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S. Camilli, Londres

Día Mundial de Animales en Laboratorios

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El 24 de abril es el Día Mundial de Animales en Laboratorios y sería bueno que nos tomáramos unos momentos para reflexionar sobre los millones de animales usados en experimentos crueles y sin sentido cada año. Si bien los animales pueden sentir dolor y miedo, al igual que los humanos, las especies difieren biológicamente unas de otras, por lo que los experimentos en animales no producen resultados significativos confiables que puedan ser aplicados en humanos.


Del mismo modo, las enfermedades artificialmente inducidas en animales en un laboratorio nunca son las mismas que ocurren naturalmente en humanos. A pesar de ello, los experimentadores intentaron reproducir asma en cobayos, obligándolos a aspirar químicos tóxicos. En un esfuerzo bizarro para comprender más acerca de la comunicación humana, implantaron electrodos en cerebros de monos, los encerraron en cámaras oscuras insonorizadas y los obligaron a escuchar una serie de "palabras sin sentido". Y han intentado simular la regulación humana de emociones negativas encerrando a monos tití en cajas oscuras, bombardeándolos con sonidos fuertes y asustándolos con serpientes de plástico.

Debemos reconsiderar nuestra dependencia de estos procedimientos arcaicos y abogar por el financiamiento y desarrollo de técnicas humanitarias y relevantes para humanos. Al terminar con los experimentos en animales e invertir más en tecnología como cultivos de piel humana en tres dimensiones, órganos en chips y modelos en computadoras de alta velocidad, podremos señalar el camino hacia la implementación de métodos de investigación sin animales que beneficien a los humanos. Y así, todos nos beneficiaremos. 

Día Mundial de Animales en Laboratorios

S. Camilli, Londres
Lectores
jueves, 26 de abril de 2018, 05:04 h (CET)

El 24 de abril es el Día Mundial de Animales en Laboratorios y sería bueno que nos tomáramos unos momentos para reflexionar sobre los millones de animales usados en experimentos crueles y sin sentido cada año. Si bien los animales pueden sentir dolor y miedo, al igual que los humanos, las especies difieren biológicamente unas de otras, por lo que los experimentos en animales no producen resultados significativos confiables que puedan ser aplicados en humanos.


Del mismo modo, las enfermedades artificialmente inducidas en animales en un laboratorio nunca son las mismas que ocurren naturalmente en humanos. A pesar de ello, los experimentadores intentaron reproducir asma en cobayos, obligándolos a aspirar químicos tóxicos. En un esfuerzo bizarro para comprender más acerca de la comunicación humana, implantaron electrodos en cerebros de monos, los encerraron en cámaras oscuras insonorizadas y los obligaron a escuchar una serie de "palabras sin sentido". Y han intentado simular la regulación humana de emociones negativas encerrando a monos tití en cajas oscuras, bombardeándolos con sonidos fuertes y asustándolos con serpientes de plástico.

Debemos reconsiderar nuestra dependencia de estos procedimientos arcaicos y abogar por el financiamiento y desarrollo de técnicas humanitarias y relevantes para humanos. Al terminar con los experimentos en animales e invertir más en tecnología como cultivos de piel humana en tres dimensiones, órganos en chips y modelos en computadoras de alta velocidad, podremos señalar el camino hacia la implementación de métodos de investigación sin animales que beneficien a los humanos. Y así, todos nos beneficiaremos. 

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