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“La tolerancia es una virtud difícil; nuestro primer impulso, y aún el segundo, es odiar a todos los que no piensan como nosotros” Jules Lemâitre

Las corbetas que salvan a los gaditanos, enfurecen a Podemos

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Entre las múltiples contradicciones de todos estos salvadores de la patria que pululan por estos lares, es la de la distinta vara de medir que suelen utilizar cuando se trata de opinar, juzgar, apreciar, criticar, descalificar o alabar la conducta de los demás, sus decisiones, sus obras o, incluso su manera de pensar según que aquellos de los que se trata sean o no de la misma vena política de los que los enjuician. En ocasiones, existe la tentación de criticar, por sistema, todas las decisiones que toma el adversario político y, aún en estos casos, existen los que, cuando se trata de criticar no se toma en cuenta que los mismos que están dispuestos a emplear cualquier procedimiento para descalificar al oponente por un acto al que se califica de nefasto, en una ocasión anterior han sido los que, por la misma cuestión, no han dudado en defenderlo y aplaudir su ejecución.


Estos días hemos tenido la oportunidad de comprobar cómo, algún partido político de los que forman parte del arco parlamentario español, ha sido capaz de incurrir en flagrante contradicción cuando ha cargado furioso contra el actual gobierno español por un acuerdo celebrado por una empresa española con la monarquía de Arabia Saudí, representada por el heredero saudí, Mohamed bin Salmán bin Abdulaziz, de visita oficial en nuestro país para ser recibido por los Reyes, por el presidente del Gobierno y por un grupo de empresarios españoles. Sí, señores, los de Podemos, los comunistas bolivarianos protegidos por el sátrapa y dictador de Venezuela, el señor Maduro, se han mostrado irritados por el acuerdo firmado con el heredero saudí para que, en los astilleros de Cádiz y en el Ferrol, se construyan cinco corbetas para la marina de guerra de la Arabia Saudí.


Nos podríamos preguntar, ante todo, en qué se fundan los comunistas de Pablo Iglesias para objetar que en los astilleros de la empresa Navantía se lleve a cabo la construcción de cinco navíos que van a ser destinados a guardar las costas de un país que está prácticamente rodeado por el mar, algo que cualquier país, sea belicoso o no lo sea, no tiene otro remedio que mantener una mínima vigilancia para que cualquier malhechor no tenga la tentación de llevar a cabo actos de hostilidad contra los habitantes de las ciudades marítimas o tengan la tentación de hacer contrabando impunemente. Según estos señores sus objeciones se basan que en el país musulmán rigen leyes religiosas que no reconocen los derechos de las mujeres, que se supone que favorecen al terrorismo internacional y que favorecen determinado terrorismo en algunos países de su entorno.


Podríamos estar en cierto modo de acuerdo con ellos si se tratara de armamento ofensivo, si se les proporcionaran elementos para construir bombas de probada peligrosidad o materias para la guerra química o nuclear; no obstante no es esta la clase de armamento que se va a construir en Cádiz, sino cinco simple corbetas de vigilancia costera, que garantizan el trabajo a 5.000 personas durante cinco años en los astilleros de San Fernando (Cádiz) y El Ferrol por un valor de 2.000 millones de euros. ¿Qué es lo que critican estos señores de Podemos? Por lo visto les ha subido a la cabeza su oposición a la guerra o su rechazo a las familias multimillonarias que se pueden permitir semejantes despilfarros o, más bien, que están dispuestos a criticar cualquier gestión que haga el Gobierno con el apoyo de la Casa Real para ayudar a unos astilleros españoles precisados de trabajo del cual dependen, nada más y nada menos, que 5.500 trabajadores, ¿Cómo se justificarían ante todos estos trabajadores si, por su culpa, se perdiera una operación que les garantiza a estos españoles estar ocupados durante cinco años?


No nos extraña que hayan ido perdiendo afiliados desde que, en los primeros comicios a los que se presentaron, cosecharon un éxito inesperado que les concedió una amplia representación en el Parlamento de la nación. Una representación que, por cierto, ha resultado una verdadera penitencia para el resto de parlamentarios, que han visto convertida la sede de la representación popular en una especia de taberna de mala nota en la que se escuchan insultos, descalificaciones, calumnias y demás expresiones de mala nota más propias de un burdel que de un lugar en el que se dictan las leyes que deben regir a los ciudadanos españoles; hay que añadir que, en esta labor de desprestigio de la cámara baja, contribuyen con sus aportaciones escatológicas los representantes del independentismo catalán, con su florilegio de palabrotas, faltas de respeto, injurias y demás expresiones de mal gusto en las que, algunos de sus más conspicuos representantes, parecen ser verdaderos expertos.


