En esos momentos hay que recurrir al consejo de mi viejo amigo Ángel Rodríguez Vega: “se puede”.
Aun tenemos el corazón encogido por la última tragedia acaecida en nuestro “Mare Nostrum”. Esos hermanos ahogados a un paso de la “nueva vida” que van buscando. Ante esa situación, a las personas de buena voluntad se nos revuelven las tripas y nos rebelamos ante la incapacidad de resolver el problema.
Pero se puede. Un cura malagueño de adopción nos ha predicado con el ejemplo. Su cabeza y su corazón siempre andan a caballo entre la cómoda parroquia malagueña, con las dificultades que, sin duda, también conlleva, de su trabajo en el hospital y en el tanatorio, de su cargo de consiliario de un movimiento cristiano y de otras “chapuzas”, con su inquietud por poner en marcha a sus amigos e inventarse un hospital en medio de una zona deprimida de un país con dificultades de todo tipo: Costa de Marfil.
Allí había conectado con una monja que trabajaba en medio de penurias y carencias. Ramón iba buscando remedio a la salud mental de aquella zona. Es su obsesión desde que estuvo en Sudamérica conociendo a fondo este tema. En Costa del Marfil se encontró con problemas añadidos, cuando no prioritarios. Los recién nacidos y sus madres, los niños, los adolescentes enfermos, los ancianos; la falta de médicos, de medicinas, de hospitales; la ausencia de escuelas apropiadas.
Se marchó de Málaga con un amigo, cuatro perras y mucha ilusión. Quince días después nos envía un video de locura. Ha conseguido un terreno, un hábitat para los voluntarios, una colaboración total de las autoridades civiles y religiosas.
Se ha establecido un puente solidario entre Corocó, Costa de Marfil) y Málaga. Una buena noticia. Lo pueden ver en el siguiente enlace.
https://www.facebook.com/lowens.bar/videos/2035846899763966/
o el Facebook de RAMÓN BURGUEÑO GARCIA