responsable de la política española es incapaz de mantener ni una sola de sus promesas o declaraciones públicas. Primero apoya, al parecer sin fisuras, la aplicación del 155 (si bien es verdad que puso condiciones como, por ejemplo, que no se clausuraran la TV3 o Cataluña Radio, un error que luego, los constitucionalistas, han debido de pagar muy caro) y luego se presta a negociar con los directivos separatistas para concederles algunas de sus reclamaciones ¿qué sentido tuvo, entonces, la aplicación del 155? Luego nos dicen que está dispuesto a retirar recursos que el anterior ejecutivo puso ante el Supremo y el TC en contra de algunas leyes catalanas por considerarlas contrarias a los intereses de la nación español o sea inconstitucionales. Ante todo ello no podemos menos que pensar que nos encontramos en manos de un sujeto al que no le importa cometer deslealtad hacia la patria y hacia todos los españoles que defendemos la unidad de España. No sé lo que pensarán de ello Ciudadanos o aquellas instituciones del país que juraron la Constitución y, con ella, la unidad indivisible de la nación española, pero sí sabemos lo que deberían hacer todos los españoles que no comulgan con este estado de cosas y que, hasta ahora, han estado silenciosos, indecisos y sin emitir su opinión viendo como España, poco a poco, está entrando en una situación en la que parece estar amenazada desde varios frentes ¡hacerse oír y protestar contra semejante situación!


Otro de los aspectos fomentados por todos aquellos que esperan sacar provecho del desorden público y de la descalificación del tercer poder del Estado, el Judicial, hace referencia a la creciente tendencia, cada vez más popularizada y extendida por las distintas ciudades del país, de poner en duda, desde los medios informativos, los activistas que dirigen a las masas y los políticos que creen que, apoyando actitudes de rebeldía de los ciudadanos, van a mejorar sus posibilidades de llegar al poder, criticando y renegando de las resoluciones, los autos o las sentencias de los tribunales, intentando que la voz de las calles, la de aquellos a los que se les ha introducido una idea determinada en la mollera o tienen interés en favorecer determinadas ideologías, poniendo en cuestión la capacidad, la objetividad o la honradez y buen sentido de los jueces y magistrados que emiten sus resoluciones ateniéndose a las leyes, por muy duras o difíciles de entender por el vulgo que sean.


No es necesario ser muy inteligentes para adivinar el peligro que entraña para el país, que se extienda la costumbre de que sea el pueblo, el populacho en muchas ocasiones ignorante y manejado por quienes son capaces de tocar sus fibras sensibles, para que adopten determinadas actitudes que, como es evidente, están alejadas de constituir las reflexiones sensatas y amparadas por las leyes que proporcionan legitimidad a las resoluciones de los tribunales y seguridad a quienes son fieles cumplidores de las leyes. Y ello nos lleva a algo que parece que se ha constituido en repetitivo, fanatizado, falto de objetividad y sectario, utilizado frecuentemente por los grupos de feministas más radicales y que nos hace pensar que hay un propósito, apoyado por muchos hombres que parecen haberse convertido en renegados de su propia naturaleza, decididos a apoyar los extremismos injustificados de los que se vale el feminismo para intentar imponer, por la fuerza de las masas y la repetición organizada de unas reivindicaciones que, más bien, dan más la sensación de pretender imponer su hegemonía como sexo, no como personas capacitadas, preparadas, con cualidades para ser aptas para unos determinados trabajos, etc.; pretendiendo que, el sólo hecho de ser mujer ya debiera proporcionarles una serie de privilegios que se le han de recortar a sus “adversarios” los hombres; y todo ello como reivindicación de lo que ellas califican como una “opresión” de los hombres sobre las mujeres que, si es verdad que alguna vez pudo haber algo de ello ( en muchas ocasiones sin oposición de las mujeres, que no se consideraban tan postergadas como pretenden hacer creer muchas de estas revolucionarias feministas, que pretenden que nos olvidemos de su condición de futuras madres para que las consideremos como verdaderas asesinas, autorizadas por supuesto, con permiso para matar a aquellos hijos que tienen en sus vientres, sin que ello les repugne como asquea a cualquiera que asesine a cualquier ser humano)


