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El tiempo que se está perdiendo en disputas absurdas, propuestas irrealizables e intentos ilegales, va a caer como las siete plagas egipcias sobre la ciudadanía catalana

¿Va, el Estado, a premiar Cataluña con 1900 millones?

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Si hace un tiempo los independentistas quisieron convertir los resultados del 1.O en una victoria del nacionalismo catalán, despreciando la evidencia de que quien había vencido en votos y escaños, en la comunidad catalana, había sido Ciudadanos, un partido de los considerados como defensores de la Constitución y de tendencia más bien conservadora; ahora, después de sus últimas actuaciones, se ha demostrado que no están preparados para gobernar Cierto que la suma de votos les daba la mayoría necesaria para poder gobernar Cataluña, pero las circunstancias en las que se habían metido intencionadamente la mayoría de los directivos de los partidos separatistas, muchos de ellos visitantes involuntarios de las cárceles del Estado, otros imputados en sendos juicios y en libertad provisional y, unos terceros, precisamente los pertenecientes al nuevo partido creado a imagen y semejanza del señor Carles Puigdemont, también imputados pero en calidad de prófugos huidos de la Justicia y residentes provisionales en la nación belga, desde la cual han intentado, hasta hora sin demasiado éxito, constituirse en la república catalana independiente en el exilio, con la pretensión, desde todo punto absurda e irrealizable, de gobernar a un posible “gobierno legítimo” que se instalaría en Cataluña, bajo la presidencia de un “cabeza de turco”, como presidente de la Generalitat y un Parlamento legítimamente constituido que, sin embargo, deberían actuar siempre bajo las órdenes y los mandatos del señor Puigdemont.


Todo ello, con la evidente intención de burlar al Estado y, al mismo tiempo, conseguir que se levante la vigencia, en la autonomía catalana, del artº. 155 de la Constitución que se ha constituido, para los soberanistas, en el principal obstáculo para seguir intentando (una idea a la que no han renunciado, según se desprende de las recientes manifestaciones de algunos de los dirigentes de la trama separatista), aunque fuere sin ninguna esperanza razonable de conseguirlo, mantener el espíritu de la revolución separatista vivo entre aquellos que todavía no han querido reconocer que se trata de una batalla perdida, sin posibilidad alguna de conseguir que, alguna vez, pudiera tener éxito. Pero veamos lo que está sucediendo en esta autonomía catalana, mientras sus posibles “gestores” siguen discutiendo sobre quién de ellos ha de llevar la batuta; quién ha de imponer su criterio; de qué modo se puede soslayar la intervención Estatal mediante el 155; cómo se van a repartir el poder entre las distintas facciones que aspiran a él y de qué modo van a conseguir la financiación que precisan para llevar a cabo sus mega proyectos encaminados a conseguir la supuesta independencia de España.


Por de pronto, los datos económicos del último trimestre del 2017 en Cataluña para nada contribuyen a este presunto optimismo que algunos periódicos adictos al separatismo, como La Vanguardia, Cataluña Radio o la TV3; todos ellos grandes beneficiarios de las ayudas de la Generalitat, que vienen colaborando directamente y sin que el Gobierno les haya impedido hacerlo, a través de sus presentadores y comentaristas, en la emisión de propaganda separatista y en apoyos a la independencia, intentando vender que Cataluña sigue sin problemas económicos y su economía no ha experimentado ningún retroceso como consecuencia de este intento de independizarse de España. En un artículo del periodista Angel López Peiró en el Catalán.es, se hacía referencia a las subvenciones con las que la Generalitat ha comprado la fidelidad de estos periodistas mediante estos argumentos: “Por miedo a perder estas subvenciones, en gran parte, y por falta de decencia más que por convencimiento ideológico, por el otro, sus líneas editoriales y contenidos han favorecido el inicio, el crecimiento y el sostenimiento del activismo político y social separatista en Cataluña.”. Todos ellos han contribuido de forma especialmente temeraria, despendolada y específicamente sectaria, con la particular mención a medios como: TV3 y Catalunya Radio, a seguir manteniendo en alto el desafío independentista en el territorio catalán. Algo que resulta especialmente reprobable es que, a pesar de la aplicación en toda Cataluña del 155, ni los fiscales ni las autoridades que administran la autonomía hayan tomado medida alguna para impedir que se continúe insistiendo, de forma impune, en emitir propaganda de los delitos por los que muchos de los que los cometieron ya están encausados y en la cárcel.


