​Aparecen unas aclaraciones de DCN sobre la Operación Chamartín después de que se hayan publicado ´los contratos’: el que se firmó cuando se adjudicó el concurso; y las modificaciones que se han acordado hasta llegar a la modificación o novación última.

​La obligación de informar sobre lo que pasa en la Operación Chamartín es de la administración. Porque es una obra pública y porque fue RENFE quien concibió la forma de hacerla y sacó el concurso que la adjudicó. Es pues la administración, Ministerio-Adif-Renfe, quien debe informar.

Al comenzar 2019 hay novedades en la Operación Chamartín. La presidenta de Adif, Isabel Pardo, acaso por preparar terreno y posición de cara al futuro o por algún otro motivo, levantó la liebre: “ADIF tiene un contrato con Distrito Castellana Norte que se basa en la modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid.

​ADIF tiene un contrato con Distrito Castellana Norte que se basa en la modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid. Estamos esperando que el Ayuntamiento lo apruebe. En paralelo, nosotros tenemos nuestro propio estudio.

Contundentes. Sin adornos ni paños calientes. José María Ezquiaga es el Decano del Colegios de Arquitectos de Madrid. Toda una autoridad en el urbanismo madrileño.

Es lógico que Distrito Castellana Norte encargue trabajos técnicos para desarrollar la Operación Chamartín. Es su obligación contractual como sucesor de DUCH S.A, la empresa a la que RENFE adjudicó en concurso el ‘desarrollo urbanístico del recinto ferroviario de Chamartín’.

​Buscando pruebas para confirmar con documentos las lagunas que produce la falta de una información que debiera estar a disposición de los madrileños, encontramos algo en el Portal de Transparencia del Ayuntamiento de Madrid. Pero sin claridad.

Como sea. Con los suyos o con los contrarios. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, quiere aprobar la Operación Chamartín antes de terminar su mandato.

Con un clic apareció lo que advertimos: Para final de mes, se repite la noticia que el año pasado sirvió para disimular las penurias que había en torno a la Operación Chamartín.

Durante el Gobierno de Rodríguez Zapatero, la Operación Chamartín estuvo metida en un cajón. Parada casi ocho años, desde abril de 2004 a diciembre de 2011. Había inconvenientes para desarrollar lo que en época de Felipe González empezaron José Borrell y la presidenta de RENFE Mercé Sala.

Porque peligra el tinglado ¿Se aprobará el inicio de la Operación el próximo mes de julio? Dudémoslo. Moción de Censura. Nuevo Gobierno con Sánchez. Nuevo ministro de Fomento, José Luis Ábalos.

​El título no nació como acrónimo ni fue buscado. Es una casualidad, sin pretensiones, que fue cobrando entidad hasta asentarse como enunciado para encabezar la entrega XXXV de las dedicadas a la Operación Chamartín.

“Otra vez en punto muerto”, titulábamos nuestra entrega XXXIII, la última. “Punto muerto y silencio en torno a la Operación Chamartín”, decíamos.

Se ha aparcado. Se paró la Operación Chamartín. Y lleva 25 años. Pero no era eso lo que vociferaban las partes. Nos vendían que ya se iba a aprobar.

La Operación Chamartín, de puertas afuera, está parada. Hay lo que llamaron “Bases para la ordenación urbanística del área Estación de Chamartín, sur de Calle 30/Fuencarral, norte de Calle 30”, que se presentó como acuerdo entre ADIF, DCN y el Ayuntamiento de Madrid en julio de 2017.

Esta es la pregunta que todo ciudadano madrileño y los responsables de estamentos públicos se hacen. ¿Por qué la Operación Chamartín no está ya en marcha? Que responda el Ayuntamiento. Llevamos dos meses de retraso del plazo marcado por el propio Ayuntamiento.

Hay emergencia para aprobar la Operación Chamartín. ‘Sí, a toda prisa...Se aprueba ya’, nos había asegurado rotundo el mandamás de Distrito Castellana Norte (DCN), Antonio Béjar, hace unos meses cuando le preguntamos por el proyecto Madrid Nuevo Norte (MNN).

Rotundo. Claro. Sin ambigüedades. Se gira el señor Béjar, jefe de Distrito Castellana Norte (DCN) dependiente del BBVA y Constructora San José, y le da la espalda a este periodista para no seguir hablando. Porque no quiere y porque no le caemos simpáticos.

Alguien ha puesto el cartel: ‘Quedan... días’. En él, los puntos suspensivos se van sustituyendo, cada día, por la cifra que anuncia el tiempo que resta hasta fin de año.