No estoy en absoluto de acuerdo con la idea de que sean cuales sean las sentencias de los tribunales respecto a casos de delitos de carácter sexual, se conviertan, automáticamente, en motivo de que un grupo de féminas, la mayoría de ellas incapacitadas para conocer las circunstancias en las que hubiera tenido lugar un supuesto delito, ya se tomen la libertad de poner en cuestión la capacidad, la libertad, la conciencia y las facultades de quienes les ha correspondido juzgar los hechos y, mucho menos, que presionen, como ha estado sucediendo en el caso de los siete imputados y condenados como consecuencia de una presunta violación en las festividades de San Fermín en Pamplona de hace dos años. No puede consentirse y menos aplaudir, animar y fomentar, como están haciendo los colectivos feministas, evidentemente fanatizados y dispuestos a saltarse las leyes con el único objetivo de que se emitan leyes más duras hacia los hombres sin que nadie parezca tomarse en cuenta el porqué, en el caso de los que se conocen como “la manada” una chica de 18 años se preste a acompañar a los siete, sin ser forzada a ello, sin tener la precaución de valorar el peligro que suponía irse con unos desconocidos, precisamente durante unos festejos en los que las multitudes, el vino y las circunstancias deberían haberle hecho reflexionar sobre el riesgo de que sucediera lo que acabó ocurriendo. Nadie puede dejar de reconocer que la relajación de la moral, de las costumbres, las drogas, el relativismo imperante, las vestimentas y las actitudes provocativas que en estos festejos tienen lugar, forman un todo en el que casos como el que estamos comentando se producen sin que a nadie, las autoridades locales en primer lugar, se le ocurra que se apliquen medidas para evitar que tales aglomeraciones y el libre consumo de alcohol creen situaciones como esta que dio lugar a la violación de la joven madrileña. Las leyes represivas existen, el CP contempla tanto los abusos sexuales como la violación y está perfectamente tipificado cada uno de estos delitos. Suena a tomadura de pelo que las mujeres pretendan que se establezcan, obligatoriamente, cursos para aleccionar a unos jueces perfectamente capacitados para aplicar las leyes vigentes tal y como se dispone en el CP y la LEC, y nos parece una perogrullada que ahora se pretenda humillar a unos jueces y magistrados, que tuvieron que aprobar unas durísimas oposiciones, debido a que unas feministas radicales pretendan añadir a la justicia precisamente un hecho discriminatorio, cuando ellas mismas dicen estar en contra de la discriminación entre sexos.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos una honda preocupación ante lo que se puede considerar un atentado contra el Estado de derecho, cuando, cada vez más, los grupos alborotadores, los que se apoderan de las calles, los que no dudan de crear climas de protesta para buscar el caos y este creciente clima de las feministas que pretenden que se las ponga por encima del otro género, para lo cual intentan buscar situaciones de privilegio, cuotas, discriminación positiva y leyes especiales para garantizarles a ellas lo que tampoco tienen garantizado los hombres, el estar en un mundo en el que todos seamos buenas personas, no haya delitos ni criminales; algo que se puede aplicar a lo que se denominan delitos de género o machistas, en el que se pretenden gastarse miles de millones para evitarlos, cuando es evidente que mientras las pasiones humanas y los impulsos incontrolables de las personas, ante determinadas situaciones determinantes del comportamiento humano, no se puedan evitar con leyes y van a seguir, por muchas medidas que se tomen, esta clase de crímenes pasionales. Por cierto, nos gustaría que se diera a conocer una estadística donde se hicieran constar los casos de crímenes de género que se han dado entre ciudadanos españoles y aquellos que se han producido entre inmigrantes llegados a nuestra nación. Un dato interesante.