Hoy mismo podemos leer una carta de un lector de La Vanguardia haciendo referencia a algo que le ha ocurrido: “Visitas pendientes de compradores franceses y alemanes que tenía mi empresa que han sido anuladas por desconfianza con la situación política actual”. Otra información al respecto: “Cataluña perdió un total de 229.327 turistas extranjeros en el último trimestre del año 2017, desde la celebración del referéndum de independencia”. Y ello sin dejar de mencionar lo que va a influir sobre la recaudación de impuestos en Cataluña el que numerosas empresas hayan cambiado su domicilio fiscal a otros lugares de España, especialmente a Madrid, Valencia y Zaragoza.


Un dato que nos debiera hacer reflexionar y que, a nuestro juicio, demuestra la devaluación de la marca Cataluña a consecuencia de la situación en la que nos han colocado los separatistas, que ha llevado a los inversores a permanecer expectantes, sin decidirse a invertir en nuestro país hasta que se aclare la situación en Cataluña y se tenga la seguridad jurídica de que es razonablemente seguro arriesgarse a emplear sus dineros en nuestro país. Se trata de una noticia que ha salido en la prensa en la que se comenta que “la venta de pisos de lujo baja hasta un 56% en Cataluña”. Según Amat Inmobiliari: “la compra de compradores de lujo tiene consecuencias importante, no sólo para el sector inmobiliario, sino también para hoteles, restaurantes, un tipo de comercio y también las escuelas de negocios”. Se calcula que la caída de ventas de los comercios ha sido de un 20% y las reservas hoteleras cayeron en un 30%.


Pero lo que ya roza lo sublime¸ el máximum de la isocronía entre dos relatos opuestos o de la contradicción más absurda capaz de irritar a la persona más paciente, lo tenemos en este anuncio, fuera de cualquier prudencia y oportunidad, donde se comunica que se van a invertir 1900 millones del erario público en mejorar las instalaciones del Prat y del aeropuerto de Gerona ( esta provincia es la que ha prohibido la entrega de los premios Princesa de Asturias y ha tomado la decisión de cambiar la plaza del La Constitución por la del 1º de Octubre, en conmemoración del fiasco de la proclamación de la república catalana durante unos pocos segundos). No sabemos lo que intenta el señor Rajoy, pero sí empezamos a dudar de que siga siendo capaz de ocuparse de España, cuando incurre en actos tan absurdos y carentes de toda lógica. ¿A quién se le ocurre beneficiar, con una inversión tan importante, a una autonomía que está poniendo en jaque a España?, ¿qué es lo que pretende? Seguramente, como se siente atacado por Ciudadanos que van recortando su diferencia electoral con el PP quiere, a toda costa, hacer méritos en Cataluña para que el problema del independentismo no acabe comiéndoselo por los pies.


