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El cada vez más inevitable triunfo del candidato Mario Abdo Benítez, favorito para las presidenciales en Paraguay, enterrará la hipocresía de un falaz discurso hegemónico que duró tres décadas

Marito sepulta discurso del periodismo hipócrita

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El 22 de abril los paraguayos elegirán un nuevo presidente de la república, y todos los indicios parecen señalar que una gran mayoría de los electores optarán por Mario Abdo Benítez, un ex Senador que fue capaz de enfrentar exitosamente en las internas del partido de gobierno al actual presidente, Horacio Cartes.


En una de sus celebradas novelas, el irlandés James Joyce ponía en boca de uno de sus personajes que la historia es una pesadilla de la que todos deseamos despertar. Y otro pensador acotó al respecto que lo más placentero es salvarse a uno mismo despertando de una pesadilla.


Para los amos del periodismo hipócrita y venal que reina en Paraguay, que el actual presidente Horacio Cartes haya decidido exponer su visión de la realidad a través de la propia prensa, fue algo difícil de digerir. Les cuesta todavía aceptar que fueron despojados del monopolio de la acusación, el cual les permitía exculpar a los leales y condenar a la hoguera a los infieles.


Según consta en documentos publicados, diarios como ABC color y Ultima Hora, medios que describen cotidianamente al Paraguay como un estado fallido, recibieron en el 2008 más de cinco millones y medio de dólares de Itaipú binacional con el pretexto de supuesta publicidad oficial absolutamente innecesaria.


Ese año había llegado al poder el ex obispo Fernando Lugo, apuntalado por titulares falaces acomodados a un contexto internacional propicio. El flujo de la fortuna pagada como innecesaria “publicidad oficial” volvió a aumentar durante el breve gobierno liberal de Federico Franco.


Este dinero fue embolsado por los presuntos dueños de la verdad en Paraguay, quienes intentaron barrer bajo la alfombra su pasado servil al autoritarismo e imponer un discurso ambiguo de condena a la dictadura que les permita lucrar con la culpa de algunos exponentes enriquecidos gracias a la dictadura.


El discurso que intentó imponerse como hegemónico en las últimas tres décadas, como no podía tener otro destino, terminó fracasando y el 22 de abril se celebrarán sus funerales.


Los únicos fiscales de la república, los únicos jueces, los únicos impolutos y dueños de la verdad, eran en realidad unos vulgares traidores. Por décadas habían cantado loas al dictador hasta que encontraron libreto más lucrativo.


La resolución 862 del 25 de mayo de 1977 del IBR por la cual Humberto Rubín fue beneficiado con 2.000 hectáreas de tierra por Stroessner (contrariando expresas disposiciones del estatuto agrario, ley 864/63), pasó a convertirse en una "vil patraña” inventada por los roedores de los mármoles de la patria periodística. Un ataque parecido de amnesia había afectado a Aldo Zucolillo cuando en la mañana del 25 de marzo de 1988 logró reunirse con Robert Gelbard, subsecretario adjunto para Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado norteamericano. Frustrado por el fracaso de su plan Zeta acusaría allí a los opositores de "vagos, necios y cobardes", de acuerdo al memorando. Omitió por supuesto delatar a sus amigos que traficaban drogas y ocupaban puestos claves en el aparato gubernamental, entre ellos al que había formado sociedad con él, para parir ABC color.


También las tapas de ABC pidiendo la cabeza de los disidentes, las crónicas donde el diario se congratulaba de haber recibido al dictador "en su casa", o los editoriales defendiendo la regresión genocida desatada en Argentina por Jorge Rafael Videla. Y ni hablar de la participación de su cuñado Conrado Pappalardo en el primer atentado terrorista perpetrado en la capital de Estados Unidos, el asesinato de Orlando Letelier.


Todos temas prohibidos para el periodismo paraguayo hasta el día de hoy, of course.


Los dueños de la verdad habían apoyado a Marito Abdo en su enfrentamiento con Cartes, creyendo que luego podrían derrotarlo aislado de su eventual antagonista. Sin embargo, tal distanciamiento entre las fuerzas del partido de gobierno no se dio.


La prensa hegemónica no pudo instalar su versión como en campañas anteriores, pues el candidato del oficialismo fue respaldado por la propia prensa, redes sociales y exuberante apoyo de bases populares.


Hasta los más optimistas opositores dan como hecho el triunfo de Abdo Benítez el 22 de Abril, algo que el periodismo al servicio de la clase empresarial hubiera querido evitar. No pudo hacerlo, y optó por moderar su virulencia de otros tiempos.


El 22 de abril, con el triunfo de Marito, deberán resignar una parte importante de su hegemonía sobre la opinión pública. Con su voto, la ciudadanía paraguaya celebrará así un réquiem por el periodismo hipócrita que quiso negar a la dictadura que lo parió, perdiendo al cabo de de los años la carrera por tener patas tan cortas como sus mentiras. 

