…Joya de gran valor sentimental.
Más que humano, santo, es “el caballo”.
Palomo era elegante, era genial,
era una estrella del circo más celestial.
Volaba alto,
Palomo y yo, yo y él, sin más.
Palomo, llegó mi ángel
y lo hizo para alegrar
a todos los que les gusta
ver angelitos cantar.
Me gustan los caballos blancos
y los perros llamados Duque.
Soñaba con ellos de pequeña.
Se llamaba Palomito Pedro.
Era el más majestuoso y bonito.
Era el más elegante,
más humano y mejor educado,
estaba muy orgullosa.
Soñaba que iba con él
por los campos de amapolas
doradas y silvestres
y que nos hacíamos
una bonita compañía
como las estrellas a la luna.
Una compañía como pocas
se encuentran en el día a día.
(De Tsunami de Rosas).