¿Cómo van a reaccionar ante semejante discriminación el resto de las provincias del resto de autonomías españolas, que ya se han sentido agraviadas por todas las ayudas que han ido recibiendo los catalanes a través del FLA, a pesar de que nunca han dado muestras de estar satisfechos y en ningún momento han cesado en sus proyectos independentistas, por mucho que la señora Soraya Sáez de Santamaría les fuera a hacer el rendibú, desplazándose expresamente a Barcelona para entrevistarse con la burguesía catalana, sin ningún resultado positivo, por cierto. Son ya demasiados los errores que últimamente, desde que se ha visto obligado a gobernar en minoría (una decisión que ya se le criticó en su día cuando hubiera tenido la oportunidad de sacar un mejor resultado electoral si hubiera decidido convocar nuevas elecciones). Ahora, pillado en su propia trampa, sin decidirse a buscar dentro del partido una persona que haya demostrado ser capaz de sustituirle ( que los hay y no queremos nombrarlos para no perjudicarlos) y confiando en sus más adictos, anunciando temerariamente su intención de presentarse para una nueva reelección a pesar de que, en este caso, ya sería la tercera legislatura al frente del PP, algo que, ni el señor Aznar, se atrevió a hacer a pesar de tener méritos contraídos para poder hacerlo.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos temblando ante el empecinamiento del señor Rajoy que, si es cierto que tuvo momentos de gran lucidez, no parece que en la actualidad se encuentre en una de sus mejores etapas, atrapado por la corrupción que, aunque no le afecte personalmente no hay duda de que, políticamente, está siendo una de las más pesadas cargas para él y para todo el PP. Hace mucho tiempo que debieron de haber empezado a soltar lastre, en lugar de intentar infructuosamente esquivar el problema, negando lo que, al fin, van a tener que reconocer. Son demasiados los imputados y muy graves las acusaciones que pesan sobre ellos para seguir intentando negar la evidencia, en lugar de haber aceptado desde el principio los hechos, que afectaban a personas que no parecían tener que ver con el nuevo gobierno; para darles carnaza a los partidos de la oposición que no han desaprovechado ocasión de atacarles sobre algo que resultaba muy difícil poder negar.


Lo malo es que las municipales están a la vuelta de la esquina y no parece que el PP tenga la intención de someterse a la catarsis que todos los políticos, incluso los del propio PP, ven necesaria para que pueda librarse del peso de los expedientes que afectan a muchos de sus miembros, en activo y expulsados, que están impidiendo que un posible sustituto pudiera soportar sin haberse librado de los actuales dirigentes. Cuanto más tarden en acometer la limpieza precisa y se libren de estos personajes que han demostrado su incapacidad para enfrentarse con éxito al problema catalán, antes se podrá darle un nuevo impulso a la formación del señor Fraga. O así lo pensamos.

¿Va, el Estado, a premiar Cataluña con 1900 millones?

El tiempo que se está perdiendo en disputas absurdas, propuestas irrealizables e intentos ilegales, va a caer como las siete plagas egipcias sobre la ciudadanía catalana
Miguel Massanet
martes, 13 de febrero de 2018, 07:29 h (CET)

Si hace un tiempo los independentistas quisieron convertir los resultados del 1.O en una victoria del nacionalismo catalán, despreciando la evidencia de que quien había vencido en votos y escaños, en la comunidad catalana, había sido Ciudadanos, un partido de los considerados como defensores de la Constitución y de tendencia más bien conservadora; ahora, después de sus últimas actuaciones, se ha demostrado que no están preparados para gobernar Cierto que la suma de votos les daba la mayoría necesaria para poder gobernar Cataluña, pero las circunstancias en las que se habían metido intencionadamente la mayoría de los directivos de los partidos separatistas, muchos de ellos visitantes involuntarios de las cárceles del Estado, otros imputados en sendos juicios y en libertad provisional y, unos terceros, precisamente los pertenecientes al nuevo partido creado a imagen y semejanza del señor Carles Puigdemont, también imputados pero en calidad de prófugos huidos de la Justicia y residentes provisionales en la nación belga, desde la cual han intentado, hasta hora sin demasiado éxito, constituirse en la república catalana independiente en el exilio, con la pretensión, desde todo punto absurda e irrealizable, de gobernar a un posible “gobierno legítimo” que se instalaría en Cataluña, bajo la presidencia de un “cabeza de turco”, como presidente de la Generalitat y un Parlamento legítimamente constituido que, sin embargo, deberían actuar siempre bajo las órdenes y los mandatos del señor Puigdemont.


