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Su pretensión es la de establecer un estado parásito dentro del Estado español

El Cercle de Economía catalán sigue la vía independentista

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La vieja burguesía catalana de siempre no puede ocultar, a través de su aparente victimismo, un evidente sentimiento de superioridad, semejante al de los vascos, que les hace mirar al resto de los españoles con un cierto desdén; algo que queda patente con la forma pausada y la lentitud con la que se expresan y la especial modulación de la voz, semejante a la de El Padrino, con la que pretenden darle un deje autoritario a su discurso. Si, señores, ahora son los empresarios del Circle de Economía catalán los que han decidido intentar conseguir, a través de lo que ellos consideran su autorizada voz que, al parecer, según se desprende de lo que ha trasmitido su portavoz a través de una entrevista que le ha sido hecha en la Cope, comprende a grandes autoridades de la política, la judicatura y la universidad; lo que los políticos de los partidos separatistas llevan años sin haberlo logrado, a pesar de sus repetidos intentos de desestabilizar al Estado y de las trampas con las que han procurado venderle al Gobierno, que una Cataluña independiente sería lo mejor que le podría suceder al Estado español. Pensaríamos que, en su intento de recapitular sobre un tema, el independentismo, que ya ha estado suficientemente trillado después de una serie de años de venir discutiendo sobre él; ellos, los super-sabios catalanes, los burgueses que, en el fondo han sido los que les han dado alas a los ciudadanos catalanes a los que, con mentiras, astucias, marrullerías, leyendas inventadas y acusaciones falsas y tendenciosas que han afectado al resto de españoles, a los que se les viene imputando con pertinaz insistencia el haber estado robándoles y haber vivido a su costa; llevan manteniéndolos engañados a través de toda la historia de Cataluña, utilizando el viejo truco de tirar la piedra y esconder la mano, con el objetivo de mantenerse a salvo de las posibles represalias del Estado; pero manteniendo la financiación, desde la sombra, de todas las manifestaciones, diadas, radios, TV, algaradas, cargas contra la policía etc. junto a todos aquellos medios propaganda y captación de nuevos afiliados a la causa que, curiosamente, han sido los que salido indemnes de la aplicación que el Estado ha hecho del 155 que, debido a la forma excesivamente suave con la que se ha venido aplicando por el gobierno de Rajoy, no ha conseguido más que facilitarles a los insurrectos catalanes los argumentos que precisaban para conseguir mantener vivo el espíritu de repudio, desagrado y odio a todo lo que les suene a español.


Y este mismo Circle de Economía es el que, con muy buenas formas, eso sí, y con la presunción de que sus conclusiones son meditadas, sopesadas, calibradas, concienzudas y comprobadas hasta sus más mínimos detalles, pretenden que el Estado español conceda a Cataluña lo que podría ser un nuevo estatuto de autonomía, hecho a la medida de lo que los soberanistas han venido exigiendo; en el que se contemplen todas las distintas exigencias que el señor Puigdemont, ERC, la CUP y todo el resto de partidos, que vienen participando activamente en esta tomadura de pelo que es la pretensión de que España, por la buenas y sólo porque una minoría de catalanes que apenas alcanzan el 50% de la población de la autonomía, hayan decidido, unilateralmente, que es a ellos a quienes corresponde decidir cuándo, cómo y de qué forma se les debe conceder a los soberanistas lo que vienen pidiendo: que la nación española se desprenda, por las buenas, de una parte de la misma que viene perteneciendo a ella desde hace más de 500 años.


