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En su fábula Historia de una ballena blanca, Luis Sepúlveda escribió: “Cuando me desplazo casi a ras de la superficie, uno de mis ojos observa la costa y sus detalles. El otro se llena de horizonte”. En un nuevo libro que aparecerá el próximo mes de mayo trato de mostrar que eso es justo lo contrario de lo que, a mi juicio, viene haciendo la izquierda llamémosle «organizada en partidos» de nuestro tiempo: no contempla el horizonte.
Ciertamente tengo la sensación de que cada día vivimos como sociedad más en los acantilados de la sinrazón, altos, rocosos, distanciados en las cordilleras de la absurdez. Un tiempo de blancos y negros, de azules y rojos, de buenos y malos, de la limitación del análisis autocrítico a la mínima expresión y del compromiso con el interés general tendente a la construcción de puentes reducido a la nada en la escena política.
Los teóricos, los defensores y los vividores de la democracia actual lo basan todo en la igualdad, un concepto que ha invadido todo, desde el espíritu de las leyes y de los argumentarios políticos, hasta los discursos legitimantes del sistema, pasando por la propia base implícita de la coordinación social ( esas leyes no escritas por las que nos regimos a la hora de relacionarnos con los demás en el trabajo, en nuestra vida social, etc.).
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una fecha transversal que ayer, a todos ocupó. Ignoro si se sabrá que en 1857, otro 8 de marzo, murieron unas obreras norteamericanas de la industria textil en Nueva York, víctimas de un incendio en la fábrica donde reclamaban por una jornada laboral menor.
Un genio nace y se hace o, dicho de otro modo, es preciso nacer con un cierto nivel de talento natural, pero esto no suele ser suficiente. Es necesario cultivar este talento natural con mucha lectura y con un arduo trabajo con, al menos, 10.000 horas de esfuerzo para alcanzar un nivel superior. Con una gran cantidad de trabajo se desarrolla un talento que puede considerarse genial. A Edison se le atribuye un 1% de inspiración y un 99 % de duro trabajo.
De chica me gustaba visitar el zoológico y veía muchos documentales sobre los osos polares. Los osos panda y los cuidados que se toman en China para evitar su extinción son dignos hoy mismo de mención, y el haber sostenido entre mis brazos a un koala de cachorro –aunque son una variedad de los marsupiales, yo los vivo como cálidos osos…- éstos redujeron el cansancio provocado por las largas horas de vuelo para llegar desde Argentina a Australia.
El arte es muchas cosas, entre ellas un instrumento político fundamental. Por ejemplo, tenemos el expresionismo abstracto. No fue casual. Fue la contraposición al llamado realismo social, que decía reflejar la realidad. Aquel arte tenía, tiene, su templo en el MoMA, patrocinado por los Rockefeller, y a sus sumos sacerdotes: Pollock, Rothko, Guston, Tomlin, entre muchos otros.
“Buceadores del prójimo” sería un buen apodo para todos aquellos con inteligencia natural, conocedores de los bajos fondos, osados por sus intereses, calculadores del riesgo, ficticios protectores del “Capo”, minuciosos controladores, matones de apariencia y abandonados por todos los que se dicen “limpios de corazón”, “Paterfamilias” “Camorra”, “Cosa Nostra. Pobres “Buceadores” asfixiados en tiempo y forma por los que los contrataron.
Cada día pienso con más determinación que George Orwell era un vidente que, quién sabe si consciente o inconscientemente, imaginó un futuro lúgubre, pero acertado. Su proeza reside en que describió dicho porvenir en una época sumamente complicada, la posguerra mundial.
El cine representa al igual que la pintura, arquitectura y escultura representaciones de las apariencias de los cuerpos y objetos coexistentes. Se suele citar, por parte de los historiadores del cine y los filósofos, el mito de la caverna de Platón, como una anticipación de la idea del cine, como entretenimiento de masas.
