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Hablamos de sociedad, cuando impulsamos con frenesí las tribus más fanáticas

Urdimbre tribal

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No sé si la botella está medio vacía o medio llena, acaso esté casi vacía; eso no lo sé, pero que hacemos grandes esfuerzos para que se vacíe de actitudes sociables es una patente realidad infiltrada en amplios sectores comunitarios. Proliferan los comentarios sobre tan lamentables comportamientos. Las diatribas ante estas conductas ANTISOCIALES, aunque con el curioso enfoque exclusivo de la reclamación de unas soluciones que deben aportarnos desde fuera, no se sabe quien. La incoherencia de las quejas suele dejarnos en entredicho, por el poco esmero puesto en el cultivo de las cualidades convenientes para evitar semejantes desviaciones. Algo chirría. La dejadez permisiva adolece de fuertes rasgos de complicidad.


Una primera polémica surge en torno al concepto de VITALISMO, parece un tanto falseada, pero está presente en múltiples sectores. Quienes permanecen ceñidos a los aspectos biológicos elementales y preconizan una espontaneidad sin ambages, libres de ataduras artificiosas; desde su empecinamiento rechazan los condicionantes moduladores. En frente evoluciona el sentimiento racional para completar el desarrollo al completo. En el término medio esta ubicada la laboriosa colaboración franca de las diferentes perspectivas; si bien, la cerrazón está al servicio de los bloqueos. Impide el establecimiento de conexiones para el contraste de pareceres, favorece la creación de compartimentos injustificados.

Representan la distancia entre el positivismo impulsivo y los sistemas organizados. Recalquemos la generación de los desequilibrios perniciosos en ambas orientaciones. Observamos con asiduidad a individuos alardeando de la legitimidad de sus impulsos sin otras razones que sus sentimientos personales, sordos ante las réplicas razonadas; son evidentes en la política, negocios, escuelas, en relaciones esporádicas o continuadas. Utilizan como argumentos a su favor los excesos del otro bando organizativo. Los pretorianos del sistema dibujan tramas poco accesibles para el público, quedando el orígen de los desmanes poco menos que en el anonimato. Los POSICIONAMIENTOS tienden a ser radicales e intolerantes con la consiguiente separación de los discrepantes.

Si echamos un vistazo a los procedimientos seguidos para el esclarecimiento de la denominada memoria histórica, en España y en otras latitudes, los pensamientos en el siglo XXI apuntarían a un análisis exhaustivo de lo acaecido, para la explicación adecuada. Sería un buen enfoque superador de los conflictos previos y desde esa base forjar las proyecciones gratificantes. Nada de eso ocurre. Permanecieron postergadas las fórmulas encaminadas al entendimiento con mejores augurios. Han predominado las versiones históricas ENCONADAS con el desdén manifiesto hacia los lazos comunes; abocadas a las interpretaciones sectarias de los hechos, dando pasos para la persistencia del distanciamiento.


Las formas de diversión reflejan nítidamente las actuaciones diferenciadas. Enarbolan una especie de canto sublime a la diversidad gozosa. Si recordamos la fiesta fallera, en la cual se asocian la primavera, la música, el humor, el estruendo, el arte, el colorido; contribuyen al brillo festivo deslumbrante. En los sanfermines serán las referencias al entorno del toro las que impregnen el ambiente. En los carnavales, el disfraz humorístico marca las tendencias. Las peculiaridades modelan los grupos, sus características los distancias de los demás. La enajenación liberadora deja enfrascados a los participantes en la CELEBRACIÓN. Las trifulcas procedentes de conflictos sociales no casan bien con la naturalidad del festejo.


Hoy en día tiene un interés que va en aumento,la consideración de la denominada vida en común, partiendo de los envites individuales o familiares y la multiplicación de las agrupaciones, acentuada a través de las conexiones cibernéticas. El trecho entre ellas ofrece un amplio recorrido de ingentes posibilidades. Con el patente añadido de la pertenencia del mismo sujeto a varios conjuntos, a varias tribus independientes, con sus importantes repercusiones, favorecen una enorme variedad de actitudes CAMALEÓNICAS en torno a las adptaciones oportunistas. Cuando creíamos saber con quien hablábamos, vamos de sorpresa en sorpresa, y descubrimos las chaquetas que ese sujeto guarda en su armario.


En estos asuntos, la mera empatía fue dando paso a opciones inéditas en primer lugar, reiterativas después, ocupantes de los espacios comunitarios. La tribu genuina apegada a la sencillez biológica y geográfica, se complicó hace tiempo, sacudida por los SECTORES de PRESIÓN muy polimorfos. Si el de la política es evidente, no le van a la zaga otros, sobre todo económicos, movidas sexuales. Aunque las captaciones ideológicas tienen muchos recursos. Resultará lógica la pregunta al respecto de si queda algún sector liberado de esos forzamientos indeseables, causantes de agrupaciones involuntarias sometidas al influjo de potencias declaradas o subyacentes.


