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Además de las autorías, son asquerosas las complicidades

Rasgos malvados

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Dijeron: Esos crímenes deplorables nunca volverán como tales. Mientras nos enzarzamos en dichas consideraciones, sí se cometen otros parecidos. ¡Estamos buenos! Entramos en las raíces del mal manifestadas en los tiempos actuales. ¿Comparables? Examinada la Historia, reaparecen los ciclos, como si no hubiéramos aprendido nada. El núcleo de la persona y la comunidad, ofrecen también la posibilidad de una comprensión sencilla, de una consideración elemental entre sus miembros y una humilde proyección gratificante de cara al futuro. Ahora bien, la VOLUNTAD goza del atributo del libre albedrío desde lo más sencillo, lo entienden todos, es el punto de partida para el bienestar de las personas.


Este del mal, de los malvados y sus colaboradores, es un problema arduo; las facetas intervinientes son infinitas, las mentalidades son autónomas. Hasta existen colaboradores inocentes, sin saberlo, sin los cuales no se hubieran producido determinados desastres. Fijémonos en los entornos de ETA, del Isis, violencias desde las poltronas, etc. La intensidad de las participaciones maliciosas muestra la GRADACIÓN de la responsabilidad. La hipocresía sólo disimula una pequeña porción. En el fondo, las múltiples versiones, las motivaciones, concentran su implicación en el respeto debido al resto de las personas. ¿En qué medida? Precisarlo es una utopía. Las aproximaciones con buen sentido actuarán de atenuantes..


La retrospectiva es un tanto ambigua debido a los variados enfoques dados a posteriori sobre los acontecimientos. La visión de los malvados asesinos ( Holocausto, ETA, FARC, feminicidios, guerras) es un reflejo de lo acontecido, aunque en esa globalidad permanecen un tanto desdibujadas las víctimas concretas con sus sufrimientos particulares. El hecho real nefasto es desplazado a entes conceptuales ABSTRACTOS. La víctima concreta exige una valoración cercana de los pormenores de su caso, el análisis de sus circunstancias e implicaciones inexcusables. El paso de la parafernalia grandilocuente a las aplicaciones en directo añade crudeza a la narrativa, pero evita la dispersión acomodaticia propensa a la ineficacia.


Los desafíos plantean la necesidad de atender a requerimientos morales, su asimilación conduce a la práctica de unas relaciones confortables. El escudo de las legislaciones, normas estatales o manifestaciones altisonantes, nunca suplantan aquellas decisiones iniciales del individuo, a no ser que estos deleguen de manera absurda, cegados por luminarias equívocas. Aparte de los problemas en sí, las RENUNCIAS innecesarias e improcedentes originan notables desarreglos comunitarios, se juntan la falta de interés de muchos, con la afanosa codicia de los desaprensivos. Inferimos de las consideraciones anteriores el enorme papel de la disyuntiva personal, participación o renuncia, como determinantes del futuro.


La SINGULARIDAD promociona situaciones paradójicas propensas a las discusiones y comentarios, pero a costa de su alejamiento de la extensa realidad. Sucede desde arriba por los conceptos abstractos que comentaba, pero también desde abajo por el aislamiento incongruente de cada víctima. La contraposición es evidente. La complejidad abarca las experiencias humanas, convierte a las polarizaciones extremosas en falsedades, que como fuente de las decisiones posteriores, emponzoña el ambiente. Promueven decisiones enfocadas fuera del común de la gente afectada. leyes, medidas gubernativas, grandes comisiones deliberativas, en las cuales apenas intuimos a los sufridores auténticos.

Los choques violentos de los proyectos son naturales, la diversidad origina figuras irreconciliables, ahí radica el meollo del asunto. Los FACTORES conflictivos se multiplican desde cualquier esfera con cierto poder, porque molestan los discordantes. El ámbito de la política es un buen ejemplo de las divergencias pendencieras. La potencia biológica y el sexo facilitan maldades a diario. De las ideologías y religiones, a lo largo de la historia ocupan las hemerotecas con sus malandanzas. Así podríamos continuar con la retahila de conflictos. Los rasgos peyorativos no son los únicos, aunque son pujantes. La potencia física o mental cae ante la tentación uniformista de doblegar a los débiles a su servicio.

A partir de Ts’ui Pên, pasando por J.L. Borges, los senderos se bifurcan con mayor prestancia para cada persona a través de su tiempo, con el azar provocando diabluras de las suyas. Reflejan con acierto esas PERIPECIAS de la vida de una persona, sus pensamientos, características propias y circunstancias envolventes. Sin embargo, sabemos que no podemos quedarnos aturdidos en medio de las lamentaciones. Esto lo percibimos por las maldades sobrevenidas cuando no reaccionamos debidamente; cuando dejamos de lado la razón, la sensibilidad, o perdemos de vista el conocimiento de nuestra realidad comunitaria. El ensimismamiento a la hora de tomar decisiones conduce a los desvaríos.


