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Españoles e italianos indisciplinados y faltos de suficiente formación democrática

Alemania democracia ejemplar. Italia y España en las antípodas

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Puede que haya alguien que se queje de nuestros políticos, lo mismo que sucede con los italianos, no tienen madera de servidores de la nación y es muy posible que tengan parte de razón quienes los culpan de falta de seriedad, de partidismo, de corruptos y de más preocupados por sus propios intereses que por los de los pueblos de las naciones a las que pertenecen. No obstante, ocurre algo que hace que volvamos la vista hacia nosotros mismos, los votantes, y que nos haca reflexionar sobre quiénes son los verdaderos culpables de que, tanto los italianos como los españoles, estemos en la situación en la que nos encontramos y, no obstante, una nación como Alemania haya sido capaz de solucionar sus problemas internos, los resultados de unas legislativas en las que no existía mayoría alguna que le permitiese gobernar a ninguno de los partidos por si solos y, en poco menos de tres meses, han sido capaces de establecer acuerdos con el partido socialista alemán, SPD, pese a que el señor Martin Schulz, líder del SPD, haya tenido que sacrificar su carrera política para que fuera posible llegar a este pacto con las huestes de la incombustible señora Merkel.(CDU). Ésta, a la vez, ha sabido reconocer que con esta nueva legislatura queda completado su ciclo a la cabeza de la nación alemana y, a tal efecto, ha tenido la sensatez, la habilidad y el evidente sentido de estado de designar a la señora Annegret Kramp-Karrenbauer como nueva secretaria general de su partido. Todo un ejemplo de amplitud de miras de los políticos alemanes y de buen sentido de los votantes, que supieron huir (pese a los innegables avances de la extrema derecha alemana, los del Afd, y los izquierdistas, pasando por los liberales y los verdes se han visto chasqueados en sus proyectos de cambios, algo que, evidentemente hubiera podido ser catastrófico para la vacilante UE) de votar a los extremos, sabiendo que es en el justo término medio donde se encuentra la virtud, en este caso lo que le convenía al pueblo alemán..


Italia, por su parte, aparte de proporcionarle un severo correctivo a las izquierdas de Renzi, después de cinco años sin que sus ciudadanos fueran llamados a las urnas, con sucesivos gobiernos mangoneados por los políticos del arco parlamentario, ha vuelto a caer en el populismo, en este momento todavía peor que aquellos en los que incurrieron en votaciones anteriores. En esta ocasión, los que podríamos considerar como moderados y pro europeístas han sucumbido a los populismos de la Liga (Norte), que se ha desprendido de su referencia al norte de Italia para intentar (y, al parecer, conseguir) ampliar su campo de influencia en la parte sur de la nación italiana donde, no obstante, ha sido otro populismo, el de las legiones del señor Luigi de Maio, del Movimiento 5 Estrellas ( de Beppe Grillo), que han obtenido una gran victoria, con el 30% de los votos. Los partidos que tradicionalmente habían dirigido la nación italiana es muy posible que se vean ahora obligados a ceder ante un populismo que parece que se está apoderando de algunas naciones de Europa y que, sin duda, será la causa de más de una preocupación por parte de naciones como Francia y Alemania, decididamente partidarias de consolidar la unión de la UE, que se van teniendo que enfrentar a un creciente desapego de muchos ciudadanos comunitarios al proyecto de la UE y de la moneda única (el caso más evidente: el Brexit del UK) como ocurre en Italia y en una parte importante del pueblo español.


Se habla de un mediador en el que parece que, el pueblo italiano, ha fijado sus esperanzas como componedor de situaciones difíciles. Sergio Mattarella una víctima del terrorismo mafioso italiano, que tuvo la valentía de enfrentarse a la mafia siciliana, católico y ex magistrado del Tribunal Constitucional, parece ser el encargado de la difícil tarea de encontrar el medio que restablecer un poco de sensatez que se pueda reflejar en el nuevo gobierno italiano. Su postura de centro-izquierda puede favorecer su tarea de buscar puntos de encuentros entre fuerzas tan dispares como las que han salido de los recientes comicios.