Amenazas para España: separatismo, feminismo combativo y Justica populachera

“Resulta que no sirve de nada que se cierren las heridas si se cierran con la mierda dentro” Nerea Delgado
Miguel Massanet
lunes, 25 de junio de 2018, 06:55 h (CET)

El que no acepte que estamos ante uno de los momentos más inciertos de nuestra democracia de cuarenta años, seguramente es que vive una vida contemplativa alejado del mundo civilizado o que ha perdido sus facultades mentales y permanece encerrado dentro de la peor cárcel que se conoce: la soledad interior. En otro caso, aquellos que tenemos la costumbre de contemplar con curiosidad todo lo que tiene lugar a nuestro alrededor, no podemos dejar de pensar que España, después de la moción de censura que descabalgó inopinadamente a Mariano Rajoy y a su partido, el PP, del poder para dejar paso a la peor pesadilla que cualquier persona de orden, sensata, medianamente conocedora de los peligros de una demagogia, con pretensiones de camuflar la verdad para vender a los ciudadanos aquello con lo que se los quiere convencer de que perdiendo sus libertades, entregándose al relativismo o convencerlos de que, por el mero hecho de ser pobre, desocupado, estar enfermo, pertenecer al lumpen ciudadano o ser esclavo de las drogas, el Estado gran hermano, va a ser capaz de sacarlo de la situación de desamparo, pobreza o enfermedad en la que se halle para elevarte a la posición de los que han triunfado en la vida y, todo ello, por el simple procedimiento de votar a las izquierdas en lugar de hacerlo por la derecha, es que no tiene ni idea del mundo en el que nos encontramos, de la dependencia de una nación respecto a todas las que la rodean; de la fuerza de formar parte de un club, el europeo, en el que no se permiten aventuras que puedan ir en contra de las normas comunes que rigen para quienes decidieron optar por unir sus fuerzas con el objetivo de conseguir estar en mejores condiciones, para afrontar el desafío del resto de grupos poderosos con los que, inevitablemente, se debe competir.


Estos días hemos tenido ocasión de contemplar cómo, los enemigos de España, se van confabulando para intentar crear una situación de caos de la que parece que están convencidos de que van a conseguir tajada. Evidentemente, han escogido este momento conocedores de la debilidad del nuevo gobierno del PSOE, que pretende gobernar con sólo 84 escaños y los apoyos “puntuales” que piensan que van a conseguir, el señor Sánchez y su grupo político, de aquellos que sí se unieron para ir en contra de Rajoy pero que, es obvio, que no estarán dispuestos a volver a hacerlo simplemente para favorecer la política que le interese al grupo socialista, en el que muchos ven a un enemigo a batir cuando llegue la hora de acudir a las urnas para disputarse el poder. Estamos asistiendo a un resurgimiento insospechado del soberanismo catalán, al que el 155 más que haber logrado debilitarlos parece que ha actuado de refuerzo, si tenemos en cuenta la pujanza con la que han vuelto a tomar las riendas del separatismo los delfines de aquellos que siguen en las cárceles o, como le ha sucedido al señor Puigdemont, a la señora Rovira y a aquellos otros que decidieron huir de España para conseguir instalarse cómodamente, bien atendidos, mejor comidos y con todas las comodidades imaginables a costa del dinero de los impuestos de los ciudadanos españoles, sin que parezca que las autoridades españolas consigan evitar semejante despilfarro.