Todo ello, con la evidente intención de burlar al Estado y, al mismo tiempo, conseguir que se levante la vigencia, en la autonomía catalana, del artº. 155 de la Constitución que se ha constituido, para los soberanistas, en el principal obstáculo para seguir intentando (una idea a la que no han renunciado, según se desprende de las recientes manifestaciones de algunos de los dirigentes de la trama separatista), aunque fuere sin ninguna esperanza razonable de conseguirlo, mantener el espíritu de la revolución separatista vivo entre aquellos que todavía no han querido reconocer que se trata de una batalla perdida, sin posibilidad alguna de conseguir que, alguna vez, pudiera tener éxito. Pero veamos lo que está sucediendo en esta autonomía catalana, mientras sus posibles “gestores” siguen discutiendo sobre quién de ellos ha de llevar la batuta; quién ha de imponer su criterio; de qué modo se puede soslayar la intervención Estatal mediante el 155; cómo se van a repartir el poder entre las distintas facciones que aspiran a él y de qué modo van a conseguir la financiación que precisan para llevar a cabo sus mega proyectos encaminados a conseguir la supuesta independencia de España.


Por de pronto, los datos económicos del último trimestre del 2017 en Cataluña para nada contribuyen a este presunto optimismo que algunos periódicos adictos al separatismo, como La Vanguardia, Cataluña Radio o la TV3; todos ellos grandes beneficiarios de las ayudas de la Generalitat, que vienen colaborando directamente y sin que el Gobierno les haya impedido hacerlo, a través de sus presentadores y comentaristas, en la emisión de propaganda separatista y en apoyos a la independencia, intentando vender que Cataluña sigue sin problemas económicos y su economía no ha experimentado ningún retroceso como consecuencia de este intento de independizarse de España. En un artículo del periodista Angel López Peiró en el Catalán.es, se hacía referencia a las subvenciones con las que la Generalitat ha comprado la fidelidad de estos periodistas mediante estos argumentos: “Por miedo a perder estas subvenciones, en gran parte, y por falta de decencia más que por convencimiento ideológico, por el otro, sus líneas editoriales y contenidos han favorecido el inicio, el crecimiento y el sostenimiento del activismo político y social separatista en Cataluña.”. Todos ellos han contribuido de forma especialmente temeraria, despendolada y específicamente sectaria, con la particular mención a medios como: TV3 y Catalunya Radio, a seguir manteniendo en alto el desafío independentista en el territorio catalán. Algo que resulta especialmente reprobable es que, a pesar de la aplicación en toda Cataluña del 155, ni los fiscales ni las autoridades que administran la autonomía hayan tomado medida alguna para impedir que se continúe insistiendo, de forma impune, en emitir propaganda de los delitos por los que muchos de los que los cometieron ya están encausados y en la cárcel.


Hoy mismo podemos leer una carta de un lector de La Vanguardia haciendo referencia a algo que le ha ocurrido: “Visitas pendientes de compradores franceses y alemanes que tenía mi empresa que han sido anuladas por desconfianza con la situación política actual”. Otra información al respecto: “Cataluña perdió un total de 229.327 turistas extranjeros en el último trimestre del año 2017, desde la celebración del referéndum de independencia”. Y ello sin dejar de mencionar lo que va a influir sobre la recaudación de impuestos en Cataluña el que numerosas empresas hayan cambiado su domicilio fiscal a otros lugares de España, especialmente a Madrid, Valencia y Zaragoza.


Un dato que nos debiera hacer reflexionar y que, a nuestro juicio, demuestra la devaluación de la marca Cataluña a consecuencia de la situación en la que nos han colocado los separatistas, que ha llevado a los inversores a permanecer expectantes, sin decidirse a invertir en nuestro país hasta que se aclare la situación en Cataluña y se tenga la seguridad jurídica de que es razonablemente seguro arriesgarse a emplear sus dineros en nuestro país. Se trata de una noticia que ha salido en la prensa en la que se comenta que “la venta de pisos de lujo baja hasta un 56% en Cataluña”. Según Amat Inmobiliari: “la compra de compradores de lujo tiene consecuencias importante, no sólo para el sector inmobiliario, sino también para hoteles, restaurantes, un tipo de comercio y también las escuelas de negocios”. Se calcula que la caída de ventas de los comercios ha sido de un 20% y las reservas hoteleras cayeron en un 30%.