Cada quien funciona con su cargamento, ese complejo equipamiento desde la genética a sus experiencias previas; quizá podamos incluir aquí también el aprendizaje si no han renunciado a él por pasotismo. Cada uno vive endiosado a su manera, como diría aquel, cada dios a lo suyo. ¿Ese es el DESTINO personal? ¿Plegados solamente a ese destino? Si abrimos los ojos, sobran los ejemplos de individuos atendiendo solamente a ese supuesto destino; como si en ese destino no tuviera cabida ningun otro condicionamiento. Al final vienen practicando una tendencia a la realización de sus deseos en exclusiva. Los choques derivados de sus maneras recurren a las más perversas tretas.



Después de lo dicho, abstracciones, destino, singularidades, factores influyentes, peripecias; metidos de lleno en las AMBIGÜEDADES existenciales, cabe preguntarnos cuántos sujetos pensarán en los perjudicados por sus intervenciones públicas o privadas. La respuesta no será muy gratificante, vivimos entre muchas crispaciones, descuidados de las querencias ajenas. Por consiguiente, por el recorrido vital saltan chispazos, tragedias y verdaderos desastres que pudieron haber sido evitados. Gente drogada hasta las cartolas que atropella mortalmente a ciclistas, enajenados del disparo fácil, bravucones con los débiles o pederastas melifluos; como una muestra


Una cosa es el riesgo y la incertidumbre, e incluso los accidentes o las catátrofes naturales; bien diferentes de las desgraciadas intervenciones de los humanos en el ejercicio de sus libertades. En unas ocasiones por falta de previsión, en muchas otras por actuaciones rebosantes de malicia incomprensible. En definitiva, más que dioses, ídolos con los pies de barro. La TRANSGRESIÓN simpática contra los abusos costumbristas circula al borde del abismo; porque aquellos transgreden todas las reglas convenientes y las ideas de quienes no comparten sus criterios.


Resulta imposible desvelar el futuro. ILUSIONADOS, esperanzados, esforzados, colaboradores, llegamos al planeta de la incetidumbre y las penalidades; dirigidos hacia la contraposición del bien y del mal, que aún sigue activa.

Rasgos malvados

Además de las autorías, son asquerosas las complicidades
Rafael Pérez Ortolá
viernes, 2 de marzo de 2018, 00:29 h (CET)

Dijeron: Esos crímenes deplorables nunca volverán como tales. Mientras nos enzarzamos en dichas consideraciones, sí se cometen otros parecidos. ¡Estamos buenos! Entramos en las raíces del mal manifestadas en los tiempos actuales. ¿Comparables? Examinada la Historia, reaparecen los ciclos, como si no hubiéramos aprendido nada. El núcleo de la persona y la comunidad, ofrecen también la posibilidad de una comprensión sencilla, de una consideración elemental entre sus miembros y una humilde proyección gratificante de cara al futuro. Ahora bien, la VOLUNTAD goza del atributo del libre albedrío desde lo más sencillo, lo entienden todos, es el punto de partida para el bienestar de las personas.


Este del mal, de los malvados y sus colaboradores, es un problema arduo; las facetas intervinientes son infinitas, las mentalidades son autónomas. Hasta existen colaboradores inocentes, sin saberlo, sin los cuales no se hubieran producido determinados desastres. Fijémonos en los entornos de ETA, del Isis, violencias desde las poltronas, etc. La intensidad de las participaciones maliciosas muestra la GRADACIÓN de la responsabilidad. La hipocresía sólo disimula una pequeña porción. En el fondo, las múltiples versiones, las motivaciones, concentran su implicación en el respeto debido al resto de las personas. ¿En qué medida? Precisarlo es una utopía. Las aproximaciones con buen sentido actuarán de atenuantes..


La retrospectiva es un tanto ambigua debido a los variados enfoques dados a posteriori sobre los acontecimientos. La visión de los malvados asesinos ( Holocausto, ETA, FARC, feminicidios, guerras) es un reflejo de lo acontecido, aunque en esa globalidad permanecen un tanto desdibujadas las víctimas concretas con sus sufrimientos particulares. El hecho real nefasto es desplazado a entes conceptuales ABSTRACTOS. La víctima concreta exige una valoración cercana de los pormenores de su caso, el análisis de sus circunstancias e implicaciones inexcusables. El paso de la parafernalia grandilocuente a las aplicaciones en directo añade crudeza a la narrativa, pero evita la dispersión acomodaticia propensa a la ineficacia.


