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España no puede estar meses pendiente de que, los separatistas, sigan su juego contra la unidad del país

La indignación de la ciudadanía con los políticos toca fondo

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Cuando un director de un periódico, después de criticar el contubernio entre Puigdemont, desde Berlín, y al hombre de paja que ha situado al frente de la Generalitat, Quim Torra, para que le sirva de lacayo, al frente de un grupo de viejas glorias del separatismo catalán que parece ser que volverán a aquellos cargos de los que fueron desalojados por el 155, si se confirman las palabras que ha pronunciado públicamente durante los pasados días; termina su editorial de hoy, como ha hecho el señor Marius Carol, de La Vanguardia, con la aceptación de la designación del señor Quim Torra, el candidato propuesto o impuesto, desde su retiro dorado en la capital alemana, por el expresidente prófugo de la Justicia, congratulándose de que, por fin, haya un presidente, aunque el escogido se trate de un sujeto impresentable, xenófobo, faltón y con todos los antecedentes negativos que los sitúan en un escalón por encima de señores como Tardá, Rufián o cualquiera de estos expertos en desbarrar, que han estado ejercitando su facilidad para el insulto contra todos los españoles, las autoridades de la nación y todos los que han luchado y siguen luchando para acabar con este intento de desmembración de España.; se demuestra que estamos ante una situación extremadamente preocupante, en la que cualquier cosa vale, todo se tolera y nada parece que pueda anteponerse a esta deriva independentista ante la cual no hay ley que valga, sentido común que prevalezca ni seny que se le resista; cuando, en realidad, de lo que se trata es de ir dando pasos hacia lo que los soberanistas, que han decidido nominar como la República Independiente de Cataluña, una comunidad que, por mucho que se empeñen los sediciosos, no es más que una más de las regiones de la nación española. Eso sí, capaces de acabar con la paciencia de cualquiera cuando, esta parte de la ciudadanía catalana se empeña en jorobar al resto de la nación.


Lo que está sucediendo es que, en realidad, con este nombramiento, evidentemente con la intención de romper la baraja de la convivencia con el resto de los españoles, tenemos la amarga impresión de que, el señor Rajoy, en el fondo, a pesar de sus gestos de enojado y sus advertencias al elegido de que no se atreva a salirse de los márgenes de la Ley, ha respirado a pulmón libre al poder, por fin, conseguir su más deseado propósito, ¡poder iniciar las negociaciones con el PNV, cueste lo que cueste y valga lo que valga, para conseguir el apoyo de esta formación vasca que, como es de esperar, conseguido su objetivo de que se retire el 155, ahora va a presentar sus particulares cuentas del Gran Capitán para darles un buen mordisco a las arcas del Estado español! Aquí conviene recordar una anomalía que, dado que se produce entre países pertenecientes todos a la UE, nos parece que merece una simple reflexión y es que, señores, semeja algo increíble que, desde una nación soberana como es Alemania, en la que se ha dado cobijo a un sujeto que ha intentado un golpe de Estado contra el gobierno español, todo ello a causa de que un tribunal de un länder alemán se haya salido de sus facultades incumpliendo una orden de detención europea; destinada, precisamente, a aligerar los interminables trámites de una extradición y para cuyo cumplimiento sólo es preciso que, el delito del que se le acusa a aquel que es el objeto de la petición de entrega al país reclamante, sea contemplado en el ordenamiento jurídico de la nación en la que ha sido detenido.


Y aún en el caso de que se siguiera negando el cumplimiento de la orden europea de detención y subsiguiente entrega del señor Puigdemont; parece incomprensible que, desde un país que, en teoría, es amigo de España, reconoce que se trata de una democracia en la que se respetan los derechos de sus ciudadanos y existe un Estado de derecho al menos, si no más, garantista que el que pudiera regir en la nación alemana. Y ante un situación tan anómala se le permite a este fugado de la justicia española que, desde su hotel o dónde sea que viva el señor Carles Puigdemont, pueda organizar una campaña de desafío y descrédito respecto al gobierno, las autoridades o la Justicia españoles con plena impunidad y sin que nadie le recuerde que está recogido en Alemania por cortesía de su gobierno. A mí se me ocurre que este caso empieza a tener las mismas características que las que concurren en el caso del señor Julián Asange, un prófugo de los EE.UU refugiado en la embajada en Londres del Ecuador, al que este país le hizo firmar un documento en el que, el interesado, asumía “el compromiso a no opinar sobre la política de Ecuador ni otros países”, algo que guarda relación con las normas de asilo que debe cumplir. Últimamente, debido a que Asange se extralimitó en sus críticas se le ha impedido que use el teléfono, dejándolo aislado dentro de la embajada.