Y, como es evidente, en todo este tinglado montado en Cataluña, aparte de la labor de desgaste del Gobierno a cargo de los partidos independentistas, de la labor de zapa a cargo de los comunistas de Podemos y de la alcaldesa Colau, sumamente eficiente en cuanto a ir convirtiendo Barcelona en una sombra de aquella ciudad capital de la cultura y verdadera lumbrera europea; existe un virus, un hombrecillo gracioso, regordete y con afición al baile y la gestualidad que, bajo esta apariencia de geniecillo inofensivo, esconde su parte más oscura de defensor oculto de muchas de las aspiraciones soberanistas a las que afirma combatir. Se trata del señor Miguel Iceta, el gran apoyo del Pedro Sánchez y el verdadero obstáculo para que el secretario general del PSOE pueda actuar con más contundencia contra los independentistas. Se trata de uno de los más acérrimos enemigos de Rajoy y al que creemos que ser el responsable de muchas de las decisiones absurdas de Sánchez y de esta forma equívoca de comportarse del actual líder del PSOE, cuando tiene momentos en los que aparece como un verdadero hombre de Estado y, al día siguiente, se comporta como un desequilibrado cuando ha presentado, en una demostración de inoportunidad y poco reflexión, en el momento más inconveniente para la nación española, una moción de censura en contra del Gobierno, cuyo único objetivo ha sido intentar derribar al Gobierno cuando tenemos pendientes asuntos de tanta enjundia como son la aprobación de los PGE, el desafío catalán, el impacto de la corrupción que afecta, aunque no se quiera reconocer, tanto al PP como a los socialistas, que ven como dos de sus más conocidos dirigentes, Griñán y Cháves, se ven obligados a sentarse en el banquillo de los acusados por los ERE,s de Andalucía, un asunto muy feo y que puede costarle a Estado más de 800 millones de euros, muy por encima de lo que representa, en el aspecto económico, el tan ventilado caso Gürtel.


Lo que más irrita a los que no pensamos como los nacionalistas que somos, como tantos millones de españoles, meros ciudadanos de a pie, es esta prepotencia de estos empresarios ( mucha fachada y, en la mayoría de casos, poca materia gris en su caletre), que desde su torre de cristal están convencidos de que lo que ellos manipulan, deciden o apoyan no puede ser discutido porque, como decía uno de ellos en la Cope, el documento que ellos van a redactar, bajo el título de “Propuestas para mejorar el autogobierno en Cataluña y el funcionamiento del modelo territorial del Estado”, no se conforma con intentar encontrar soluciones para su comunidad, sino que pretende que el Gobierno de la nación lo acepte para toda España. Como es evidente, quienes saldrían beneficiados serían los catalanes que, como ellos no se han escondido de manifestar, el citado documento encierra la redacción de un nuevo Estatut, naturalmente mejorado en favor de Cataluña y, no pierdan de vista la “modestia” de su petición, “ la mejora del autogobierno mediante un nuevo Estatut elevado al rango de norma constitucional, en el marco de la Carta Magna española, previo pacto entre las distintas fuerzas políticas y aprobación por referéndum ( no dice si en la comunidad catalana o si entre todos los españoles). También solicitan un perfeccionamiento del reparto de competencias mediante el cual se reconocería como exclusivas catalanas la lengua, la enseñanza, la cultura, el derecho civil propio, la ordenación territorial o la organización interna de la administración autonómica”. Evidentemente estos señores, que han pedido que antes de juzgar el documento se dedique media hora, una hora o un día ( no se fían, en su egolatría, demasiado de la capacidad de los españoles para poder entender lo que leen al primer vistazo), no se han quedado en chiquitas y su intención que, con toda seguridad esperan que pase desapercibida para todo el resto de España, es nada más y nada menos, que meter dentro de la Constitución española una bomba de relojería mediante la cual la independencia de la autonomía catalana, de hecho y de derecho, quedaría incluida como una norma más de la constitución española de modo que, a todos los efectos, tendríamos un estado dentro de un estado.