Los desafíos plantean la necesidad de atender a requerimientos morales, su asimilación conduce a la práctica de unas relaciones confortables. El escudo de las legislaciones, normas estatales o manifestaciones altisonantes, nunca suplantan aquellas decisiones iniciales del individuo, a no ser que estos deleguen de manera absurda, cegados por luminarias equívocas. Aparte de los problemas en sí, las RENUNCIAS innecesarias e improcedentes originan notables desarreglos comunitarios, se juntan la falta de interés de muchos, con la afanosa codicia de los desaprensivos. Inferimos de las consideraciones anteriores el enorme papel de la disyuntiva personal, participación o renuncia, como determinantes del futuro.


La SINGULARIDAD promociona situaciones paradójicas propensas a las discusiones y comentarios, pero a costa de su alejamiento de la extensa realidad. Sucede desde arriba por los conceptos abstractos que comentaba, pero también desde abajo por el aislamiento incongruente de cada víctima. La contraposición es evidente. La complejidad abarca las experiencias humanas, convierte a las polarizaciones extremosas en falsedades, que como fuente de las decisiones posteriores, emponzoña el ambiente. Promueven decisiones enfocadas fuera del común de la gente afectada. leyes, medidas gubernativas, grandes comisiones deliberativas, en las cuales apenas intuimos a los sufridores auténticos.

Los choques violentos de los proyectos son naturales, la diversidad origina figuras irreconciliables, ahí radica el meollo del asunto. Los FACTORES conflictivos se multiplican desde cualquier esfera con cierto poder, porque molestan los discordantes. El ámbito de la política es un buen ejemplo de las divergencias pendencieras. La potencia biológica y el sexo facilitan maldades a diario. De las ideologías y religiones, a lo largo de la historia ocupan las hemerotecas con sus malandanzas. Así podríamos continuar con la retahila de conflictos. Los rasgos peyorativos no son los únicos, aunque son pujantes. La potencia física o mental cae ante la tentación uniformista de doblegar a los débiles a su servicio.

A partir de Ts’ui Pên, pasando por J.L. Borges, los senderos se bifurcan con mayor prestancia para cada persona a través de su tiempo, con el azar provocando diabluras de las suyas. Reflejan con acierto esas PERIPECIAS de la vida de una persona, sus pensamientos, características propias y circunstancias envolventes. Sin embargo, sabemos que no podemos quedarnos aturdidos en medio de las lamentaciones. Esto lo percibimos por las maldades sobrevenidas cuando no reaccionamos debidamente; cuando dejamos de lado la razón, la sensibilidad, o perdemos de vista el conocimiento de nuestra realidad comunitaria. El ensimismamiento a la hora de tomar decisiones conduce a los desvaríos.


Cada quien funciona con su cargamento, ese complejo equipamiento desde la genética a sus experiencias previas; quizá podamos incluir aquí también el aprendizaje si no han renunciado a él por pasotismo. Cada uno vive endiosado a su manera, como diría aquel, cada dios a lo suyo. ¿Ese es el DESTINO personal? ¿Plegados solamente a ese destino? Si abrimos los ojos, sobran los ejemplos de individuos atendiendo solamente a ese supuesto destino; como si en ese destino no tuviera cabida ningun otro condicionamiento. Al final vienen practicando una tendencia a la realización de sus deseos en exclusiva. Los choques derivados de sus maneras recurren a las más perversas tretas.



Después de lo dicho, abstracciones, destino, singularidades, factores influyentes, peripecias; metidos de lleno en las AMBIGÜEDADES existenciales, cabe preguntarnos cuántos sujetos pensarán en los perjudicados por sus intervenciones públicas o privadas. La respuesta no será muy gratificante, vivimos entre muchas crispaciones, descuidados de las querencias ajenas. Por consiguiente, por el recorrido vital saltan chispazos, tragedias y verdaderos desastres que pudieron haber sido evitados. Gente drogada hasta las cartolas que atropella mortalmente a ciclistas, enajenados del disparo fácil, bravucones con los débiles o pederastas melifluos; como una muestra


Una cosa es el riesgo y la incertidumbre, e incluso los accidentes o las catátrofes naturales; bien diferentes de las desgraciadas intervenciones de los humanos en el ejercicio de sus libertades. En unas ocasiones por falta de previsión, en muchas otras por actuaciones rebosantes de malicia incomprensible. En definitiva, más que dioses, ídolos con los pies de barro. La TRANSGRESIÓN simpática contra los abusos costumbristas circula al borde del abismo; porque aquellos transgreden todas las reglas convenientes y las ideas de quienes no comparten sus criterios.


Resulta imposible desvelar el futuro. ILUSIONADOS, esperanzados, esforzados, colaboradores, llegamos al planeta de la incetidumbre y las penalidades; dirigidos hacia la contraposición del bien y del mal, que aún sigue activa.

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