| ||||||||||||||||||||||
| ||||||||||||||||||||||
El asesinato de Gabriel el niño de ocho años ha hecho que Cayetano González en su escrito El mal existe
se haya hecho estas preguntas que muchas personas se habrán hecho: “¿Qué pasa en la mente de un ser humano para terminar o ayudar a terminar con la vida de una criatura que además es hijo de su actual pareja? ¿Cómo ha podido estar viviendo estos días esta mujer en la esquizofrenia absoluta de aparecer en las diversas concentraciones en apoyo a Gabriel y a sus padres naturales, sabiendo que el niño estaba muerto? ¿No ha tenido en todo este tiempo transcurrido desde la desaparición del niño ningún momento de desfallecimiento, de debilidad, de duda, de conmiseración con lo que estaban pasando los padres de Gabriel?” Añade el autor de estas preguntas: “Estas preguntas y muchas otras que se pueden plantear no tienen una respuesta fácil.Por descontado, no la tienen desde la lógica y la razón humana. Por esto, en mi intento de aproximación, se debería admitir que la existencia del mal es algo real”. El mal no es un tema metafísico que se intente explicar en reuniones de filósofos. Demostrar la existencia del mal escapa al descernimiento humano. Por fuerza debe descansarse en la fe. No en cualquier fe. Únicamente aporta luz a este problema la fe que es obra del Espíritu Santo que se recibe por la creencia en Jesucristo.
Hoy quisiera invitarlos a reflexionar sobre un aspecto de la vida actual que parece extremadamente novedoso por sus avances agigantados en el mundo de la tecnología, pero cuyo planteo persiste desde Platón hasta nuestros días, a saber, la realidad virtual inmiscuida hasta el tuétano en nuestra cotidianidad y la posibilidad de que llegue el día en que no podamos distinguir entre "lo real" y "lo virtual".
Algo ocurre con la salud de las democracias en el mundo. Hasta hace pocas décadas, el prestigio de las democracias establecía límites políticos y éticos y articulaba las formas de convivencia entre estados y entre los propios sujetos. Reglas comunes que adquirían vigencia por imperio de lo consuetudinario y de los grandes edificios jurídicos y filosófico político y que se valoraban positivamente en todo el mundo, al que denominábamos presuntuosamente “libre”.
Pienso que habrá cada vez más Cat Cafés y no solamente cafeterías, cualquier ciudadano que tenga un negocio podría colaborar. Sólo le hace falta una habitación dedicada a los gatos. Es horrible en muchos países del planeta, el caso de los abandonos de animales, el trato hacia los toros, galgos… las que pasan algunos de ellos… Y sin embargo encuentro gente que se vuelca en ayudarles y llegan a tener un número grande de perros y gatos.
|