Contrasta este ejemplo con la absoluta libertad de la que goza el expresidente de la Generalitat, en cuanto a poder utilizar su residencia en Berlín para poder dirigir cuantos improperios considere contra nuestro país y, lo que todavía resulta más incomprensible, que no se le haya advertido, por las autoridades alemanas, de que Alemania no puede consentir que un “gobierno títere” instalado en territorio alemán, pretenda gobernar una parte de España, como es la autonomía catalana, desde territorio de la nación alemana. No sabemos lo que hubieran pensado los alemanes si, desde España, un presunto gobierno del lände de Baviera, decidiera desoír la advertencia del TS alemán en la, escuetamente, se les advertía a los solicitantes que no había lugar a ningún intento de escisión de Alemania, ni siquiera posibilidad de intentarlo, debido a que los partidos independentistas, en aquel país, están completamente prohibidos, y ello decidiera dirigirlo desde Madrid.


Nos parece atorrante el que nuestro Gobierno siga manteniendo su política de esperar a que los soberanistas cometan delitos para poder formular recursos ante los tribunales. Existen leyes administrativas que se podrían aplicar perfectamente desde el Ejecutivo, que no precisarían que los delitos se consumasen y que podrían usar con carácter preventivo de modo que se evitara el deber enfrentarse a hechos consumados que, al estar ya en fase de no retorno su solución, aparte de requerir más tiempo cuando se trata de la aplicación de la justicia ordinaria, tiene el inconveniente de que, en casos como este que estamos tratando, donde la labor de propaganda, difusión, captación de proselitismo e intoxicación del pueblo, cuando se permite que se lleven a cabo ( el caso de la TV3 catalana , La Vanguardia, Avui y otros medios, como Cataluña Radio, son ejemplos flagrantes de lo que unos medios de comunicación, a los que se les ha permitido seguir con su línea de contaminación de la información, han resultado ser armas formidables para darles alas a los levantiscos separatistas catalanes) es inmediata y fácilmente divulgable.


¿Cómo puede el señor Quim Torra, anunciar, públicamente, que volverá a poner en marcha todas aquellas leyes inconstitucionales que el TS y el TC declararon ilegales? o ¿cómo se puede consentir que los de la CUP, un grupo del que ya se sabe que sigue sin acatar las leyes españolas, manifieste que no aceptará bajo ninguna condición que la supuesta nación catalana regrese a lo que (por cierto nunca lo ha abandonado) al autonomismo? O que, el nuevo presidente electo de la Generalitat diga que “se iniciará un nuevo proceso constituyente” cuando es evidente que, si el Parlamento Catalán vuelve a las andadas, el 155 se activará de nuevo. En este caso esperamos que, al menos, sirviera para algo más que para ayudarles a los insurrectos a seguir ganando adeptos y para poner en un brete a nuestra Guardia Civil y Policía Nacional.