Marito sepulta discurso del periodismo hipócrita

El cada vez más inevitable triunfo del candidato Mario Abdo Benítez, favorito para las presidenciales en Paraguay, enterrará la hipocresía de un falaz discurso hegemónico que duró tres décadas
Luis Agüero Wagner
sábado, 14 de abril de 2018, 11:02 h (CET)

El 22 de abril los paraguayos elegirán un nuevo presidente de la república, y todos los indicios parecen señalar que una gran mayoría de los electores optarán por Mario Abdo Benítez, un ex Senador que fue capaz de enfrentar exitosamente en las internas del partido de gobierno al actual presidente, Horacio Cartes.


En una de sus celebradas novelas, el irlandés James Joyce ponía en boca de uno de sus personajes que la historia es una pesadilla de la que todos deseamos despertar. Y otro pensador acotó al respecto que lo más placentero es salvarse a uno mismo despertando de una pesadilla.


Para los amos del periodismo hipócrita y venal que reina en Paraguay, que el actual presidente Horacio Cartes haya decidido exponer su visión de la realidad a través de la propia prensa, fue algo difícil de digerir. Les cuesta todavía aceptar que fueron despojados del monopolio de la acusación, el cual les permitía exculpar a los leales y condenar a la hoguera a los infieles.


Según consta en documentos publicados, diarios como ABC color y Ultima Hora, medios que describen cotidianamente al Paraguay como un estado fallido, recibieron en el 2008 más de cinco millones y medio de dólares de Itaipú binacional con el pretexto de supuesta publicidad oficial absolutamente innecesaria.


Ese año había llegado al poder el ex obispo Fernando Lugo, apuntalado por titulares falaces acomodados a un contexto internacional propicio. El flujo de la fortuna pagada como innecesaria “publicidad oficial” volvió a aumentar durante el breve gobierno liberal de Federico Franco.


Este dinero fue embolsado por los presuntos dueños de la verdad en Paraguay, quienes intentaron barrer bajo la alfombra su pasado servil al autoritarismo e imponer un discurso ambiguo de condena a la dictadura que les permita lucrar con la culpa de algunos exponentes enriquecidos gracias a la dictadura.


El discurso que intentó imponerse como hegemónico en las últimas tres décadas, como no podía tener otro destino, terminó fracasando y el 22 de abril se celebrarán sus funerales.


Los únicos fiscales de la república, los únicos jueces, los únicos impolutos y dueños de la verdad, eran en realidad unos vulgares traidores. Por décadas habían cantado loas al dictador hasta que encontraron libreto más lucrativo.


La resolución 862 del 25 de mayo de 1977 del IBR por la cual Humberto Rubín fue beneficiado con 2.000 hectáreas de tierra por Stroessner (contrariando expresas disposiciones del estatuto agrario, ley 864/63), pasó a convertirse en una "vil patraña” inventada por los roedores de los mármoles de la patria periodística. Un ataque parecido de amnesia había afectado a Aldo Zucolillo cuando en la mañana del 25 de marzo de 1988 logró reunirse con Robert Gelbard, subsecretario adjunto para Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado norteamericano. Frustrado por el fracaso de su plan Zeta acusaría allí a los opositores de "vagos, necios y cobardes", de acuerdo al memorando. Omitió por supuesto delatar a sus amigos que traficaban drogas y ocupaban puestos claves en el aparato gubernamental, entre ellos al que había formado sociedad con él, para parir ABC color.


También las tapas de ABC pidiendo la cabeza de los disidentes, las crónicas donde el diario se congratulaba de haber recibido al dictador "en su casa", o los editoriales defendiendo la regresión genocida desatada en Argentina por Jorge Rafael Videla. Y ni hablar de la participación de su cuñado Conrado Pappalardo en el primer atentado terrorista perpetrado en la capital de Estados Unidos, el asesinato de Orlando Letelier.


Todos temas prohibidos para el periodismo paraguayo hasta el día de hoy, of course.


Los dueños de la verdad habían apoyado a Marito Abdo en su enfrentamiento con Cartes, creyendo que luego podrían derrotarlo aislado de su eventual antagonista. Sin embargo, tal distanciamiento entre las fuerzas del partido de gobierno no se dio.


La prensa hegemónica no pudo instalar su versión como en campañas anteriores, pues el candidato del oficialismo fue respaldado por la propia prensa, redes sociales y exuberante apoyo de bases populares.


Hasta los más optimistas opositores dan como hecho el triunfo de Abdo Benítez el 22 de Abril, algo que el periodismo al servicio de la clase empresarial hubiera querido evitar. No pudo hacerlo, y optó por moderar su virulencia de otros tiempos.


El 22 de abril, con el triunfo de Marito, deberán resignar una parte importante de su hegemonía sobre la opinión pública. Con su voto, la ciudadanía paraguaya celebrará así un réquiem por el periodismo hipócrita que quiso negar a la dictadura que lo parió, perdiendo al cabo de de los años la carrera por tener patas tan cortas como sus mentiras. 

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