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Etiquetas | Religión | Opus Dei
Artículo de Carmen de Soto Díez, Consultora de comunicación

Respetar la verdad y la autoridad en la materia

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A poco de cumplirse el año, del artículo que envié: “Respetar la libertad y la autoridad en la materia”, en honor a la verdad, me veo en la obligación de enviar otro, insistiendo en lo mismo: “zapatero a tus zapatos”.


Ayer mismo, en la misa que celebró el Santo Padre Francisco, en Santa Marta, hacía referencia al afán de algunos de calumniar y difamar, para herir y dañar a personas e instituciones; frente a estos hechos, hacía una llamada a la unidad y al amor.


¡Qué importante es que cada uno se dedique a lo que está preparado y no a lo que se le ocurre, o le da la vena! Hay médicos especialistas, y, medicamentos para casos específicos. Si un diabético toma dosis de Heparina, y a quien sufre una embolia cerebral severa, se le aplica la vacuna Antitetánica, no hay que ser muy listos para darse cuenta del resultado. Claro que la Heparina ha salvado vidas de personas con coágulos de sangre severos y mortales; que la Insulina ayuda a los diabéticos y la vacuna antitetánica a quienes han tenido una herida que lo requiera. Cada medicamento es para un fin, y quien lo prescriba ha de gozar de la debida preparación y discernimiento.


Me refiero de nuevo a los calumniosos y falsos datos que está publicando Antonio Moya. Voy a tratar de ser breve, de ir al grano, ya que es mejor disfrutar de los mundiales para quienes les guste el fútbol, que liarse en esos meollos hediondos y falsos.


Partimos de la base de que el Opus Dei es una Prelatura Personal, como otras que ya existieron en el pasado, aunque ahora haya pocas ya aprobadas por la Santa Madre Iglesia.


Los Cánones del CIC, que se le aplican son los indicados en: Libro II Del Pueblo de Dios. Título IV De las Prelaturas Personales. CIC 294 y ss. Para nada le son aplicables los que Moya menciona y hace múltiples referencias: 630 y ss., que siendo muy válidos, al estar incluidos en el CIC, no se refieren a las Prelaturas Personales ni a quienes las conforman, al menos de las aprobadas hasta ahora, ya que cada una de ellas ha de tener sus propios estatutos, también aprobados por la Santa Madre Iglesia. El canon 630, no es de aplicación a fieles corrientes ni, hoy por hoy, al clero incardinado en las prelaturas personales. Se refiere a los muy loables Institutos Religiosos, y, a ellos son aplicables.


Dejemos claro, que desde que el Opus Dei recibió la primera aprobación: Diocesana, en Madrid en 1941, del entonces Obispo, Monseñor Leopoldo Eijo y Garay, y, la Aprobación Eclesiástica el 16 de junio de 1950, como hemos podido leer en las Efemérides de múltiples medios, hace escasos días. En este caso fue S S Pio XII quien otorgó la aprobación. En 1982 recibió la definitiva, como Prelatura Personal, otorgada por San Juan Pablo II, con sus estatutos propios, también ya aprobados. Desde su nombramiento el 23 de enero de 2017, que yo sepa, el actual Prelado Mons. Fernando Ocáriz, al menos ha tenido 2 audiencias privadas con el Papa Francisco, la última el 26 de mayo, más varios encuentros, la comunicación entre ambos es bien fluida.


Conozco el Opus Dei desde mi época de estudiante en La Soborne, hace la friolera de 6 décadas, entonces opté por recibir dirección espiritual. Soy una persona totalmente libre, no me ata nadie, ni nada. Soy yo la que libremente, puedo querer atarme al Amor de Dios, que, como tanto repite el Papa Francisco a todos los fieles: “nos primerea”. San Josemaría solía decir: “Él nos amó primero.”


Algo que me llama profundamente la atención, es el alto número de fieles que constan en cada ejemplar de ROMANA, en la sección IN PACE, revista de la Prelatura con periodicidad semestral. De julio a diciembre de 2016 fueron 493, incluyendo los socios de La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Fieles, que entregaron su vida a Dios en el Opus Dei y que ya gozan de la Vida eterna. Por decirlo de alguna manera, pienso que los del Opus Dei, ya van siendo numerosísimos en la “iglesia triunfante”, y de eso es de lo que se trata de llegar a la meta: que es el encuentro con Dios.

