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¿Cómo luchar contra los adoradores de la religión del Estado? Esta es una de las tantas preguntas que plantea Emmanuel Rincón, autor de 'El hombre jugando a ser Dios', obra apasionante que nos hace reflexionar y desafiar el mal ante nosotros. Ayudará, sin duda, a despertar a la gente antes de que sea demasiado tarde.
Como lector, me voy dejando llevar de la mano del narrador. Esta novela corta invita a disfrutar del placer de la sencillez narrativa. El sueño roto, que no de un deseo, llegar a a Nueva York es el infructuoso logro, el final de la huida de la nostalgia.
El Contrato Social de Rousseau supuso una firme base para las democracias en las que vivimos actualmente, en las que el campo social está controlado por las Constituciones, que han de ser justas para asegurar las libertades que definen a la ciudadanía, la base fundamental de la Democracia. Esta obra va mucho más allá: busca es cambiar los antiguos arquetipos que aún se mantienen vivos y que afectan directamente a la ética y a la moral.
La torre invicta. El campanario de la iglesia resiste la inundación de un pantano. Es la historia que encontramos por doquier: construcciones antiguas que recuerdan la fragilidad de los nuevos edificios. El autor apuntala este hecho en este libro que nos deja una narrativa tan impactante como la historia contada.
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