Unos señores que se han partido la espalda por defender a la dictadura del camionero Maduro, que han hecho importantes aportaciones al gobierno de Venezuela para ayudar a sus actuales dirigentes a privar de las libertades a sus ciudadanos, a convertir la nación en un país de pobres y a extender la miseria y la falta de alimentos y medicamentos a todos los sectores de la nación, en la que solamente sobreviven y se hacen millonarios los que son adictos al régimen y contribuyen a que la nación se convierta en uno de los países con más inflación de todas las naciones americanas. Estos comunistas de Podemos no se han preocupado de las mujeres explotadas en la república china, o de los ciudadanos reducidos a la miseria de Corea del Norte del sicópata coreano Kim-Jong-Un, ni de los distintos dictadores que tienen esclavizados a miles de africanos en las distintas repúblicas en manos de criminales y dictadores repartidas por toda la geografía del continente africano. Estos han cometido el gravísimo error de criticar una operación que cualquier otra nación del mundo, incluida la comunista china o la misma Rusia hubiera acogido de mil amoroes si se le hubiera presentado la ocasión de poder hacerse con ella.


Seguramente hubieran quedado muy satisfechos si España hubiera permitido que se la arrebataran los astillero de Corea del Sur, los que vienen consiguiendo mayor número de pedidos desde que entraron en el mercado de la construcción naval. ¿Qué hubieran pensado los trabajadores gaditanos y ferrolanos de Navantía si, por culpa de la oposición de los comunistas de Podemos se hubiera ido al garete la operación y los 5.500 trabajadores de la explotación se hubieran quedado en el paro? Claro que, como les está sucediendo a muchas formaciones políticas, su forma de comportarse en los últimos tiempos, no viene contribuyendo a que su fama se extienda por los votantes que, cada vez, se ven más en apuros cuando tienen que decidir a quién darle su voto. Es evidente que, los políticos, con sus continuos rifirrafes, con sus absurdas peleas y su falta de atención a los graves problemas a los que debe enfrentarse nuestra nación, se vienen ganando a pulso el que los españoles nos volvamos más indiferentes, más pasotas, como se diría actualmente, y más decepcionados cuando nos damos cuenta de que la calidad de los actuales miembros de las dos cámaras españolas de lo único que verdaderamente se ocupan es de mantenerse en sus escaños y seguir cobrando cada mes la elevada retribución que ellos mismos se han asignado.


En cualquier otra nación el que el Gobierno hubiera conseguido un encargo como el que ha logrado firmar la diplomacia española, hubiera sido motivo de generales felicitaciones pero, en esta nación en la que las agencias de rating, a contrapelo de lo que afirman los partidos de izquierdas, que no ven más que miseria, desempleo, falta de perspectivas y negros nubarrones en el horizonte, nos están volviendo a situar nuestro rating a la categoría de A-, al tiempo que nuestro desempleo sigue disminuyendo y la prima de riesgo ha recuperado posiciones que la sitúan por debajo de los 100 ( 60 o 70 puntos)puntos, algo que hacía mucho tiempo que no se había conseguido; se da la paradoja de que algunos de estos sabios doctores que no hacen sino anunciarnos grandes desastre económicos y peligros de hecatombes para nuestros trabajadores, son los mismos que consideran que en Venezuela se vive en un verdadero paraíso. Nosotros, que siempre nos preocupamos por los que se encuentran a disgusto en nuestra nación, les aconsejaríamos que no se martiricen más y que vuelvan con sus amiguetes los comunistas bolivarianos de Maduros y nos dejaran en paz, seguros de que, sin su compañía nos podríamos arreglar perfectamente.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, uno que no ha dudado en alegrarse por los 5.500 trabajadores de Navantia que van a tener asegurados cinco años de trabajo, mientras se da una inyección de vitaminas a la empresa constructora que le va a permitir buscar nuevos pedidos con más tranquilidad y con la seguridad de que va a tener asegurados sus balances de los próximos cinco años. Todo lo que sean objeciones a este proyecto no son más que salvas mal intencionadas con el único objetivo de mantener la idea de que cuanto peor le vaya a España mejor les va a ir a los que sólo buscan derribar el régimen para implantar su ya conocido “paraíso” comunista y tercermundista. ¡Ah! se me olvidaba, para la señora portavoz de los socialistas en el Parlamento, doña Margarita Robles, le recomendamos que repase un poco el tema de la marina de guerra porque su alegada ignorancia sobre si las corbetas eran naves de gurra demuestran una ignorancia tan supina que no casa con una señora que ha ocupado altos puestos en la administración de Justicia.