Pero es que, cuando hablamos de la situación en España, de cómo el señor Rajoy y su equipo van tirando por la borda el poco crédito que les quedaba una vez que la corrupción ha irrumpido entre sus filas de dirigentes y, aun así, pretenden sacar pecho intentando enfrentarse con toda su artillería a aquel partido, Ciudadanos del señor Rivera, que sigue apoyándoles para que puedan seguir gobernando y han sido sus principales valedores en la aplicación del 155. Es evidente que los pobres resultados del PP, en las elecciones municipales catalanas, ha sido un duro golpe para los populares y que, contrariamente a lo que es habitual en el señor Rajoy, tan flemático, parece ser que en esta ocasión ha conseguido alterarle los nervios, haciendo que cometiera uno de sus errores garrafales cuando decidió ordenar, a sus huestes, que desencadenaran una ofensiva, tan carente de lógica como contraproducente para sus propios intereses, contra sus aliados, los del partido rosa. Los resultados no han podido ser más desastrosos debido a que, contrariamente a lo que seguramente se esperaba el señor Rajoy, lo que viene sucediendo es que las sucesivas encuestas, la última de hoy mismo, van dándoles más ventajas electorales a los de Rivera a costa, precisamente, de las deserciones que se vienen produciendo en el PP.


Al contrario de lo ocurrido en Alemania, con su acuerdo de gobernabilidad entre el SPD y la UCD, en España las posturas encontradas, diríamos que enfrentadas sin concesiones, de los dirigentes del PP y del PSOE, hicieron imposible cualquier tipo de acuerdo parecido al alemán; algo que, evidentemente hubiera evitado muchos de los graves sucesos que han venido sucediéndose en España a partir de que, el nuevo Gobierno de Rajoy, evidente un ejecutivo débil e inseguro, se viera obligado a iniciar un periplo con la particularidad de tener a la mayoría de la Cámara baja dominada por la oposición. La tregua proporcionada por la necesidad de aplicar el 155, ante la evidente desafío de los catalanes que reclamaban la independencia de Cataluña, fue un alivio para los populares que vieron que los ataques de la oposición disminuían ante el gravísimo problema presentado por los separatistas catalanes, con la seudo-declaración de la república independiente de Cataluña y la huida de Puigdemont, como prófugo de la Justicia, para refugiarse en Bruselas.


En la actualidad la situación política ha adquirido tintes más sombríos si cabe. El señor A.Rivera, el líder de Ciudadanos ha encontrado un apoyo, no sabemos si inesperado o si ya conocían su valía, en la señora Inés Arrimadas, que ha conseguido imponerse con sus discursos españolistas al resto de partidos llamados estatutarios, que parece que no se deciden a adoptar una actitud decidida para acabar con esta tomadura de pelo que estamos sufriendo, todos los españoles, a causa de la serie de intrigas, componendas, jugarretas legales y declaraciones trufadas de mentiras, de inexactitudes, de acusaciones falsas, injurias y calumnias que el señor Puigdemont y, ahora desde Suiza, Anna Gabriel, están vertiendo ante una prensa que parece decidida a aceptar sus palabras como verdaderas y a trasmitirlas al resto de países en los que, sin duda, están produciendo dudas en algunos ciudadanos predispuestos a creerse lo que les dicen los periódicos y las TV.


Por otra parte, tampoco le ha salido como pensaba, a Rajoy, la aplicación del 155; una solución que ellos esperaban que tuviera efectos inmediatos y que, en unos pocos días podría volverse a retirar, una vez conseguido que se formara un nuevo gobierno de la Generalitat, libre de personas nacionalistas que estuvieran involucradas en el llamado “process” independentista y que “estuvieran dispuestas a respetar las leyes del Estado español”. Como muy bien ha dicho el señor Albiol, mejor conocedor de la situación catalana que los dirigentes de Madrid, lo que convendría en estos momentos, en los que se vuelve a intentar reproducir la misma situación que fue la que obligó a implantar el 155; sería aprovechar su vigencia para apretar más las tuercas y hacerse cargo, directamente, de la dirección de todas las “consellerías” catalanas. No parece que, en Génova, estén dispuestos a una acción semejante debido a que, como suele ocurrir siempre con este gobierno “agallegado” que nos ha tocado soportar, nadie tiene agallas para ello y piensan como han venido sosteniendo equivocadamente, durante todo el tiempo del desafío catalán, que dejando que pasara el tiempo el tema acabaría por solucionarse por sí solo.