Claro que ello supondría continuar recibiendo la financiación del Estado y en cuanto a la fiscalidad proponen un complicado procedimiento que, con toda seguridad, como en el resto de aspectos, los que saldrían verdaderamente favorecidos son los catalanes a costa, como viene ocurriendo desde hace tiempo, del resto de autonomías que, aunque los catalanes no lo admitan, según su concepto especial, se trata de autonomías de segunda, muy por debajo de Cataluña y el País Vasco que, por lo visto, son los que tienen el derecho de pernada sobre el resto de España. Como era inevitable, en el editorial de La Vanguardia, un periódico caracterizado por su apoyo a la causa catalana, acaban por reconocer que “El Cercle de Economía apunta vías de progreso basado en el diálogo y el consenso”. ¿Diálogo y consenso? ¡Imposición, rendición, entrega incondicional bajo lo que, para estos impresentable empresarios, los que todavía quedan en Cataluña, lo que significa que son adictos a la causa y, en consecuencia, unos pardillos que se han creído que una Cataluña independiente conseguiría ser reconocida por Europa, algo que, conociendo la legislación comunitaria, es completamente imposible, lo mismo que en la mundial en lo que afecta a países que no están entre los grandes bloques reconocidos, un sometimiento a las peores condiciones respecto a aranceles y demás imposiciones aduaneras. Piensan que continuarían como ahora manteniendo el 60% de sus exportaciones hacia el resto de España o que España seguiría avalando su deuda pública como hace ahora o que se les perdonarían los 50.000 millones que le deben al Estado español, simplemente porque a los españoles les dé un ataque de desprendida amistad hacia aquellos que llevan años insultándonos, criticándonos, burlándose de nosotros y creyéndose más listos que nosotros, simplemente por haber nacido en Cataluña y no en Andalucía, Extremadura o Aragón.


Es obvio que lo que pretenden es buscar el apoyo de aquellos que han presentado la moción de censura, pensando que si Pedro Sánchez consiguiera ocupar la presidencia del gobierno, aunque sólo fuera por unos meses, ellos tendrían más opciones de conseguir un trato como el que proponen, para conseguir aquellos beneficios que han intentado lograr durante todo el tiempo en el que las espadas entre Cataluña y el resto de Españas han estado en alto. No debieran pensar en ello porque, si es que no se han dado cuenta todavía, ellos tienen su propio Gürtel en su territorio, El caso Pujol no tiene nada que envidar a ninguno de los casos de corrupción que se han descubierto en el resto de España y, con toda seguridad, muchos de estos conspicuos empresarios que ahora forman el Circle de Economía catalán seguramente saben mucho de todo el tinglado que puso en marcha el muy honorable. No queremos pensar que alguno de ellos, incluso, esté temblando pensando que durante el juicio que, esperamos, que como ha ocurrido con el Gürtel, algún día se pueda celebrar, salgan algunos trapos sucios que no quisieran tener que afrontar ante un tribunal español.


No, señores sabios del Cercle de Economía, ni ustedes son tan listos, ni tan inteligentes ni, tampoco, tan astutos que puedan engañarnos a todos los españoles, incluso a los que vivimos en Cataluña; ni España, como ya hizo en otra ocasión en la que el comunismo y el separatismo del señor Companys intentaron lo mismo que ahora buscan conseguir ustedes, tampoco lo lograron. Somos muchos los que seguimos pensando que el tema catalán debe solucionarse poniendo orden e imponiendo la ley, desconfiando de cualquier apaño o arreglo que pudieran intentar quienes buscan la destrucción del Estado español desde dentro y, también, desde fuera, como se ha demostrado estos días con el comportamiento de algunos tribunales extranjeros respecto a nuestras demandas de extradición.


O así es como, señores, desde la óptica de un simple español de a pie, consciente de nuestra limitación como simples ciudadanos, creemos que ha llegado el momento en el que, quienes tienen a su cargo la gobernación de España, se dejen de contemplaciones, apliquen la Constitución y se oviden llegar a arreglos que todos sabemos que no son más que pan para hoy y hambre para mañana. Y esto, señores, significa el cuarteamiento de la nación española, ni más ni menos.