Pero, para nuestro Gobierno del PP, contrariamente a lo que esperábamos de él los que lo hemos votado durante años, lo que verdaderamente le ha estado importando, por encima de lo que pueda afectar a los independentistas No olvidemos los preocupantes acontecimientos que tienen lugar en el País Vasco y Navarra, en cuanto al comportamiento de la población de dichas autonomías que, contrariamente a lo que dicta el sentido común y sin que parezca que las autoridades de dichas comunidades se sientan afectadas por la insurrección callejera, sino más bien la están apoyando, se protesta por la celebración del juicio que está teniendo lugar en Navarra, contra los gamberros abertzales que, en número muy superior, agredieron y golpearon fuertemente a dos guardia civiles y sus parejas a los que, de víctimas de la barbarie, el populacho convertido en defensor de los delincuentes, ha pretendido convertirlos en culpables de todo. ¡Claro, ellos no tenían derecho a vivir, pasear, disfrutar o tomarse unas copas en un bar que, para quienes los golpearon, no estaba ubicado en una autonomía española, sino en un país de superhombres de raza superior, al que Sabino Arana le enseñó a sentirse muy por encima del resto de españoles! Quizá por eso, cuando el general Franco, en un paseo militar, se apoderó del país vasco, a pesar de su jaleado cinturón de hierro, hasta los curas vascos se sintieron ofendidos.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, las personas decentes de este país, los que piensan que hay cosas del pasado que debieran conservarse y que las tradiciones nunca deben despreciarse, debemos mostrar nuestro rechazo a la forma en la que, los políticos que actualmente están al frente de los partidos y las instituciones españolas, están ocupándose de los problemas que afectan a todos los españoles y que, sin duda, no pueden abandonarse para intentar afianzarse en el poder y condicionar todo el futuro de la nación y de sus habitantes, a las conveniencias electorales de cada formación política, algo que, por desgracia se ha convertido en uso habitual de quienes nos gobiernan y de los que están instalados en la oposición. Nadie puede aventurar lo que va a ser de este país y de los partidos que hoy forman parte del arco parlamentario, pero lo que sí es evidente es que, si los acontecimientos siguen la deriva que los políticos parece que están dispuestos a mantener; lo más probable es que nuestra permanencia en la UE tenga los días contados y todo el bienestar que, a pesar de lo que los pesimistas intentan desacreditar, estamos disfrutando en España; es muy posible que, en manos de todos estos antisistema, progres, anarquistas y comunistas bolivarianos dispuestos a gastarse el dinero del que no disponemos en despilfarro que, como ha sucedido en los países en los que se han aplicado estas teorías marxistas, todos acabemos disfrutando de una miseria como la que, en la actualidad, existe en Venezuela en la que los únicos ricos, son aquellos que dirigen la nación desde las poltronas de la dictadura, eso sí “proletaria”.

La indignación de la ciudadanía con los políticos toca fondo

España no puede estar meses pendiente de que, los separatistas, sigan su juego contra la unidad del país
Miguel Massanet
miércoles, 16 de mayo de 2018, 06:50 h (CET)

Cuando un director de un periódico, después de criticar el contubernio entre Puigdemont, desde Berlín, y al hombre de paja que ha situado al frente de la Generalitat, Quim Torra, para que le sirva de lacayo, al frente de un grupo de viejas glorias del separatismo catalán que parece ser que volverán a aquellos cargos de los que fueron desalojados por el 155, si se confirman las palabras que ha pronunciado públicamente durante los pasados días; termina su editorial de hoy, como ha hecho el señor Marius Carol, de La Vanguardia, con la aceptación de la designación del señor Quim Torra, el candidato propuesto o impuesto, desde su retiro dorado en la capital alemana, por el expresidente prófugo de la Justicia, congratulándose de que, por fin, haya un presidente, aunque el escogido se trate de un sujeto impresentable, xenófobo, faltón y con todos los antecedentes negativos que los sitúan en un escalón por encima de señores como Tardá, Rufián o cualquiera de estos expertos en desbarrar, que han estado ejercitando su facilidad para el insulto contra todos los españoles, las autoridades de la nación y todos los que han luchado y siguen luchando para acabar con este intento de desmembración de España.; se demuestra que estamos ante una situación extremadamente preocupante, en la que cualquier cosa vale, todo se tolera y nada parece que pueda anteponerse a esta deriva independentista ante la cual no hay ley que valga, sentido común que prevalezca ni seny que se le resista; cuando, en realidad, de lo que se trata es de ir dando pasos hacia lo que los soberanistas, que han decidido nominar como la República Independiente de Cataluña, una comunidad que, por mucho que se empeñen los sediciosos, no es más que una más de las regiones de la nación española. Eso sí, capaces de acabar con la paciencia de cualquiera cuando, esta parte de la ciudadanía catalana se empeña en jorobar al resto de la nación.