El peligro que se cierne sobre España en unos momentos en los que el tema catalán sigue sin resolverse, los movimientos sociales de protesta parece que siguen aumentando (feministas, pensiones, guardia civil policía etc.) y lo que es peor, queda en entredicho el apoyo de Ciudadanos al PP, algo que parece que se empieza a notar en el Parlamento cuando, por primera vez, el grupo de Ciudadanos parece dispuesto a formar parte de los que van a pedir la derogación de la llamada Ley “Mordaza”. Lo preocupante es que, al parecer, existen 50 leyes que el Gobierno, haciendo uso de sus facultades, tiene vetadas y que, con el apoyo de Ciudadanos es muy posible que pudieran ser reactivadas. En el caso de que esto sucediera, es evidente que el que quedaran sin efecto todas las leyes que han afectado a las cuestiones laborales, especialmente en cuestiones de salarios o de reducción de las facultades sindicales en los convenios colectivos (todo ello siguiendo las indicaciones de la CE), es muy posible que estas decisiones no fueran tomadas muy bien en Bruselas y que, como represalia, al país español le llegaran sanciones y reducciones de ayudas que no fueran precisamente las mejores garantías para que nuestra marcha en la recuperación de nuestra economía siguiera como ha venido siendo durante los últimos años.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no acabamos de entender cuál es el plan que guarda en la recámara nuestro actual gobierno si no es que, en realidad, no tenga ninguno en concreto y todo lo fíe a que, como parecen esperar respecto al tema catalán, todo se acabe solucionando por sí solo. Uno piensa que poner toda la fe, sin poner nada por su parte en orden a forzar que el adversario político se vea obligado a mover pieza debido a la presión que se ejerce sobre él y, por el contrario, se le da tiempo para que pueda preparar su contraataque, no hace más que favorecer las opciones para quienes, el prolongar la situación de inestabilidad política, puede acabar por favorecerles. Esto es precisamente lo que viene ocurriendo desde que, a la señora Sáez de Santamaría, se le encomendó la misión de buscar apoyos en la burguesía catalana para evitar el referendo ilegal del 1.O del 2017. Fracasó y fracasó la operación de impedirlo, como fracasó el mantener vigilado a Puigdemont y, también, los intentos de extraditarle. Demasiados fracasos y muchos otros que nos dejamos en la manga, para que Rajoy siga impertérrito pensando que, sin él, el PP no tiene posibilidades de sobrevivir. Vuelve a equivocarse.

Alemania democracia ejemplar. Italia y España en las antípodas

Españoles e italianos indisciplinados y faltos de suficiente formación democrática
Miguel Massanet
martes, 6 de marzo de 2018, 07:07 h (CET)

Puede que haya alguien que se queje de nuestros políticos, lo mismo que sucede con los italianos, no tienen madera de servidores de la nación y es muy posible que tengan parte de razón quienes los culpan de falta de seriedad, de partidismo, de corruptos y de más preocupados por sus propios intereses que por los de los pueblos de las naciones a las que pertenecen. No obstante, ocurre algo que hace que volvamos la vista hacia nosotros mismos, los votantes, y que nos haca reflexionar sobre quiénes son los verdaderos culpables de que, tanto los italianos como los españoles, estemos en la situación en la que nos encontramos y, no obstante, una nación como Alemania haya sido capaz de solucionar sus problemas internos, los resultados de unas legislativas en las que no existía mayoría alguna que le permitiese gobernar a ninguno de los partidos por si solos y, en poco menos de tres meses, han sido capaces de establecer acuerdos con el partido socialista alemán, SPD, pese a que el señor Martin Schulz, líder del SPD, haya tenido que sacrificar su carrera política para que fuera posible llegar a este pacto con las huestes de la incombustible señora Merkel.(CDU). Ésta, a la vez, ha sabido reconocer que con esta nueva legislatura queda completado su ciclo a la cabeza de la nación alemana y, a tal efecto, ha tenido la sensatez, la habilidad y el evidente sentido de estado de designar a la señora Annegret Kramp-Karrenbauer como nueva secretaria general de su partido. Todo un ejemplo de amplitud de miras de los políticos alemanes y de buen sentido de los votantes, que supieron huir (pese a los innegables avances de la extrema derecha alemana, los del Afd, y los izquierdistas, pasando por los liberales y los verdes se han visto chasqueados en sus proyectos de cambios, algo que, evidentemente hubiera podido ser catastrófico para la vacilante UE) de votar a los extremos, sabiendo que es en el justo término medio donde se encuentra la virtud, en este caso lo que le convenía al pueblo alemán..