El Cercle de Economía catalán sigue la vía independentista

Su pretensión es la de establecer un estado parásito dentro del Estado español
Miguel Massanet
miércoles, 30 de mayo de 2018, 06:45 h (CET)

La vieja burguesía catalana de siempre no puede ocultar, a través de su aparente victimismo, un evidente sentimiento de superioridad, semejante al de los vascos, que les hace mirar al resto de los españoles con un cierto desdén; algo que queda patente con la forma pausada y la lentitud con la que se expresan y la especial modulación de la voz, semejante a la de El Padrino, con la que pretenden darle un deje autoritario a su discurso. Si, señores, ahora son los empresarios del Circle de Economía catalán los que han decidido intentar conseguir, a través de lo que ellos consideran su autorizada voz que, al parecer, según se desprende de lo que ha trasmitido su portavoz a través de una entrevista que le ha sido hecha en la Cope, comprende a grandes autoridades de la política, la judicatura y la universidad; lo que los políticos de los partidos separatistas llevan años sin haberlo logrado, a pesar de sus repetidos intentos de desestabilizar al Estado y de las trampas con las que han procurado venderle al Gobierno, que una Cataluña independiente sería lo mejor que le podría suceder al Estado español. Pensaríamos que, en su intento de recapitular sobre un tema, el independentismo, que ya ha estado suficientemente trillado después de una serie de años de venir discutiendo sobre él; ellos, los super-sabios catalanes, los burgueses que, en el fondo han sido los que les han dado alas a los ciudadanos catalanes a los que, con mentiras, astucias, marrullerías, leyendas inventadas y acusaciones falsas y tendenciosas que han afectado al resto de españoles, a los que se les viene imputando con pertinaz insistencia el haber estado robándoles y haber vivido a su costa; llevan manteniéndolos engañados a través de toda la historia de Cataluña, utilizando el viejo truco de tirar la piedra y esconder la mano, con el objetivo de mantenerse a salvo de las posibles represalias del Estado; pero manteniendo la financiación, desde la sombra, de todas las manifestaciones, diadas, radios, TV, algaradas, cargas contra la policía etc. junto a todos aquellos medios propaganda y captación de nuevos afiliados a la causa que, curiosamente, han sido los que salido indemnes de la aplicación que el Estado ha hecho del 155 que, debido a la forma excesivamente suave con la que se ha venido aplicando por el gobierno de Rajoy, no ha conseguido más que facilitarles a los insurrectos catalanes los argumentos que precisaban para conseguir mantener vivo el espíritu de repudio, desagrado y odio a todo lo que les suene a español.


Y este mismo Circle de Economía es el que, con muy buenas formas, eso sí, y con la presunción de que sus conclusiones son meditadas, sopesadas, calibradas, concienzudas y comprobadas hasta sus más mínimos detalles, pretenden que el Estado español conceda a Cataluña lo que podría ser un nuevo estatuto de autonomía, hecho a la medida de lo que los soberanistas han venido exigiendo; en el que se contemplen todas las distintas exigencias que el señor Puigdemont, ERC, la CUP y todo el resto de partidos, que vienen participando activamente en esta tomadura de pelo que es la pretensión de que España, por la buenas y sólo porque una minoría de catalanes que apenas alcanzan el 50% de la población de la autonomía, hayan decidido, unilateralmente, que es a ellos a quienes corresponde decidir cuándo, cómo y de qué forma se les debe conceder a los soberanistas lo que vienen pidiendo: que la nación española se desprenda, por las buenas, de una parte de la misma que viene perteneciendo a ella desde hace más de 500 años.