Jóvenes y mayores, se dejan la piel, en los 5 Continentes, para que sus congéneres conozcan más de cerca a Dios, le amen y se sientan amados, “primereados”. ¿Súper mujeres y hombres? ¡NO! Fieles corrientes y molientes que un día sintieron la llamada de Dios y quisieron corresponder a ese infinito amor, en medio del mundo.


¿Qué algunos se han ido? Pues sí, y con gran dolor de todos, que recordaran tiempos felices. La mayoría han seguido su vida, y siguen queriendo lo que ya dejaron. Unos pocos arman ruido y se obstinan en que se les oiga y se les crea, aunque estén aplicando: Heparina a los diabéticos, Antitetánica para los Ictus, con el fin de quedarse tranquilos por haber desembuchado tanto amargor, y sentirse en posesión de la verdad. Si tuvieran que pasar un examen en la materia: suspenso seguro.


Antonio Moya Somolinos, no quiera engañar a los lectores, con los errores que les está tratando de colar a los que son de su cuerda. No quiera enmendar la plana a varios Pontífices, ni poner en duda una Prelatura Personal de la Iglesia Católica. Medite las palabras del Santo Padre ayer en Santa Marta.


Utilice su tiempo en algo constructivo y positivo, pasados los años agradecerá el consejo.

Respetar la verdad y la autoridad en la materia

Artículo de Carmen de Soto Díez, Consultora de comunicación
Redacción
miércoles, 20 de junio de 2018, 07:20 h (CET)

A poco de cumplirse el año, del artículo que envié: “Respetar la libertad y la autoridad en la materia”, en honor a la verdad, me veo en la obligación de enviar otro, insistiendo en lo mismo: “zapatero a tus zapatos”.


Ayer mismo, en la misa que celebró el Santo Padre Francisco, en Santa Marta, hacía referencia al afán de algunos de calumniar y difamar, para herir y dañar a personas e instituciones; frente a estos hechos, hacía una llamada a la unidad y al amor.


¡Qué importante es que cada uno se dedique a lo que está preparado y no a lo que se le ocurre, o le da la vena! Hay médicos especialistas, y, medicamentos para casos específicos. Si un diabético toma dosis de Heparina, y a quien sufre una embolia cerebral severa, se le aplica la vacuna Antitetánica, no hay que ser muy listos para darse cuenta del resultado. Claro que la Heparina ha salvado vidas de personas con coágulos de sangre severos y mortales; que la Insulina ayuda a los diabéticos y la vacuna antitetánica a quienes han tenido una herida que lo requiera. Cada medicamento es para un fin, y quien lo prescriba ha de gozar de la debida preparación y discernimiento.


Me refiero de nuevo a los calumniosos y falsos datos que está publicando Antonio Moya. Voy a tratar de ser breve, de ir al grano, ya que es mejor disfrutar de los mundiales para quienes les guste el fútbol, que liarse en esos meollos hediondos y falsos.


Partimos de la base de que el Opus Dei es una Prelatura Personal, como otras que ya existieron en el pasado, aunque ahora haya pocas ya aprobadas por la Santa Madre Iglesia.


Los Cánones del CIC, que se le aplican son los indicados en: Libro II Del Pueblo de Dios. Título IV De las Prelaturas Personales. CIC 294 y ss. Para nada le son aplicables los que Moya menciona y hace múltiples referencias: 630 y ss., que siendo muy válidos, al estar incluidos en el CIC, no se refieren a las Prelaturas Personales ni a quienes las conforman, al menos de las aprobadas hasta ahora, ya que cada una de ellas ha de tener sus propios estatutos, también aprobados por la Santa Madre Iglesia. El canon 630, no es de aplicación a fieles corrientes ni, hoy por hoy, al clero incardinado en las prelaturas personales. Se refiere a los muy loables Institutos Religiosos, y, a ellos son aplicables.