Cuando escuchamos, asombrados, como el nuevo presidente del Gobierno español, habla de restituir a los catalanes aquellos artículos del Estatuto catalán que fueron declarados inconstitucionales por el TC, no sabemos si es que estamos soñando o que el nuevo responsable de la política española es incapaz de mantener ni una sola de sus promesas o declaraciones públicas. Primero apoya, al parecer sin fisuras, la aplicación del 155 (si bien es verdad que puso condiciones como, por ejemplo, que no se clausuraran la TV3 o Cataluña Radio, un error que luego, los constitucionalistas, han debido de pagar muy caro) y luego se presta a negociar con los directivos separatistas para concederles algunas de sus reclamaciones ¿qué sentido tuvo, entonces, la aplicación del 155? Luego nos dicen que está dispuesto a retirar recursos que el anterior ejecutivo puso ante el Supremo y el TC en contra de algunas leyes catalanas por considerarlas contrarias a los intereses de la nación español o sea inconstitucionales. Ante todo ello no podemos menos que pensar que nos encontramos en manos de un sujeto al que no le importa cometer deslealtad hacia la patria y hacia todos los españoles que defendemos la unidad de España. No sé lo que pensarán de ello Ciudadanos o aquellas instituciones del país que juraron la Constitución y, con ella, la unidad indivisible de la nación española, pero sí sabemos lo que deberían hacer todos los españoles que no comulgan con este estado de cosas y que, hasta ahora, han estado silenciosos, indecisos y sin emitir su opinión viendo como España, poco a poco, está entrando en una situación en la que parece estar amenazada desde varios frentes ¡hacerse oír y protestar contra semejante situación!


Otro de los aspectos fomentados por todos aquellos que esperan sacar provecho del desorden público y de la descalificación del tercer poder del Estado, el Judicial, hace referencia a la creciente tendencia, cada vez más popularizada y extendida por las distintas ciudades del país, de poner en duda, desde los medios informativos, los activistas que dirigen a las masas y los políticos que creen que, apoyando actitudes de rebeldía de los ciudadanos, van a mejorar sus posibilidades de llegar al poder, criticando y renegando de las resoluciones, los autos o las sentencias de los tribunales, intentando que la voz de las calles, la de aquellos a los que se les ha introducido una idea determinada en la mollera o tienen interés en favorecer determinadas ideologías, poniendo en cuestión la capacidad, la objetividad o la honradez y buen sentido de los jueces y magistrados que emiten sus resoluciones ateniéndose a las leyes, por muy duras o difíciles de entender por el vulgo que sean.


No es necesario ser muy inteligentes para adivinar el peligro que entraña para el país, que se extienda la costumbre de que sea el pueblo, el populacho en muchas ocasiones ignorante y manejado por quienes son capaces de tocar sus fibras sensibles, para que adopten determinadas actitudes que, como es evidente, están alejadas de constituir las reflexiones sensatas y amparadas por las leyes que proporcionan legitimidad a las resoluciones de los tribunales y seguridad a quienes son fieles cumplidores de las leyes. Y ello nos lleva a algo que parece que se ha constituido en repetitivo, fanatizado, falto de objetividad y sectario, utilizado frecuentemente por los grupos de feministas más radicales y que nos hace pensar que hay un propósito, apoyado por muchos hombres que parecen haberse convertido en renegados de su propia naturaleza, decididos a apoyar los extremismos injustificados de los que se vale el feminismo para intentar imponer, por la fuerza de las masas y la repetición organizada de unas reivindicaciones que, más bien, dan más la sensación de pretender imponer su hegemonía como sexo, no como personas capacitadas, preparadas, con cualidades para ser aptas para unos determinados trabajos, etc.; pretendiendo que, el sólo hecho de ser mujer ya debiera proporcionarles una serie de privilegios que se le han de recortar a sus “adversarios” los hombres; y todo ello como reivindicación de lo que ellas califican como una “opresión” de los hombres sobre las mujeres que, si es verdad que alguna vez pudo haber algo de ello ( en muchas ocasiones sin oposición de las mujeres, que no se consideraban tan postergadas como pretenden hacer creer muchas de estas revolucionarias feministas, que pretenden que nos olvidemos de su condición de futuras madres para que las consideremos como verdaderas asesinas, autorizadas por supuesto, con permiso para matar a aquellos hijos que tienen en sus vientres, sin que ello les repugne como asquea a cualquiera que asesine a cualquier ser humano)