Y, como es evidente, en todo este tinglado montado en Cataluña, aparte de la labor de desgaste del Gobierno a cargo de los partidos independentistas, de la labor de zapa a cargo de los comunistas de Podemos y de la alcaldesa Colau, sumamente eficiente en cuanto a ir convirtiendo Barcelona en una sombra de aquella ciudad capital de la cultura y verdadera lumbrera europea; existe un virus, un hombrecillo gracioso, regordete y con afición al baile y la gestualidad que, bajo esta apariencia de geniecillo inofensivo, esconde su parte más oscura de defensor oculto de muchas de las aspiraciones soberanistas a las que afirma combatir. Se trata del señor Miguel Iceta, el gran apoyo del Pedro Sánchez y el verdadero obstáculo para que el secretario general del PSOE pueda actuar con más contundencia contra los independentistas. Se trata de uno de los más acérrimos enemigos de Rajoy y al que creemos que ser el responsable de muchas de las decisiones absurdas de Sánchez y de esta forma equívoca de comportarse del actual líder del PSOE, cuando tiene momentos en los que aparece como un verdadero hombre de Estado y, al día siguiente, se comporta como un desequilibrado cuando ha presentado, en una demostración de inoportunidad y poco reflexión, en el momento más inconveniente para la nación española, una moción de censura en contra del Gobierno, cuyo único objetivo ha sido intentar derribar al Gobierno cuando tenemos pendientes asuntos de tanta enjundia como son la aprobación de los PGE, el desafío catalán, el impacto de la corrupción que afecta, aunque no se quiera reconocer, tanto al PP como a los socialistas, que ven como dos de sus más conocidos dirigentes, Griñán y Cháves, se ven obligados a sentarse en el banquillo de los acusados por los ERE,s de Andalucía, un asunto muy feo y que puede costarle a Estado más de 800 millones de euros, muy por encima de lo que representa, en el aspecto económico, el tan ventilado caso Gürtel.


Lo que más irrita a los que no pensamos como los nacionalistas que somos, como tantos millones de españoles, meros ciudadanos de a pie, es esta prepotencia de estos empresarios ( mucha fachada y, en la mayoría de casos, poca materia gris en su caletre), que desde su torre de cristal están convencidos de que lo que ellos manipulan, deciden o apoyan no puede ser discutido porque, como decía uno de ellos en la Cope, el documento que ellos van a redactar, bajo el título de “Propuestas para mejorar el autogobierno en Cataluña y el funcionamiento del modelo territorial del Estado”, no se conforma con intentar encontrar soluciones para su comunidad, sino que pretende que el Gobierno de la nación lo acepte para toda España. Como es evidente, quienes saldrían beneficiados serían los catalanes que, como ellos no se han escondido de manifestar, el citado documento encierra la redacción de un nuevo Estatut, naturalmente mejorado en favor de Cataluña y, no pierdan de vista la “modestia” de su petición, “ la mejora del autogobierno mediante un nuevo Estatut elevado al rango de norma constitucional, en el marco de la Carta Magna española, previo pacto entre las distintas fuerzas políticas y aprobación por referéndum ( no dice si en la comunidad catalana o si entre todos los españoles). También solicitan un perfeccionamiento del reparto de competencias mediante el cual se reconocería como exclusivas catalanas la lengua, la enseñanza, la cultura, el derecho civil propio, la ordenación territorial o la organización interna de la administración autonómica”. Evidentemente estos señores, que han pedido que antes de juzgar el documento se dedique media hora, una hora o un día ( no se fían, en su egolatría, demasiado de la capacidad de los españoles para poder entender lo que leen al primer vistazo), no se han quedado en chiquitas y su intención que, con toda seguridad esperan que pase desapercibida para todo el resto de España, es nada más y nada menos, que meter dentro de la Constitución española una bomba de relojería mediante la cual la independencia de la autonomía catalana, de hecho y de derecho, quedaría incluida como una norma más de la constitución española de modo que, a todos los efectos, tendríamos un estado dentro de un estado.