Lo peor no radica en la gente funcionando con aires extraños a su identidad, en la aparición de fuerzas de procedencias dispares, en las numerosas e insidiosas discrepancias interpretativas; serían manifestaciones comprendidas en las expresiones naturales, de presencia obligada. Lo ACERBO del comportamiento introducido alevosamente, asienta preferentemente en los ocultamientos promovidos por unos pocos individuos, los de siempre, para la orientación a su favor de los beneficios. Con estos procedimientos, la realidad es que nos enfrentamos a tribus prefabricadas por los mangoneantes. Las dominaciones son hasta lógicas. Sorprende la obsecuencia del ganado racional indolente.


El concepto tribal, en su peor sentido de manipulación directiva, conformismo de los miembros involucrados e intolerancia con los no incluidos; configuran unas conductas lamentables de plena actualidad. Particularismos de ONGs, grupúsculos de gente crédula, afiliados poco críticos, asociados a los núcleos de poder; pronto adoptan criterios grupales que se ejercitan como intocables, fuera de toda crítica; mientras las aportaciones ajenas siempre son indeseables. Habremos entrado así en el máximo FALSEAMIENTO cultural en plena época de los modernismos.y teóricas participaciones sin límite.


Otro sector muy involucrado en maniobras sectarias injustificadas, lo tenemos muy presente por los alardes mediáticos. Gira en torno de la producción ARTÍSTICA de variada índole. Si el arte significa algo, es por su libertad, ausencia de códigos, en busca de los descubrimientos sin parangón. Pues bien, nos lo pretenden insuflar a fuerza de tribus mercantiles, códigos museísticos, movidas turísticas, oportunismos políticos o silencios capciosos; con la pretensión de imbuirnos de sus reglas, sobre algo de por sí inconmensurable.


Al menos, nos quedará la oportunidad a los PARTICULARES, de aproximarnos al arte desde las tribus unipersonales adaptadas a los conocimientos propios y circunstancias asociadas. Estamos cansados ya de tantas monsergas y criterios falseados.

Urdimbre tribal

Hablamos de sociedad, cuando impulsamos con frenesí las tribus más fanáticas
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 13 de abril de 2018, 06:29 h (CET)

No sé si la botella está medio vacía o medio llena, acaso esté casi vacía; eso no lo sé, pero que hacemos grandes esfuerzos para que se vacíe de actitudes sociables es una patente realidad infiltrada en amplios sectores comunitarios. Proliferan los comentarios sobre tan lamentables comportamientos. Las diatribas ante estas conductas ANTISOCIALES, aunque con el curioso enfoque exclusivo de la reclamación de unas soluciones que deben aportarnos desde fuera, no se sabe quien. La incoherencia de las quejas suele dejarnos en entredicho, por el poco esmero puesto en el cultivo de las cualidades convenientes para evitar semejantes desviaciones. Algo chirría. La dejadez permisiva adolece de fuertes rasgos de complicidad.


Una primera polémica surge en torno al concepto de VITALISMO, parece un tanto falseada, pero está presente en múltiples sectores. Quienes permanecen ceñidos a los aspectos biológicos elementales y preconizan una espontaneidad sin ambages, libres de ataduras artificiosas; desde su empecinamiento rechazan los condicionantes moduladores. En frente evoluciona el sentimiento racional para completar el desarrollo al completo. En el término medio esta ubicada la laboriosa colaboración franca de las diferentes perspectivas; si bien, la cerrazón está al servicio de los bloqueos. Impide el establecimiento de conexiones para el contraste de pareceres, favorece la creación de compartimentos injustificados.

Representan la distancia entre el positivismo impulsivo y los sistemas organizados. Recalquemos la generación de los desequilibrios perniciosos en ambas orientaciones. Observamos con asiduidad a individuos alardeando de la legitimidad de sus impulsos sin otras razones que sus sentimientos personales, sordos ante las réplicas razonadas; son evidentes en la política, negocios, escuelas, en relaciones esporádicas o continuadas. Utilizan como argumentos a su favor los excesos del otro bando organizativo. Los pretorianos del sistema dibujan tramas poco accesibles para el público, quedando el orígen de los desmanes poco menos que en el anonimato. Los POSICIONAMIENTOS tienden a ser radicales e intolerantes con la consiguiente separación de los discrepantes.