Italia, por su parte, aparte de proporcionarle un severo correctivo a las izquierdas de Renzi, después de cinco años sin que sus ciudadanos fueran llamados a las urnas, con sucesivos gobiernos mangoneados por los políticos del arco parlamentario, ha vuelto a caer en el populismo, en este momento todavía peor que aquellos en los que incurrieron en votaciones anteriores. En esta ocasión, los que podríamos considerar como moderados y pro europeístas han sucumbido a los populismos de la Liga (Norte), que se ha desprendido de su referencia al norte de Italia para intentar (y, al parecer, conseguir) ampliar su campo de influencia en la parte sur de la nación italiana donde, no obstante, ha sido otro populismo, el de las legiones del señor Luigi de Maio, del Movimiento 5 Estrellas ( de Beppe Grillo), que han obtenido una gran victoria, con el 30% de los votos. Los partidos que tradicionalmente habían dirigido la nación italiana es muy posible que se vean ahora obligados a ceder ante un populismo que parece que se está apoderando de algunas naciones de Europa y que, sin duda, será la causa de más de una preocupación por parte de naciones como Francia y Alemania, decididamente partidarias de consolidar la unión de la UE, que se van teniendo que enfrentar a un creciente desapego de muchos ciudadanos comunitarios al proyecto de la UE y de la moneda única (el caso más evidente: el Brexit del UK) como ocurre en Italia y en una parte importante del pueblo español.


Se habla de un mediador en el que parece que, el pueblo italiano, ha fijado sus esperanzas como componedor de situaciones difíciles. Sergio Mattarella una víctima del terrorismo mafioso italiano, que tuvo la valentía de enfrentarse a la mafia siciliana, católico y ex magistrado del Tribunal Constitucional, parece ser el encargado de la difícil tarea de encontrar el medio que restablecer un poco de sensatez que se pueda reflejar en el nuevo gobierno italiano. Su postura de centro-izquierda puede favorecer su tarea de buscar puntos de encuentros entre fuerzas tan dispares como las que han salido de los recientes comicios.


Pero es que, cuando hablamos de la situación en España, de cómo el señor Rajoy y su equipo van tirando por la borda el poco crédito que les quedaba una vez que la corrupción ha irrumpido entre sus filas de dirigentes y, aun así, pretenden sacar pecho intentando enfrentarse con toda su artillería a aquel partido, Ciudadanos del señor Rivera, que sigue apoyándoles para que puedan seguir gobernando y han sido sus principales valedores en la aplicación del 155. Es evidente que los pobres resultados del PP, en las elecciones municipales catalanas, ha sido un duro golpe para los populares y que, contrariamente a lo que es habitual en el señor Rajoy, tan flemático, parece ser que en esta ocasión ha conseguido alterarle los nervios, haciendo que cometiera uno de sus errores garrafales cuando decidió ordenar, a sus huestes, que desencadenaran una ofensiva, tan carente de lógica como contraproducente para sus propios intereses, contra sus aliados, los del partido rosa. Los resultados no han podido ser más desastrosos debido a que, contrariamente a lo que seguramente se esperaba el señor Rajoy, lo que viene sucediendo es que las sucesivas encuestas, la última de hoy mismo, van dándoles más ventajas electorales a los de Rivera a costa, precisamente, de las deserciones que se vienen produciendo en el PP.


Al contrario de lo ocurrido en Alemania, con su acuerdo de gobernabilidad entre el SPD y la UCD, en España las posturas encontradas, diríamos que enfrentadas sin concesiones, de los dirigentes del PP y del PSOE, hicieron imposible cualquier tipo de acuerdo parecido al alemán; algo que, evidentemente hubiera evitado muchos de los graves sucesos que han venido sucediéndose en España a partir de que, el nuevo Gobierno de Rajoy, evidente un ejecutivo débil e inseguro, se viera obligado a iniciar un periplo con la particularidad de tener a la mayoría de la Cámara baja dominada por la oposición. La tregua proporcionada por la necesidad de aplicar el 155, ante la evidente desafío de los catalanes que reclamaban la independencia de Cataluña, fue un alivio para los populares que vieron que los ataques de la oposición disminuían ante el gravísimo problema presentado por los separatistas catalanes, con la seudo-declaración de la república independiente de Cataluña y la huida de Puigdemont, como prófugo de la Justicia, para refugiarse en Bruselas.