Lo que está sucediendo es que, en realidad, con este nombramiento, evidentemente con la intención de romper la baraja de la convivencia con el resto de los españoles, tenemos la amarga impresión de que, el señor Rajoy, en el fondo, a pesar de sus gestos de enojado y sus advertencias al elegido de que no se atreva a salirse de los márgenes de la Ley, ha respirado a pulmón libre al poder, por fin, conseguir su más deseado propósito, ¡poder iniciar las negociaciones con el PNV, cueste lo que cueste y valga lo que valga, para conseguir el apoyo de esta formación vasca que, como es de esperar, conseguido su objetivo de que se retire el 155, ahora va a presentar sus particulares cuentas del Gran Capitán para darles un buen mordisco a las arcas del Estado español! Aquí conviene recordar una anomalía que, dado que se produce entre países pertenecientes todos a la UE, nos parece que merece una simple reflexión y es que, señores, semeja algo increíble que, desde una nación soberana como es Alemania, en la que se ha dado cobijo a un sujeto que ha intentado un golpe de Estado contra el gobierno español, todo ello a causa de que un tribunal de un länder alemán se haya salido de sus facultades incumpliendo una orden de detención europea; destinada, precisamente, a aligerar los interminables trámites de una extradición y para cuyo cumplimiento sólo es preciso que, el delito del que se le acusa a aquel que es el objeto de la petición de entrega al país reclamante, sea contemplado en el ordenamiento jurídico de la nación en la que ha sido detenido.


Y aún en el caso de que se siguiera negando el cumplimiento de la orden europea de detención y subsiguiente entrega del señor Puigdemont; parece incomprensible que, desde un país que, en teoría, es amigo de España, reconoce que se trata de una democracia en la que se respetan los derechos de sus ciudadanos y existe un Estado de derecho al menos, si no más, garantista que el que pudiera regir en la nación alemana. Y ante un situación tan anómala se le permite a este fugado de la justicia española que, desde su hotel o dónde sea que viva el señor Carles Puigdemont, pueda organizar una campaña de desafío y descrédito respecto al gobierno, las autoridades o la Justicia españoles con plena impunidad y sin que nadie le recuerde que está recogido en Alemania por cortesía de su gobierno. A mí se me ocurre que este caso empieza a tener las mismas características que las que concurren en el caso del señor Julián Asange, un prófugo de los EE.UU refugiado en la embajada en Londres del Ecuador, al que este país le hizo firmar un documento en el que, el interesado, asumía “el compromiso a no opinar sobre la política de Ecuador ni otros países”, algo que guarda relación con las normas de asilo que debe cumplir. Últimamente, debido a que Asange se extralimitó en sus críticas se le ha impedido que use el teléfono, dejándolo aislado dentro de la embajada.


Contrasta este ejemplo con la absoluta libertad de la que goza el expresidente de la Generalitat, en cuanto a poder utilizar su residencia en Berlín para poder dirigir cuantos improperios considere contra nuestro país y, lo que todavía resulta más incomprensible, que no se le haya advertido, por las autoridades alemanas, de que Alemania no puede consentir que un “gobierno títere” instalado en territorio alemán, pretenda gobernar una parte de España, como es la autonomía catalana, desde territorio de la nación alemana. No sabemos lo que hubieran pensado los alemanes si, desde España, un presunto gobierno del lände de Baviera, decidiera desoír la advertencia del TS alemán en la, escuetamente, se les advertía a los solicitantes que no había lugar a ningún intento de escisión de Alemania, ni siquiera posibilidad de intentarlo, debido a que los partidos independentistas, en aquel país, están completamente prohibidos, y ello decidiera dirigirlo desde Madrid.


Nos parece atorrante el que nuestro Gobierno siga manteniendo su política de esperar a que los soberanistas cometan delitos para poder formular recursos ante los tribunales. Existen leyes administrativas que se podrían aplicar perfectamente desde el Ejecutivo, que no precisarían que los delitos se consumasen y que podrían usar con carácter preventivo de modo que se evitara el deber enfrentarse a hechos consumados que, al estar ya en fase de no retorno su solución, aparte de requerir más tiempo cuando se trata de la aplicación de la justicia ordinaria, tiene el inconveniente de que, en casos como este que estamos tratando, donde la labor de propaganda, difusión, captación de proselitismo e intoxicación del pueblo, cuando se permite que se lleven a cabo ( el caso de la TV3 catalana , La Vanguardia, Avui y otros medios, como Cataluña Radio, son ejemplos flagrantes de lo que unos medios de comunicación, a los que se les ha permitido seguir con su línea de contaminación de la información, han resultado ser armas formidables para darles alas a los levantiscos separatistas catalanes) es inmediata y fácilmente divulgable.