Dejemos claro, que desde que el Opus Dei recibió la primera aprobación: Diocesana, en Madrid en 1941, del entonces Obispo, Monseñor Leopoldo Eijo y Garay, y, la Aprobación Eclesiástica el 16 de junio de 1950, como hemos podido leer en las Efemérides de múltiples medios, hace escasos días. En este caso fue S S Pio XII quien otorgó la aprobación. En 1982 recibió la definitiva, como Prelatura Personal, otorgada por San Juan Pablo II, con sus estatutos propios, también ya aprobados. Desde su nombramiento el 23 de enero de 2017, que yo sepa, el actual Prelado Mons. Fernando Ocáriz, al menos ha tenido 2 audiencias privadas con el Papa Francisco, la última el 26 de mayo, más varios encuentros, la comunicación entre ambos es bien fluida.


Conozco el Opus Dei desde mi época de estudiante en La Soborne, hace la friolera de 6 décadas, entonces opté por recibir dirección espiritual. Soy una persona totalmente libre, no me ata nadie, ni nada. Soy yo la que libremente, puedo querer atarme al Amor de Dios, que, como tanto repite el Papa Francisco a todos los fieles: “nos primerea”. San Josemaría solía decir: “Él nos amó primero.”


Algo que me llama profundamente la atención, es el alto número de fieles que constan en cada ejemplar de ROMANA, en la sección IN PACE, revista de la Prelatura con periodicidad semestral. De julio a diciembre de 2016 fueron 493, incluyendo los socios de La Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Fieles, que entregaron su vida a Dios en el Opus Dei y que ya gozan de la Vida eterna. Por decirlo de alguna manera, pienso que los del Opus Dei, ya van siendo numerosísimos en la “iglesia triunfante”, y de eso es de lo que se trata de llegar a la meta: que es el encuentro con Dios.

Jóvenes y mayores, se dejan la piel, en los 5 Continentes, para que sus congéneres conozcan más de cerca a Dios, le amen y se sientan amados, “primereados”. ¿Súper mujeres y hombres? ¡NO! Fieles corrientes y molientes que un día sintieron la llamada de Dios y quisieron corresponder a ese infinito amor, en medio del mundo.


¿Qué algunos se han ido? Pues sí, y con gran dolor de todos, que recordaran tiempos felices. La mayoría han seguido su vida, y siguen queriendo lo que ya dejaron. Unos pocos arman ruido y se obstinan en que se les oiga y se les crea, aunque estén aplicando: Heparina a los diabéticos, Antitetánica para los Ictus, con el fin de quedarse tranquilos por haber desembuchado tanto amargor, y sentirse en posesión de la verdad. Si tuvieran que pasar un examen en la materia: suspenso seguro.


Antonio Moya Somolinos, no quiera engañar a los lectores, con los errores que les está tratando de colar a los que son de su cuerda. No quiera enmendar la plana a varios Pontífices, ni poner en duda una Prelatura Personal de la Iglesia Católica. Medite las palabras del Santo Padre ayer en Santa Marta.


Utilice su tiempo en algo constructivo y positivo, pasados los años agradecerá el consejo.

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Pienso, y esto no deja de ser una opinión exclusivamente personal, que la literatura debe estar escrita siempre desde el foco de la ilusión y la esperanza. Son los esenciales avituallamientos para la creatividad. No digo ya que las novelas deban tener un matiz rosa y de amores platónicos que nos alejan de la realidad. Porque ante todo hay que tener presente el punto de unión entre la ficción y la realidad.

Estoy arrepintiéndome de votar, arrepintiéndome de leer páginas de opinión política en la prensa, arrepintiéndome de acudir a manifestaciones manipuladas, arrepintiéndome de ver noticiarios de televisión y, mucho más, tertulias generalistas con tertulianos mediocres.

El padre de la Constitución argentina, Juan Bautista Alberdi, en su obra "El Crimen de la Guerra"(1870), afirma: "No puede haber guerra justa, porque no hay guerra juiciosa. La guerra es la pérdida temporal del juicio". Asimismo, añade que "las guerras serán mas raras a medida que la responsabilidad por sus efectos se hagan sentir en todos los que las promueven y las invitan".

 
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