Las corbetas que salvan a los gaditanos, enfurecen a Podemos

“La tolerancia es una virtud difícil; nuestro primer impulso, y aún el segundo, es odiar a todos los que no piensan como nosotros” Jules Lemâitre
Miguel Massanet
sábado, 14 de abril de 2018, 11:00 h (CET)

Entre las múltiples contradicciones de todos estos salvadores de la patria que pululan por estos lares, es la de la distinta vara de medir que suelen utilizar cuando se trata de opinar, juzgar, apreciar, criticar, descalificar o alabar la conducta de los demás, sus decisiones, sus obras o, incluso su manera de pensar según que aquellos de los que se trata sean o no de la misma vena política de los que los enjuician. En ocasiones, existe la tentación de criticar, por sistema, todas las decisiones que toma el adversario político y, aún en estos casos, existen los que, cuando se trata de criticar no se toma en cuenta que los mismos que están dispuestos a emplear cualquier procedimiento para descalificar al oponente por un acto al que se califica de nefasto, en una ocasión anterior han sido los que, por la misma cuestión, no han dudado en defenderlo y aplaudir su ejecución.


Estos días hemos tenido la oportunidad de comprobar cómo, algún partido político de los que forman parte del arco parlamentario español, ha sido capaz de incurrir en flagrante contradicción cuando ha cargado furioso contra el actual gobierno español por un acuerdo celebrado por una empresa española con la monarquía de Arabia Saudí, representada por el heredero saudí, Mohamed bin Salmán bin Abdulaziz, de visita oficial en nuestro país para ser recibido por los Reyes, por el presidente del Gobierno y por un grupo de empresarios españoles. Sí, señores, los de Podemos, los comunistas bolivarianos protegidos por el sátrapa y dictador de Venezuela, el señor Maduro, se han mostrado irritados por el acuerdo firmado con el heredero saudí para que, en los astilleros de Cádiz y en el Ferrol, se construyan cinco corbetas para la marina de guerra de la Arabia Saudí.


Nos podríamos preguntar, ante todo, en qué se fundan los comunistas de Pablo Iglesias para objetar que en los astilleros de la empresa Navantía se lleve a cabo la construcción de cinco navíos que van a ser destinados a guardar las costas de un país que está prácticamente rodeado por el mar, algo que cualquier país, sea belicoso o no lo sea, no tiene otro remedio que mantener una mínima vigilancia para que cualquier malhechor no tenga la tentación de llevar a cabo actos de hostilidad contra los habitantes de las ciudades marítimas o tengan la tentación de hacer contrabando impunemente. Según estos señores sus objeciones se basan que en el país musulmán rigen leyes religiosas que no reconocen los derechos de las mujeres, que se supone que favorecen al terrorismo internacional y que favorecen determinado terrorismo en algunos países de su entorno.


Podríamos estar en cierto modo de acuerdo con ellos si se tratara de armamento ofensivo, si se les proporcionaran elementos para construir bombas de probada peligrosidad o materias para la guerra química o nuclear; no obstante no es esta la clase de armamento que se va a construir en Cádiz, sino cinco simple corbetas de vigilancia costera, que garantizan el trabajo a 5.000 personas durante cinco años en los astilleros de San Fernando (Cádiz) y El Ferrol por un valor de 2.000 millones de euros. ¿Qué es lo que critican estos señores de Podemos? Por lo visto les ha subido a la cabeza su oposición a la guerra o su rechazo a las familias multimillonarias que se pueden permitir semejantes despilfarros o, más bien, que están dispuestos a criticar cualquier gestión que haga el Gobierno con el apoyo de la Casa Real para ayudar a unos astilleros españoles precisados de trabajo del cual dependen, nada más y nada menos, que 5.500 trabajadores, ¿Cómo se justificarían ante todos estos trabajadores si, por su culpa, se perdiera una operación que les garantiza a estos españoles estar ocupados durante cinco años?


No nos extraña que hayan ido perdiendo afiliados desde que, en los primeros comicios a los que se presentaron, cosecharon un éxito inesperado que les concedió una amplia representación en el Parlamento de la nación. Una representación que, por cierto, ha resultado una verdadera penitencia para el resto de parlamentarios, que han visto convertida la sede de la representación popular en una especia de taberna de mala nota en la que se escuchan insultos, descalificaciones, calumnias y demás expresiones de mala nota más propias de un burdel que de un lugar en el que se dictan las leyes que deben regir a los ciudadanos españoles; hay que añadir que, en esta labor de desprestigio de la cámara baja, contribuyen con sus aportaciones escatológicas los representantes del independentismo catalán, con su florilegio de palabrotas, faltas de respeto, injurias y demás expresiones de mal gusto en las que, algunos de sus más conspicuos representantes, parecen ser verdaderos expertos.