No estoy en absoluto de acuerdo con la idea de que sean cuales sean las sentencias de los tribunales respecto a casos de delitos de carácter sexual, se conviertan, automáticamente, en motivo de que un grupo de féminas, la mayoría de ellas incapacitadas para conocer las circunstancias en las que hubiera tenido lugar un supuesto delito, ya se tomen la libertad de poner en cuestión la capacidad, la libertad, la conciencia y las facultades de quienes les ha correspondido juzgar los hechos y, mucho menos, que presionen, como ha estado sucediendo en el caso de los siete imputados y condenados como consecuencia de una presunta violación en las festividades de San Fermín en Pamplona de hace dos años. No puede consentirse y menos aplaudir, animar y fomentar, como están haciendo los colectivos feministas, evidentemente fanatizados y dispuestos a saltarse las leyes con el único objetivo de que se emitan leyes más duras hacia los hombres sin que nadie parezca tomarse en cuenta el porqué, en el caso de los que se conocen como “la manada” una chica de 18 años se preste a acompañar a los siete, sin ser forzada a ello, sin tener la precaución de valorar el peligro que suponía irse con unos desconocidos, precisamente durante unos festejos en los que las multitudes, el vino y las circunstancias deberían haberle hecho reflexionar sobre el riesgo de que sucediera lo que acabó ocurriendo. Nadie puede dejar de reconocer que la relajación de la moral, de las costumbres, las drogas, el relativismo imperante, las vestimentas y las actitudes provocativas que en estos festejos tienen lugar, forman un todo en el que casos como el que estamos comentando se producen sin que a nadie, las autoridades locales en primer lugar, se le ocurra que se apliquen medidas para evitar que tales aglomeraciones y el libre consumo de alcohol creen situaciones como esta que dio lugar a la violación de la joven madrileña. Las leyes represivas existen, el CP contempla tanto los abusos sexuales como la violación y está perfectamente tipificado cada uno de estos delitos. Suena a tomadura de pelo que las mujeres pretendan que se establezcan, obligatoriamente, cursos para aleccionar a unos jueces perfectamente capacitados para aplicar las leyes vigentes tal y como se dispone en el CP y la LEC, y nos parece una perogrullada que ahora se pretenda humillar a unos jueces y magistrados, que tuvieron que aprobar unas durísimas oposiciones, debido a que unas feministas radicales pretendan añadir a la justicia precisamente un hecho discriminatorio, cuando ellas mismas dicen estar en contra de la discriminación entre sexos.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, sentimos una honda preocupación ante lo que se puede considerar un atentado contra el Estado de derecho, cuando, cada vez más, los grupos alborotadores, los que se apoderan de las calles, los que no dudan de crear climas de protesta para buscar el caos y este creciente clima de las feministas que pretenden que se las ponga por encima del otro género, para lo cual intentan buscar situaciones de privilegio, cuotas, discriminación positiva y leyes especiales para garantizarles a ellas lo que tampoco tienen garantizado los hombres, el estar en un mundo en el que todos seamos buenas personas, no haya delitos ni criminales; algo que se puede aplicar a lo que se denominan delitos de género o machistas, en el que se pretenden gastarse miles de millones para evitarlos, cuando es evidente que mientras las pasiones humanas y los impulsos incontrolables de las personas, ante determinadas situaciones determinantes del comportamiento humano, no se puedan evitar con leyes y van a seguir, por muchas medidas que se tomen, esta clase de crímenes pasionales. Por cierto, nos gustaría que se diera a conocer una estadística donde se hicieran constar los casos de crímenes de género que se han dado entre ciudadanos españoles y aquellos que se han producido entre inmigrantes llegados a nuestra nación. Un dato interesante.

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Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".

Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.

Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.

 
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