Todos vienen a ser lo mismo respecto a el destino de los humanos, lo rigen y lo manipulan de manera tal que no hay quien pueda oponerse a su labor de controlarlos. Cosa parecida a los políticos que hoy nos gobiernan. Los enunciados en el título administraban la vida de las personas, las Parcas para los latinos eran Nona, Décima y Morta las moiras para los griegos eran Cloto, Láquesis y Átropos ('inexorable' o 'inevitable, la que cortaba el hilo de la vida de los humanos.
La falta de cultura y el olvido que ocasiona el paso del tiempo son factores determinantes para caer en la confusión. Desligar la historia del pasado y situarla tan sólo en el presente puede ser un grave error. Quizá sea esta la razón del por qué estamos viviendo un momento en que el antijudaísmo ha aumentado su difusión y se está volviendo aceptable como un lenguaje crítico en determinados sectores y espectros políticos, movidos siempre por esa captación del voto fácil.
El filósofo alemán Knigge, en su libro Sobre egoísmo y gratitud del año 1796, establece que el sentido común ha de dirigir la conducta humana. Escribe que “Cada persona vale tanto en este mundo como ella misma se hace valer”. En efecto, los méritos de las personas son algo objetivable y cuantificable.
Están cayéndose algunos velos en Occidente pero reformulándose otras, distintas puestas en escena… El tema no es qué semblantes han cumplido su fecha de caducidad sino observar qué nuevas máscaras se nos muestran a los ciudadanos de a pie. De la sociedad todos formamos parte, los hipócritas y los transparentes; los mentirosos, los responsables y los tontos.
Ciertamente, en la sociedad digital y del espectáculo y la diversión en la que vivimos, el esfuerzo no está suficientemente reconocido, de forma general. Los resultados en los ámbitos profesional y vital no se logran por suerte o por azar, ya que intervienen, de modo decisivo, la dedicación y la entrega en cuerpo y alma a lo que se desea lograr. Algo que se aplica a todos los aspectos de la existencia.
Cada día podemos observar como los distintos próceres se ciscan en cuanto dicen y hacen con la excusa de que “han cambiado de punto de vista o de idea”. El mundo se mueve a golpes de timón basados en que “el fin justifica los medios” y donde “dije digo… quise decir Diego”. Los que tienen que dar ejemplo de coherencia, no se recatan en desdecirse de cuanto antes habían defendido calurosamente con algún tipo de escusa.
“Loco manía” es un sintagma que designa una obsesión, un apego chiflado y compulsivo. Hoy, se podría decir, el apego impensado a una presunta literalidad de la palabra que crearía mundos más allá de los hechos. El malentendido lingüístico (el propio Ferdinand de Saussure se maravillaría debido a este afán estúpido) se propaga como un juego de la verdad.
"Me rebelaré contra todos los ómnibus que se vayan presentando manteniéndonos en una situación de emergencia indefinidamente. ¿Hasta cuándo una situación de emergencia?", ha sostenido Felipe González. Alfonso Guerra, sobre Sánchez: "Yo no he sido desleal, más bien ha sido disidente el otro (Pedro Sánchez) que ha ido cambiando".
Confucio explicaba que la vida es un corto pasillo y la muerte es una puerta. De hecho, la muerte como tal podríamos decir que no existe, lo que existe en sentido estricto es el fallecimiento. La muerte no es más que un tránsito -doloroso y misterioso tránsito- hacia el más allá. Una dolorosa y trágica separación entre el cuerpo y el alma de un sujeto.
El día de los Reyes celebramos la luz que brilla para todos, las tinieblas que cubren la tierra dejan paso a una aurora. Se habla en la Epifanía o fiesta de los Reyes que desde Tarsis (Tartessos, Andalucía) vendrán a esa Luz del mundo ofreciendo oro y otros dones. Esos magos que siguen la estrella pierden la luz en algún momento, pues hay crisis en todo camino, pero luego se alegran cuando reaparece con su fulgor.
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