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Personalmente las paso canutas. Mis interlocutores sonríen con suficiencia al notar mi incapacidad de transmitir mis deseos de gozar de esa fe que poseen algunos de mis amigos e intuyo yo mismo. Finalmente, les hago ver la diferencia entre la fe y la certeza. La fe es un salto al vacío que hay que dar.
No desespero de alcanzar algún día esa verdad inquebrantable que me saque de la escasa fe con la que cuento. Pero me muevo en el campo de los que decimos que la fe es “la capacidad de aceptar las dudas”. Esto me permite moverme con cierta facilidad entre la religiosidad, las creencias y la fe.
El evangelio de San Marcos que proclamábamos el pasado lunes comentaba la petición de un padre a Jesús de la sanación de su hijo. En un momento de la conversacióndice el padre: “Si puedes hacer algo, ten piedad de nosotros y ayúdanos”, responde Jesús: “Si puedes, todo es posible para el que cree” inmediatamente el padre del chico exclamo: “Creo, ayúdame porque tengo poca fe”.
Jesús sana al chico. Pero sobre todo nos da una gran esperanza de que algún día tengamos esa fe que mueva montañas. Aunque sea en el último momento. “Tres días después de muerto y por la tarde” como me gusta decir a mis amigos. Tenemos que pedirla con fuerza.
De momento nos tenemos que conformar con esos brazos del Señor que son los médicos; cada día pasan por sus manos enfermos que salen curados, de la intervención de tantos hombres de buena fe que consiguen hacer más felices la vida de los que nos rodean.
Mi pequeña aportación al tema se basa en transmitirles la fuerza que me comunica la poca fe que poseo. Con eso… voy tirando.
Me he criado en una familia religiosa, sin llegar a ser beata, que ha vivido muy de cerca la festividad del Jueves Santo desde siempre. Mis padres se casaron en Santo Domingo, hemos vivido en el pasillo del mismo nombre, pusimos nuestro matrimonio a los pies de la Virgen de la Esperanza, de la que soy hermano, y he llevado su trono durante 25 años.
Gladio (espada en latín), fue el nombre que se le dio a la "red de agentes durmientes desplegados por la OTAN en Italia y preparados para entrar en acción en caso de que los soviéticos invadieran Europa Occidental", y serían la fuerza aliada que permanecería detrás de las líneas soviéticas para facilitar el contraataque.
El diccionario es permisivo, incluye la rigidez en la delimitación de las entradas y salidas; al tiempo que acoge la pérdida de los formatos cerebrales a la hora de regular las ideas entrantes o las emitidas tras elucubraciones varias. A veces no está tan claro si apreciamos más los desajustes o seguimos fieles a ciertos límites establecidos.
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