En la actualidad la situación política ha adquirido tintes más sombríos si cabe. El señor A.Rivera, el líder de Ciudadanos ha encontrado un apoyo, no sabemos si inesperado o si ya conocían su valía, en la señora Inés Arrimadas, que ha conseguido imponerse con sus discursos españolistas al resto de partidos llamados estatutarios, que parece que no se deciden a adoptar una actitud decidida para acabar con esta tomadura de pelo que estamos sufriendo, todos los españoles, a causa de la serie de intrigas, componendas, jugarretas legales y declaraciones trufadas de mentiras, de inexactitudes, de acusaciones falsas, injurias y calumnias que el señor Puigdemont y, ahora desde Suiza, Anna Gabriel, están vertiendo ante una prensa que parece decidida a aceptar sus palabras como verdaderas y a trasmitirlas al resto de países en los que, sin duda, están produciendo dudas en algunos ciudadanos predispuestos a creerse lo que les dicen los periódicos y las TV.


Por otra parte, tampoco le ha salido como pensaba, a Rajoy, la aplicación del 155; una solución que ellos esperaban que tuviera efectos inmediatos y que, en unos pocos días podría volverse a retirar, una vez conseguido que se formara un nuevo gobierno de la Generalitat, libre de personas nacionalistas que estuvieran involucradas en el llamado “process” independentista y que “estuvieran dispuestas a respetar las leyes del Estado español”. Como muy bien ha dicho el señor Albiol, mejor conocedor de la situación catalana que los dirigentes de Madrid, lo que convendría en estos momentos, en los que se vuelve a intentar reproducir la misma situación que fue la que obligó a implantar el 155; sería aprovechar su vigencia para apretar más las tuercas y hacerse cargo, directamente, de la dirección de todas las “consellerías” catalanas. No parece que, en Génova, estén dispuestos a una acción semejante debido a que, como suele ocurrir siempre con este gobierno “agallegado” que nos ha tocado soportar, nadie tiene agallas para ello y piensan como han venido sosteniendo equivocadamente, durante todo el tiempo del desafío catalán, que dejando que pasara el tiempo el tema acabaría por solucionarse por sí solo.


El peligro que se cierne sobre España en unos momentos en los que el tema catalán sigue sin resolverse, los movimientos sociales de protesta parece que siguen aumentando (feministas, pensiones, guardia civil policía etc.) y lo que es peor, queda en entredicho el apoyo de Ciudadanos al PP, algo que parece que se empieza a notar en el Parlamento cuando, por primera vez, el grupo de Ciudadanos parece dispuesto a formar parte de los que van a pedir la derogación de la llamada Ley “Mordaza”. Lo preocupante es que, al parecer, existen 50 leyes que el Gobierno, haciendo uso de sus facultades, tiene vetadas y que, con el apoyo de Ciudadanos es muy posible que pudieran ser reactivadas. En el caso de que esto sucediera, es evidente que el que quedaran sin efecto todas las leyes que han afectado a las cuestiones laborales, especialmente en cuestiones de salarios o de reducción de las facultades sindicales en los convenios colectivos (todo ello siguiendo las indicaciones de la CE), es muy posible que estas decisiones no fueran tomadas muy bien en Bruselas y que, como represalia, al país español le llegaran sanciones y reducciones de ayudas que no fueran precisamente las mejores garantías para que nuestra marcha en la recuperación de nuestra economía siguiera como ha venido siendo durante los últimos años.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, no acabamos de entender cuál es el plan que guarda en la recámara nuestro actual gobierno si no es que, en realidad, no tenga ninguno en concreto y todo lo fíe a que, como parecen esperar respecto al tema catalán, todo se acabe solucionando por sí solo. Uno piensa que poner toda la fe, sin poner nada por su parte en orden a forzar que el adversario político se vea obligado a mover pieza debido a la presión que se ejerce sobre él y, por el contrario, se le da tiempo para que pueda preparar su contraataque, no hace más que favorecer las opciones para quienes, el prolongar la situación de inestabilidad política, puede acabar por favorecerles. Esto es precisamente lo que viene ocurriendo desde que, a la señora Sáez de Santamaría, se le encomendó la misión de buscar apoyos en la burguesía catalana para evitar el referendo ilegal del 1.O del 2017. Fracasó y fracasó la operación de impedirlo, como fracasó el mantener vigilado a Puigdemont y, también, los intentos de extraditarle. Demasiados fracasos y muchos otros que nos dejamos en la manga, para que Rajoy siga impertérrito pensando que, sin él, el PP no tiene posibilidades de sobrevivir. Vuelve a equivocarse.

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