Si echamos un vistazo a los procedimientos seguidos para el esclarecimiento de la denominada memoria histórica, en España y en otras latitudes, los pensamientos en el siglo XXI apuntarían a un análisis exhaustivo de lo acaecido, para la explicación adecuada. Sería un buen enfoque superador de los conflictos previos y desde esa base forjar las proyecciones gratificantes. Nada de eso ocurre. Permanecieron postergadas las fórmulas encaminadas al entendimiento con mejores augurios. Han predominado las versiones históricas ENCONADAS con el desdén manifiesto hacia los lazos comunes; abocadas a las interpretaciones sectarias de los hechos, dando pasos para la persistencia del distanciamiento.


Las formas de diversión reflejan nítidamente las actuaciones diferenciadas. Enarbolan una especie de canto sublime a la diversidad gozosa. Si recordamos la fiesta fallera, en la cual se asocian la primavera, la música, el humor, el estruendo, el arte, el colorido; contribuyen al brillo festivo deslumbrante. En los sanfermines serán las referencias al entorno del toro las que impregnen el ambiente. En los carnavales, el disfraz humorístico marca las tendencias. Las peculiaridades modelan los grupos, sus características los distancias de los demás. La enajenación liberadora deja enfrascados a los participantes en la CELEBRACIÓN. Las trifulcas procedentes de conflictos sociales no casan bien con la naturalidad del festejo.


Hoy en día tiene un interés que va en aumento,la consideración de la denominada vida en común, partiendo de los envites individuales o familiares y la multiplicación de las agrupaciones, acentuada a través de las conexiones cibernéticas. El trecho entre ellas ofrece un amplio recorrido de ingentes posibilidades. Con el patente añadido de la pertenencia del mismo sujeto a varios conjuntos, a varias tribus independientes, con sus importantes repercusiones, favorecen una enorme variedad de actitudes CAMALEÓNICAS en torno a las adptaciones oportunistas. Cuando creíamos saber con quien hablábamos, vamos de sorpresa en sorpresa, y descubrimos las chaquetas que ese sujeto guarda en su armario.


En estos asuntos, la mera empatía fue dando paso a opciones inéditas en primer lugar, reiterativas después, ocupantes de los espacios comunitarios. La tribu genuina apegada a la sencillez biológica y geográfica, se complicó hace tiempo, sacudida por los SECTORES de PRESIÓN muy polimorfos. Si el de la política es evidente, no le van a la zaga otros, sobre todo económicos, movidas sexuales. Aunque las captaciones ideológicas tienen muchos recursos. Resultará lógica la pregunta al respecto de si queda algún sector liberado de esos forzamientos indeseables, causantes de agrupaciones involuntarias sometidas al influjo de potencias declaradas o subyacentes.


Lo peor no radica en la gente funcionando con aires extraños a su identidad, en la aparición de fuerzas de procedencias dispares, en las numerosas e insidiosas discrepancias interpretativas; serían manifestaciones comprendidas en las expresiones naturales, de presencia obligada. Lo ACERBO del comportamiento introducido alevosamente, asienta preferentemente en los ocultamientos promovidos por unos pocos individuos, los de siempre, para la orientación a su favor de los beneficios. Con estos procedimientos, la realidad es que nos enfrentamos a tribus prefabricadas por los mangoneantes. Las dominaciones son hasta lógicas. Sorprende la obsecuencia del ganado racional indolente.


El concepto tribal, en su peor sentido de manipulación directiva, conformismo de los miembros involucrados e intolerancia con los no incluidos; configuran unas conductas lamentables de plena actualidad. Particularismos de ONGs, grupúsculos de gente crédula, afiliados poco críticos, asociados a los núcleos de poder; pronto adoptan criterios grupales que se ejercitan como intocables, fuera de toda crítica; mientras las aportaciones ajenas siempre son indeseables. Habremos entrado así en el máximo FALSEAMIENTO cultural en plena época de los modernismos.y teóricas participaciones sin límite.


Otro sector muy involucrado en maniobras sectarias injustificadas, lo tenemos muy presente por los alardes mediáticos. Gira en torno de la producción ARTÍSTICA de variada índole. Si el arte significa algo, es por su libertad, ausencia de códigos, en busca de los descubrimientos sin parangón. Pues bien, nos lo pretenden insuflar a fuerza de tribus mercantiles, códigos museísticos, movidas turísticas, oportunismos políticos o silencios capciosos; con la pretensión de imbuirnos de sus reglas, sobre algo de por sí inconmensurable.


Al menos, nos quedará la oportunidad a los PARTICULARES, de aproximarnos al arte desde las tribus unipersonales adaptadas a los conocimientos propios y circunstancias asociadas. Estamos cansados ya de tantas monsergas y criterios falseados.

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