¿Cómo puede el señor Quim Torra, anunciar, públicamente, que volverá a poner en marcha todas aquellas leyes inconstitucionales que el TS y el TC declararon ilegales? o ¿cómo se puede consentir que los de la CUP, un grupo del que ya se sabe que sigue sin acatar las leyes españolas, manifieste que no aceptará bajo ninguna condición que la supuesta nación catalana regrese a lo que (por cierto nunca lo ha abandonado) al autonomismo? O que, el nuevo presidente electo de la Generalitat diga que “se iniciará un nuevo proceso constituyente” cuando es evidente que, si el Parlamento Catalán vuelve a las andadas, el 155 se activará de nuevo. En este caso esperamos que, al menos, sirviera para algo más que para ayudarles a los insurrectos a seguir ganando adeptos y para poner en un brete a nuestra Guardia Civil y Policía Nacional.


Pero, para nuestro Gobierno del PP, contrariamente a lo que esperábamos de él los que lo hemos votado durante años, lo que verdaderamente le ha estado importando, por encima de lo que pueda afectar a los independentistas No olvidemos los preocupantes acontecimientos que tienen lugar en el País Vasco y Navarra, en cuanto al comportamiento de la población de dichas autonomías que, contrariamente a lo que dicta el sentido común y sin que parezca que las autoridades de dichas comunidades se sientan afectadas por la insurrección callejera, sino más bien la están apoyando, se protesta por la celebración del juicio que está teniendo lugar en Navarra, contra los gamberros abertzales que, en número muy superior, agredieron y golpearon fuertemente a dos guardia civiles y sus parejas a los que, de víctimas de la barbarie, el populacho convertido en defensor de los delincuentes, ha pretendido convertirlos en culpables de todo. ¡Claro, ellos no tenían derecho a vivir, pasear, disfrutar o tomarse unas copas en un bar que, para quienes los golpearon, no estaba ubicado en una autonomía española, sino en un país de superhombres de raza superior, al que Sabino Arana le enseñó a sentirse muy por encima del resto de españoles! Quizá por eso, cuando el general Franco, en un paseo militar, se apoderó del país vasco, a pesar de su jaleado cinturón de hierro, hasta los curas vascos se sintieron ofendidos.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, las personas decentes de este país, los que piensan que hay cosas del pasado que debieran conservarse y que las tradiciones nunca deben despreciarse, debemos mostrar nuestro rechazo a la forma en la que, los políticos que actualmente están al frente de los partidos y las instituciones españolas, están ocupándose de los problemas que afectan a todos los españoles y que, sin duda, no pueden abandonarse para intentar afianzarse en el poder y condicionar todo el futuro de la nación y de sus habitantes, a las conveniencias electorales de cada formación política, algo que, por desgracia se ha convertido en uso habitual de quienes nos gobiernan y de los que están instalados en la oposición. Nadie puede aventurar lo que va a ser de este país y de los partidos que hoy forman parte del arco parlamentario, pero lo que sí es evidente es que, si los acontecimientos siguen la deriva que los políticos parece que están dispuestos a mantener; lo más probable es que nuestra permanencia en la UE tenga los días contados y todo el bienestar que, a pesar de lo que los pesimistas intentan desacreditar, estamos disfrutando en España; es muy posible que, en manos de todos estos antisistema, progres, anarquistas y comunistas bolivarianos dispuestos a gastarse el dinero del que no disponemos en despilfarro que, como ha sucedido en los países en los que se han aplicado estas teorías marxistas, todos acabemos disfrutando de una miseria como la que, en la actualidad, existe en Venezuela en la que los únicos ricos, son aquellos que dirigen la nación desde las poltronas de la dictadura, eso sí “proletaria”.

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