Claro que ello supondría continuar recibiendo la financiación del Estado y en cuanto a la fiscalidad proponen un complicado procedimiento que, con toda seguridad, como en el resto de aspectos, los que saldrían verdaderamente favorecidos son los catalanes a costa, como viene ocurriendo desde hace tiempo, del resto de autonomías que, aunque los catalanes no lo admitan, según su concepto especial, se trata de autonomías de segunda, muy por debajo de Cataluña y el País Vasco que, por lo visto, son los que tienen el derecho de pernada sobre el resto de España. Como era inevitable, en el editorial de La Vanguardia, un periódico caracterizado por su apoyo a la causa catalana, acaban por reconocer que “El Cercle de Economía apunta vías de progreso basado en el diálogo y el consenso”. ¿Diálogo y consenso? ¡Imposición, rendición, entrega incondicional bajo lo que, para estos impresentable empresarios, los que todavía quedan en Cataluña, lo que significa que son adictos a la causa y, en consecuencia, unos pardillos que se han creído que una Cataluña independiente conseguiría ser reconocida por Europa, algo que, conociendo la legislación comunitaria, es completamente imposible, lo mismo que en la mundial en lo que afecta a países que no están entre los grandes bloques reconocidos, un sometimiento a las peores condiciones respecto a aranceles y demás imposiciones aduaneras. Piensan que continuarían como ahora manteniendo el 60% de sus exportaciones hacia el resto de España o que España seguiría avalando su deuda pública como hace ahora o que se les perdonarían los 50.000 millones que le deben al Estado español, simplemente porque a los españoles les dé un ataque de desprendida amistad hacia aquellos que llevan años insultándonos, criticándonos, burlándose de nosotros y creyéndose más listos que nosotros, simplemente por haber nacido en Cataluña y no en Andalucía, Extremadura o Aragón.


Es obvio que lo que pretenden es buscar el apoyo de aquellos que han presentado la moción de censura, pensando que si Pedro Sánchez consiguiera ocupar la presidencia del gobierno, aunque sólo fuera por unos meses, ellos tendrían más opciones de conseguir un trato como el que proponen, para conseguir aquellos beneficios que han intentado lograr durante todo el tiempo en el que las espadas entre Cataluña y el resto de Españas han estado en alto. No debieran pensar en ello porque, si es que no se han dado cuenta todavía, ellos tienen su propio Gürtel en su territorio, El caso Pujol no tiene nada que envidar a ninguno de los casos de corrupción que se han descubierto en el resto de España y, con toda seguridad, muchos de estos conspicuos empresarios que ahora forman el Circle de Economía catalán seguramente saben mucho de todo el tinglado que puso en marcha el muy honorable. No queremos pensar que alguno de ellos, incluso, esté temblando pensando que durante el juicio que, esperamos, que como ha ocurrido con el Gürtel, algún día se pueda celebrar, salgan algunos trapos sucios que no quisieran tener que afrontar ante un tribunal español.


No, señores sabios del Cercle de Economía, ni ustedes son tan listos, ni tan inteligentes ni, tampoco, tan astutos que puedan engañarnos a todos los españoles, incluso a los que vivimos en Cataluña; ni España, como ya hizo en otra ocasión en la que el comunismo y el separatismo del señor Companys intentaron lo mismo que ahora buscan conseguir ustedes, tampoco lo lograron. Somos muchos los que seguimos pensando que el tema catalán debe solucionarse poniendo orden e imponiendo la ley, desconfiando de cualquier apaño o arreglo que pudieran intentar quienes buscan la destrucción del Estado español desde dentro y, también, desde fuera, como se ha demostrado estos días con el comportamiento de algunos tribunales extranjeros respecto a nuestras demandas de extradición.


O así es como, señores, desde la óptica de un simple español de a pie, consciente de nuestra limitación como simples ciudadanos, creemos que ha llegado el momento en el que, quienes tienen a su cargo la gobernación de España, se dejen de contemplaciones, apliquen la Constitución y se oviden llegar a arreglos que todos sabemos que no son más que pan para hoy y hambre para mañana. Y esto, señores, significa el cuarteamiento de la nación española, ni más ni menos.

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