Después de haber realizado un máster, he decidido contar mi historia. Con la intención de ayudar a
otras personas en caso de que estén pensando en cursar uno, o conozcan a alguien en esta situación.
Todo empezó en Inglaterra. Tuvimos dos semanas de presentaciones. Después de empezar las
clases, todavía el profesor de Derecho comenzó su docencia otras dos semanas más tarde. No nos
dieron ninguna explicación ni nos compensaron por las horas perdidas. El mismo, daba solo dos
horas de las tres obligatorias semanales. Nunca vimos un caso práctico. En otra asignatura
compartíamos dos de las tres horas con otro grupo de máster. La justificación por parte de la
Universidad fue que teníamos temarios similares. En cuanto al profesor, cuando en un grupo de
trabajo de repente uno de los miembros desapareció sin aportar su parte tan solo unos días antes de
la entrega, nos dijo que teníamos que apañarnos nosotros/as, que eso era Inglaterra y que teníamos
que acatar sus normas. Otra profesora no actualizó la fecha del examen de la guía que nos dieron.
Lo que provocó que algunos/as compañeros/as tuvieran que modificar sus vuelos. Casi ninguno/a de
los/as profesores/as se esforzaba por pronunciar un inglés estándar, no teniendo en cuenta que la
mayoría de la clase eramos extranjeros/as. La metodología era totalmente convencional, algunos/as
nos leían powerpoints que traían a clase y explicaban lo justo y necesario. Lo demás, era por cuenta
propia. Y así te lo hacían saber. Nos daban guías con referencias, algunas de años anteriores, otras
con referencias desactualizadas y otras de libros que no había en la biblioteca. Cuando
preguntábamos por referencias más concretas o dudas, promulgaban que el aprendizaje era
autónomo y nos invitaban a buscarnos la vida. No tuvimos ni una sola charla de ninguna institución
empresarial. Solo trabajos de clase y exámenes. Trabajos en los que no se podía preguntar
demasiado, en las tutorías parecía que molestabas. Y dos semanas antes de exámenes no hubo clase,
ni tampoco hubo tutorías.
Con respecto a los/as compañeros/as es difícil de explicar. Cuando tantas culturas diferentes se
juntan en una sola aula hay muchos factores a tener en cuenta. Algunas culturas presentan un
machismo normalizado que olvidan dejar a un lado cuando están en países más evolucionados. Así,
profesores/as y alumnos/as tuvimos que aguantar comentarios y comportamientos muy
desagradables. Era imposible asistir a una clase donde todo el mundo estuviera en silencio y
atendiendo. Nadie hacía nada para impedir esa actitud.
Cuando me dirigí a la directora del máster, además de escucharme muy atentamente y tomar notas,
me dijo que pensara en que obtendría dos másters en un año, que eso era lo importante y que
después me iría.
Cuando después de tardar más de un mes en darnos la última nota del primer cuatrimeste (después
de darnos una errónea y haber suspendido toda la clase), decidí presentarle la situación al director
de directores. El cual me dijo muy cordialmente que sí que había algunas cosas en las que tenían
que mejorar. Pero que esperaba que algún día cuando mirara atrás hubiese merecido la pena.
Al llegar a España, donde hice el segundo máster, la cosa mejoró pero no mucho. Alumnos y
alumnas se quejaban del nivel de inglés de profesores y profesoras. La metodología era más o
menos parecida. Al menos aquí, nos dieron apuntes y buenas referencias. Además de bastantes
conferencias. Pero también teníamos que buscarnos la vida, incluso cuando un estudiante ofendió
verbalmente y por escrito a una compañera y nadie hizo nada para frenarle. O cuando un profesor
llegó media hora tarde a un examen.
Para terminar, el trabajo fin de máster. Te repiten hasta la saciedad que vayas cuantas veces puedas
al supervisor/a. Yo no entendía por qué el resto de mis compañeros/as pasaban del tema. Ahora sí lo
entiendo. A pesar de ir repetidas veces y decirme que estaba todo muy bien, la sorpresa final vino
cuando me dieron la nota y se molestaron en explicarme por qué era tan baja. Digo se molestaron
porque en el transcurso de la conversación el director del máster decidió dejarla, diciéndome que ya
me había repetido muchas veces que la revisión no era para explicarme cómo se hacía una tesis y
que no quería hablar más porque le iba a dar el día. Personalmente, a mí mi supervisor me perjudicó
más que ayudarme. Puesto que muchas correcciones se las había preguntado previa y
explícitamente. Incluso llegó a insistirme con que no me preocupara por mi nivel de inglés, que el
trabajo sería corregido por profesores/as españoles/as.
Y cuando todo pasa, te das cuenta de que tienes dos másters y ninguna orientanción. En ningún
momento nos han ayudado con alguna charla sobre las posibilidades a las que optamos y/o cómo
podemos continuar con nuestra carrera. Tampoco ofrecen prácticas ni hacen recomendaciones.
Por todo esto, si a día de hoy me preguntaran si recomiendo hacer un máster. Sin duda alguna,
contestaría que sí. Con respecto a si este debería ser internacional o en otro país, solo se lo aconsejo
a las personas a las que de verdad les van las emociones fuertes. Pero a nadie, le sugeriría el que yo
hice. Es complicado expresar con palabras lo que sentí durante los hechos relatados. Después de
haberme esforzado tanto, mental y económicamente. Un esfuerzo hecho por toda una familia para
pagar semejante cantidad de dinero y encima mantenerme fuera de casa. El estudiar inglés para
entrar en el máster, el estudiar todas las asignaturas en inglés... Finalmente, resultó ser pan comido
cuando lo comparas con lidiar con el resto de circunstancias.