Pero lo que ya roza lo sublime¸ el máximum de la isocronía entre dos relatos opuestos o de la contradicción más absurda capaz de irritar a la persona más paciente, lo tenemos en este anuncio, fuera de cualquier prudencia y oportunidad, donde se comunica que se van a invertir 1900 millones del erario público en mejorar las instalaciones del Prat y del aeropuerto de Gerona ( esta provincia es la que ha prohibido la entrega de los premios Princesa de Asturias y ha tomado la decisión de cambiar la plaza del La Constitución por la del 1º de Octubre, en conmemoración del fiasco de la proclamación de la república catalana durante unos pocos segundos). No sabemos lo que intenta el señor Rajoy, pero sí empezamos a dudar de que siga siendo capaz de ocuparse de España, cuando incurre en actos tan absurdos y carentes de toda lógica. ¿A quién se le ocurre beneficiar, con una inversión tan importante, a una autonomía que está poniendo en jaque a España?, ¿qué es lo que pretende? Seguramente, como se siente atacado por Ciudadanos que van recortando su diferencia electoral con el PP quiere, a toda costa, hacer méritos en Cataluña para que el problema del independentismo no acabe comiéndoselo por los pies.


¿Cómo van a reaccionar ante semejante discriminación el resto de las provincias del resto de autonomías españolas, que ya se han sentido agraviadas por todas las ayudas que han ido recibiendo los catalanes a través del FLA, a pesar de que nunca han dado muestras de estar satisfechos y en ningún momento han cesado en sus proyectos independentistas, por mucho que la señora Soraya Sáez de Santamaría les fuera a hacer el rendibú, desplazándose expresamente a Barcelona para entrevistarse con la burguesía catalana, sin ningún resultado positivo, por cierto. Son ya demasiados los errores que últimamente, desde que se ha visto obligado a gobernar en minoría (una decisión que ya se le criticó en su día cuando hubiera tenido la oportunidad de sacar un mejor resultado electoral si hubiera decidido convocar nuevas elecciones). Ahora, pillado en su propia trampa, sin decidirse a buscar dentro del partido una persona que haya demostrado ser capaz de sustituirle ( que los hay y no queremos nombrarlos para no perjudicarlos) y confiando en sus más adictos, anunciando temerariamente su intención de presentarse para una nueva reelección a pesar de que, en este caso, ya sería la tercera legislatura al frente del PP, algo que, ni el señor Aznar, se atrevió a hacer a pesar de tener méritos contraídos para poder hacerlo.


O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, estamos temblando ante el empecinamiento del señor Rajoy que, si es cierto que tuvo momentos de gran lucidez, no parece que en la actualidad se encuentre en una de sus mejores etapas, atrapado por la corrupción que, aunque no le afecte personalmente no hay duda de que, políticamente, está siendo una de las más pesadas cargas para él y para todo el PP. Hace mucho tiempo que debieron de haber empezado a soltar lastre, en lugar de intentar infructuosamente esquivar el problema, negando lo que, al fin, van a tener que reconocer. Son demasiados los imputados y muy graves las acusaciones que pesan sobre ellos para seguir intentando negar la evidencia, en lugar de haber aceptado desde el principio los hechos, que afectaban a personas que no parecían tener que ver con el nuevo gobierno; para darles carnaza a los partidos de la oposición que no han desaprovechado ocasión de atacarles sobre algo que resultaba muy difícil poder negar.


Lo malo es que las municipales están a la vuelta de la esquina y no parece que el PP tenga la intención de someterse a la catarsis que todos los políticos, incluso los del propio PP, ven necesaria para que pueda librarse del peso de los expedientes que afectan a muchos de sus miembros, en activo y expulsados, que están impidiendo que un posible sustituto pudiera soportar sin haberse librado de los actuales dirigentes. Cuanto más tarden en acometer la limpieza precisa y se libren de estos personajes que han demostrado su incapacidad para enfrentarse con éxito al problema catalán, antes se podrá darle un nuevo impulso a la formación del señor Fraga. O así lo pensamos.

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