Que estamos en el país peor educado de Europa es evidente. No es sólo que hablemos más alto que nadie en el continente, superando incluso a los italianos, o que nuestras calles tengas más papeles, colillas y salivazos que los países de nuestro entorno. La educación cívica nos falta durante la noche cuando molestamos insensiblemente a los que duermen, nos falta en las colas en las que siempre hay listos, en los bocinazos impacientes de los atascos, en los gritos e improperios de la persistente tele basura, en los destrozos de espacios públicos, en las basuras que no reciclamos y nos falta también, terriblemente, en la política.
La política de improperios, descalificaciones y tremendismo actual, es un reflejo de nuestra sociedad. Cuando en la política nacional no hay debate de matices o serena exposición y discusión de ideas, sino exabruptos y exageraciones dramatizadas para imponer más que exponer, se proyecta la médula incívica de nuestra peor descultura ibérica. Cuando hay emisoras de radio cuyo tono y parcialidad sirve a la continua ridiculización de algunos representantes políticos y al fomento del odio a sus oponentes ideológicos, reflejamos una sociedad que sigue bebiendo de las fuentes de su peor historia.
Una sociedad en cuyas cadenas de televisión pública baila en prime time Carmen Sevilla y otras torpes señoras vestidas de árboles de navidad. Es inútil pretender debates televisados sobre educación, sanidad, economía o modelo de estado, porque hay que pagar parodias de bailes de salón, que no es que no sean útiles para el civismo, pero quizás tendríamos que empezar por pilares anteriores de información y cultura. ¿Es que nadie va a cuestionarse en España de una vez el papel de la televisión en la educación, la información y el civismo? Si ya se ha conseguido que sea independiente y se sabe que tiene que ser deficitaria ¿por qué es tan difícil que nos de servicio público con programas de debate y actualidad informativa, cultural, política y social constante?
Es triste comparar los contenidos de la televisión pública española con los de Italia, Francia, Alemania u Holanda. Es triste cuando los amigos de esos países te preguntan “¿Qué pasa en la tele española, no hay programas de debate?, ¿Para cuando el Porta a porta español?”. Es que aquí estamos tan mal educados que no le interesan a nadie.
Estamos tan maleducados que ni siquiera tenemos memoria histórica. Tan maleducados que sabiendo que tenemos la peor educación de Europa, a muchos lo que les importa es que la Religión sea obligatoria y evaluable.