Unos señores que se han partido la espalda por defender a la dictadura del camionero Maduro, que han hecho importantes aportaciones al gobierno de Venezuela para ayudar a sus actuales dirigentes a privar de las libertades a sus ciudadanos, a convertir la nación en un país de pobres y a extender la miseria y la falta de alimentos y medicamentos a todos los sectores de la nación, en la que solamente sobreviven y se hacen millonarios los que son adictos al régimen y contribuyen a que la nación se convierta en uno de los países con más inflación de todas las naciones americanas. Estos comunistas de Podemos no se han preocupado de las mujeres explotadas en la república china, o de los ciudadanos reducidos a la miseria de Corea del Norte del sicópata coreano Kim-Jong-Un, ni de los distintos dictadores que tienen esclavizados a miles de africanos en las distintas repúblicas en manos de criminales y dictadores repartidas por toda la geografía del continente africano. Estos han cometido el gravísimo error de criticar una operación que cualquier otra nación del mundo, incluida la comunista china o la misma Rusia hubiera acogido de mil amoroes si se le hubiera presentado la ocasión de poder hacerse con ella.


Seguramente hubieran quedado muy satisfechos si España hubiera permitido que se la arrebataran los astillero de Corea del Sur, los que vienen consiguiendo mayor número de pedidos desde que entraron en el mercado de la construcción naval. ¿Qué hubieran pensado los trabajadores gaditanos y ferrolanos de Navantía si, por culpa de la oposición de los comunistas de Podemos se hubiera ido al garete la operación y los 5.500 trabajadores de la explotación se hubieran quedado en el paro? Claro que, como les está sucediendo a muchas formaciones políticas, su forma de comportarse en los últimos tiempos, no viene contribuyendo a que su fama se extienda por los votantes que, cada vez, se ven más en apuros cuando tienen que decidir a quién darle su voto. Es evidente que, los políticos, con sus continuos rifirrafes, con sus absurdas peleas y su falta de atención a los graves problemas a los que debe enfrentarse nuestra nación, se vienen ganando a pulso el que los españoles nos volvamos más indiferentes, más pasotas, como se diría actualmente, y más decepcionados cuando nos damos cuenta de que la calidad de los actuales miembros de las dos cámaras españolas de lo único que verdaderamente se ocupan es de mantenerse en sus escaños y seguir cobrando cada mes la elevada retribución que ellos mismos se han asignado.


En cualquier otra nación el que el Gobierno hubiera conseguido un encargo como el que ha logrado firmar la diplomacia española, hubiera sido motivo de generales felicitaciones pero, en esta nación en la que las agencias de rating, a contrapelo de lo que afirman los partidos de izquierdas, que no ven más que miseria, desempleo, falta de perspectivas y negros nubarrones en el horizonte, nos están volviendo a situar nuestro rating a la categoría de A-, al tiempo que nuestro desempleo sigue disminuyendo y la prima de riesgo ha recuperado posiciones que la sitúan por debajo de los 100 ( 60 o 70 puntos)puntos, algo que hacía mucho tiempo que no se había conseguido; se da la paradoja de que algunos de estos sabios doctores que no hacen sino anunciarnos grandes desastre económicos y peligros de hecatombes para nuestros trabajadores, son los mismos que consideran que en Venezuela se vive en un verdadero paraíso. Nosotros, que siempre nos preocupamos por los que se encuentran a disgusto en nuestra nación, les aconsejaríamos que no se martiricen más y que vuelvan con sus amiguetes los comunistas bolivarianos de Maduros y nos dejaran en paz, seguros de que, sin su compañía nos podríamos arreglar perfectamente.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, uno que no ha dudado en alegrarse por los 5.500 trabajadores de Navantia que van a tener asegurados cinco años de trabajo, mientras se da una inyección de vitaminas a la empresa constructora que le va a permitir buscar nuevos pedidos con más tranquilidad y con la seguridad de que va a tener asegurados sus balances de los próximos cinco años. Todo lo que sean objeciones a este proyecto no son más que salvas mal intencionadas con el único objetivo de mantener la idea de que cuanto peor le vaya a España mejor les va a ir a los que sólo buscan derribar el régimen para implantar su ya conocido “paraíso” comunista y tercermundista. ¡Ah! se me olvidaba, para la señora portavoz de los socialistas en el Parlamento, doña Margarita Robles, le recomendamos que repase un poco el tema de la marina de guerra porque su alegada ignorancia sobre si las corbetas eran naves de gurra demuestran una ignorancia tan supina que no casa con una señora que ha ocupado altos puestos en la administración de Justicia.

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